... y por qué es tan urgente protegerlo
La agricultura fue y sigue siendo la principal amenaza para los bosques productores de agua del Parque Nacional Sierra de Bahoruco (PNSB). En menor grado influyen también los fuegos forestales, la montería y la explotación ilegal de especies, consideran Ramón Martínez y Yolanda León.
¿Por qué la agricultura?
“Algunas zonas del parque se cultivaron en el pasado y en años recientes, hace dos o tres años, cuando empezamos a denunciar con mucho trabajo la situación, iniciamos un proceso con el Ministerio de Medio Ambiente para recuperar el parque porque es abiertamente que está la agricultura. Si vas ahí no piensas que es un parque nacional, sino fincas privadas”, explica Yolanda.
Hace unos seis meses lograron erradicar los cultivos de ciclo corto, los más dañinos, de acuerdo con la bióloga e investigadora, “porque se hace en suelo desnudo, en pendiente, lo que provoca erosión de suelo y después no puede haber ni bosques ni cultivo ni nada”. Añade que es una pena que una vez alcanzado este logro volvieran las plantaciones.
“La agricultura ya se estaba asumiendo como un problema y se estaban dando pasos desde el mismo Ministerio de Medio Ambiente y es lo que nos molesta, que habíamos dado un paso de avance, un plan de recuperación. La primera parte, eliminar los cultivos de ciclo corto, ya se había logrado, y ahora estamos dando un revés que no es necesario”.
Sobre las plantaciones de aguacate que también existen en el área protegida piensa que tomará más tiempo eliminarlas debido a que es un cultivo perenne.
De acuerdo con datos del Grupo Jaragua, en la vertiente sur hay más de 30 kilómetros cuadrados del parque bajo agricultura.
Es un dato alarmante porque, como dice Martínez Batlle, el parque ha perdido alrededor de 100 kilómetros cuadrados desde 1973.
Según estudios realizados por el geógrafo para su tesis doctoral, el 7% del parque ya se había perdido entre 1973 y 2003, especialmente debido a la agricultura.
“En 30 años se perdieron 69 kilómetros cuadrados, que vienen siendo 69 áreas como el Jardín Botánico, explica Martínez.
Eso es un montón de territorio perdido, agrega, sobre todo porque ha sido en áreas de bosque nublado y pinar.
“El pinar se recupera, pero el bosque nublado no solo no se recupera fácilmente, sino que tampoco lo van a dejar, porque es donde está ahora la agricultura”.
¿Qué proponen ambos expertos? A corto plazo, y por la urgencia del tema, consideran que se debe de parar la entrada de equipos pesados que están en el parque con el interés de “rehabilitar y posiblemente abrir nuevos caminos para tener más acceso, vía camiones, a la agricultura intensiva”.
Pese a la sequía extrema del 2015 que provocó la quema de una zona del parque, Yolanda afirma que se trata de un bosque muy estable y la garantía de agua a futuro para las comunidades cercanas.
“Es nuestra garantía ante el cambio climático. Todo el mundo está diciendo que va a aumentar la aridez y ya estamos viendo cambios de estaciones, que se están moviendo más las lluvias. Nuestras garantías son nuestros bosques, es lo que se llama adaptación basada en ecosistemas, y lo que más estamos haciendo en desadaptación basada en ecosistemas porque lo que estamos haciendo es metiendo allí cultivos”.
De acuerdo con la docente e investigadora del Intec, “es especialmente crítico que lo único que te dé agua tú lo mates. Caramba, la gente no está viendo que se va a estrellar contra la pared”.
Martínez, a su vez, apunta: “Lo más grave desde mi punto de vista es la biodiversidad, pero desde el punto de vista de un habitante de la zona es el agua, porque se va a perder. No se han hecho estudios recientes en República Dominicana, pero en otros países sí se han hecho e indican que donde se pierde la cobertura arbórea los niveles de caudales o de aguas subterráneas, ambos, disminuyen. Esto está muy estudiado en todos los lugares, no hay que pensar que en Bahoruco no va a ser así”.
La Sociedad Ecológica de Pedernales y el clúster turístico de la provincia se han unido a la defensa del área protegida.