Leonel, sin mortajas y resucitando
“Es que para resucitar se debe haber muerto. El tiempo y los días, incluso los transcurridos entre lluvias, parecen estar plagados de cadáveres ansiosos de resurrección”. NOVA, Ignacio. Listín Diario. Jueves, 26 de julio del año 2018.
En tanto la salud nacional coordina el diálogo con los actores del Sistema Dominicano de la Seguridad Social (SDSS), hacemos un alto en el tema para observar cómo en las carnes y huesos del expresidente de la República Dominicana Leonel Fernández Reyna, como advertimos hace casi un mes, se opera un poderoso y —al juzgar por los números— auspicioso proceso de resucitación política. Es lo que luce atinado desprender de la reciente encuesta publicada por Mark PennNoticias SIN y Bernardo Vega ayer, veintidós de agosto del dos mil diez y ocho, en el diario HOY, aplicada sobre mil cinco encuestados del 2 al 6 del corriente mes y cuyo margen de error se estipula del ±3.1%.
La encuesta precede por un día a la aprobación de Ley de Agrupaciones y Partidos Políticos en la Cámara de Diputados y, por tres días, a su conversión en Ley, mediante su subsiguiente voto favorable en el Senado de la República, el pasado 09 de agosto.
De ser ciertos los datos de esta encuesta, constituiría una evidencia del porqué del manejo público dado a la aprobación de dicha Ley. Un manejo que sugiere a un equipo del expresidente Fernández optando por —como es propio en los buenos negociadores políticos— no mostrar su rotundo éxito ya que la Ley aprobada no impone a las organizaciones políticas formas de “convencionar”, algo que, junto a sus entramados, realidades o probabilidades funcionales, resultan favorables al ex mandatario y han pasado por alto nuestros “analistas” políticos.
Que se aprobara como la envió el mandatario, revela lo oculto bajo el iceberg: el acuerdo. Y en tanto dicha Ley iba de mano en mano, fluidos vitales se regeneraban y pasaban a realimentar los vasos sanguíneos y tejidos del ex mandatario puesto en coma por los muchos ataques que para fortalecer la gobernanza, satisfacer compromisos, pagar viejos acuerdos interinstitucionales y sacar indemne a compañeros de partido sindicados de corruptos por una oposición que a fuerza de látigo jurídico exigió en las calle, el ágora, los estadios y ante la prensa su asiento en la mesa de repartición de la res pública.
Hoy quien estaba en coma, casi muerto, por causas degenerativas o intento de asesinato, se revitaliza y empieza a andar impulsado por los versos de César Vallejo. Especialmente a lo interno de su partido, el de la Liberación Dominicana (PLD). Allí, junto a su esposa, la Dra. Margarita Cedeño de Fernández, retiene el 43% de la actual intensión de voto, según datos de la encuesta de Bernardo Vega, Mark Penn-Noticias SIN. Una cifra que denota y advierte un andar al filo de la navaja, que para llegar al 50%+1 se necesitará la concertación interna. La pregunta ¿es de esperarse una fuga de votos?, ¿es atinente?
Perseguido por la Marcha Verde, atizado por el gobierno, vilipendiado por la oposición, lapidado por los tiradores de la opinión pública, el doctor Leonel Fernández empieza a reconstruir su liderazgo con posibilidades de éxito, más que moderadas, frente a sus competidores políticos, internos o no. Queda atrás, con la encuesta Mark Penn-Noticias SIN, la ilusión de esa camada de entrañables dirigentes PLDeístas de que fraguase, a lo interno, una opción que ostentara un “relevo generacional” que el país ya impulsó, vivió y constató del 1996 al 2000. Muy a pesar de las afirmaciones de ciertos opinóbulos, emitidas a raíz de la aprobación de la “Ley de Partidos”, Leonel Fernández, como sugeríamos hace casi un mes, se revitaliza. A falta de encuestas que lo demostraran, el discurso político del período apuntaba a ello, incluso las declaraciones Reinaldo Pared del pasado julio. Y las de un Hipólito Mejía arremetiendo contra el presidente del PLD. Se ladra al que avanza, enseñó Quijote a Sancho. Antes, en Plena Cumbre, el Presidente sugirió que se caía. Es de honor reconocer que Leonel se recompone y revitaliza con piedrecitas en el zapato. Sí, se las llevarán el tiempo y el viento. Ahora, le dificultan avanzar con la prisa que todo resucitado político quisiera para regresar a la poltrona de caoba, a re ocupar su asiento en la vida pública.
Con la encuesta, el país tiene claras evidencias de la realidad del liderazgo de Leonel Fernández. Uno en cuyos hombros el gobierno del PLD en proceso pudo construir al “otro” que le urgía para atizar la disputa política obligada y requerida por la gobernanza, especialmente a falta de una oposición con seis años fraguándose sin cohesionarse con eficiencia y, especialmente, cada vez más presa y culpable del mayor pecado que en la democracia puede cometer tan descarada y sórdidamente hacia lo público una organización: el amor por el aristocrático apego al derecho político derivado de la jurídica y constitucionalmente extinta figura de la heredad consanguínea.
Que dicha encuesta afirme que a lo interno de la organización madre el Presidente de la República retiene el 24% de la intensión de voto es un poderoso argumento promotor de la armonía interna. 43% vs 24% a lo interno y 33% vs 31% a lo externo denotan y advierten que se anda al filo de la navaja. Llegar al 50%+1 reclama la fiera y radical concertación. Viene al bate el PRD-Miguel Vargas. La encuesta es altamente denotativa: fotografió el posicionamiento en la intensión de voto de las ofertas políticas afectadas especialmente por los temores, pasiones y convencimientos ocurridos en medio y en la meseta de un clima de álgido “debate” sobre temas socio-económicos, la reelección presidencial, la ley de partidos y sobre las disidencias Palacio-Partido gobernante. A lo largo de esta administración, Leonel Fernández ha manifestado sus dotes políticas, su inteligencia y su capacidad de aguante y silencio. No ha propiciado, pese al reclamo de sus seguidores fanatizados, un enfrentamiento directo con la Presidencia. Al contrario, ha soportado que el gobierno, en tanto emanado de la organización que preside, haga con él cuanto haya querido o necesitado, incluso usarlo como “sambá”, a falta de otro muñecón al cual la sociedad pueda culpar y golpear en su piñata, para hacer catarsis social después de 14 años consecutivos al frente de la cosa pública.