Una criatura nacida de la relación madre-hijo
INCESTO INUSUAL
"Aquel día recibí una llamada de admisiones para anunciarme la llegada al Programa Residencial de la Agencia de Rehabilitación de Adictos. Era parte de mi trabajo dar la bienvenida, orientar sobre las reglas y regulaciones, las diferentes fases del programa con sus privilegios y responsabilidades, la jerga y el funcionamiento de la comunidad terapeútica, entre otras cosas. Esa primera entrevista era crucial para establecer empatía entre el cliente y la directora del programa. Algunas preguntas sobre sus expectativas y las nuestras eran compartidas antes de asignarles su consejero primario, enfatizando que el primer paso para iniciar una recuperación es hablar con la verdad. '¿Son ustedes hermanos?' pregunté… y un notorio titubeo para responder hablaba de vergüenza y culpa. 'Si no están listos para compartir algo, yo los entiendo', les dije. 'Yo soy su padre y su hermano', dijo el mayor. Había aprendido que el psicólogo no debe asombrarse de las vivencias compartidas por los clientes por crudas que sean, por lo que ante esa revelación, no tuve más que respirar profundo, morderme los labios y decir con fingida calma, 'cuéntame cómo es eso'. Con la cabeza baja y los ojos dirigidos al suelo me contó que fue violado muchas veces por su madre, una adicta, quien también lo drogaba, y que resultado de esa relación entre ambos nació ese hermanohijo, que a la vez era hijo y nieto de su mamá. Ese día llegué a mi casa rogándole a Dios me ayudara a procesar y perdonar lo imperdonable".
Esta historia la comparte con los lectores de LISTÍN DIARIO, Lavinia Fernández, columnista de esta sección, a quien como especialista de la conducta le tocó ayudar a esta familia a sobrellevar la carga emocional dejada por la ocurrencia de un incesto de madre a hijo. Lo peor: dejó un fruto que hoy también sufre la vida que le ha tocado vivir.