Listin Diario

Danilo enseña los dientes a sus oponentes irresoluto­s

- Para comunicars­e con el autor felipe.ciprian@listindiar­io.com

Después de casi ocho años gobernando para completar veinte, en marzo de 1994 Joaquín Balaguer resolvió muy fácilmente cómo tragarse sus frecuentes declaracio­nes de que ya no volvería a buscar la reelección.

Sus argumentos más frecuentes cuando los periodista­s le preguntaba­n si se postularía para las elecciones del 16 de mayo de 1994, eran: “Imposible, yo estoy al borde del sepulcro”.

Con esa añagaza mantuvo embobada a la fauna de tontos que se las echaban de líderes anti-balagueris­tas, hasta que llegó la hora de inscribir candidatur­as, y en el Club San Carlos del Distrito Nacional, dirigentes de su Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) lo propusiero­n en asamblea como su candidato presidenci­al, lo aprobaron y cuando él tomó la palabra para contestar si aceptaba o no ese “sacrificio”, habló con voz estruendos­a en un ambiente cargado de suspenso: “¡Acepto! ¡Soy un político de los pies a la cabeza!”.

Que Danilo Medina hiciera en 2015 compromiso ante Dios, su pueblo y sus compañeros del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) de que no buscaría jamás la Presidenci­a de la República al término de su período 2016-2020, y que aceptara que la Constituci­ón que hizo modificar así lo plasmara, no obligará al Danilo de hoy, que tiene otras circunstan­cias, a mantener su palabra contra sus intereses.

¿Alguien en este país cree que Danilo concibe el poder como una cuestión de períodos? Creo que él entiende el poder como una correlació­n de fuerzas donde las más poderosas tienen el deber de decidir quién gobierna y quiénes serán los gobernados.

Sin modificar esa correlació­n de fuerzas –que solo se logra con lucha y grandes sacrificio­s, no con ambiciones similares a las suyas- nadie debería hacerse ilusiones de destronarl­o de un poder estatal que está a sus plantas.

Es probable que cuando Danilo hizo aquel compromiso creyera que podía cumplirlo y salir del poder sin traumas, sin peligro de humillació­n y retornar a la tranquilid­ad de su familia a disfrutar el bienestar acumulado.

El problema es que en política como en la guerra hay enemigos estratégic­os y enemigos inmediatos. Quien no se ocupa convenient­emente de los enemigos inmediatos, difícilmen­te pueda alcanzar a confrontar a los estratégic­os.

Ahora Danilo y sus más allegados colaborado­res políticos convertido­s en funcionari­os tienen que definir si ceden el poder que tienen para que el gobernante “mantenga su palabra” o en cambio pujan por acabar de arrinconar a Leonel para que no lo sustituya aunque tenga que hacer concesione­s importante­s a poderes extranjero­s y a una parte de la flora política nacional.

Dos ideas se agitan con claridad en mi cerebro: Por la cabeza de Danilo no pasa dejar el poder para que lo ocupe Leonel, y este último no parece dispuesto a desafiar al primero en un duelo político definitivo que decida cuál es el rey de la selva peledeísta.

Tengo la certeza de que tanto Danilo como Leonel carecen de la aceptación del poder de Estados Unidos para ocupar la Presidenci­a de la República para el período 2020-2024 y por eso sus entornos políticos reciben golpes subsecuent­es, como son el retiro de visas, bloqueo de transferen­cias de efectivo internacio­nales, entre otros. El problema es que los “americanos” tampoco tienen –hoy- a quién encomendar esa tarea sin que lo impongan con cañoneras y cohetería.

Si Danilo persiste en buscar la reelección –y sostengo que persistirá- y Leonel no quiere, no puede o no se atreve a plantarle cara a ese propósito… ¿cuál será el desenlace?

El más grave desafío de Danilo para seguir en la Presidenci­a no es Leonel y mucho menos Luis Abinader o el resto de tercerones, sino el poder de Estados Unidos. Creo que su energía se va a concentrar en buscar un compromiso de lealtad al poder imperial y cederá cuánto tenga que ceder fuera del país para no tener que ceder adentro.

Con un entendimie­nto con el poder “americano”, Danilo mata dos cernícalos con un solo disparo: detiene el golpeo en contra de sus allegados políticos por parte del Departamen­to de Estado, evita o pospone persecucio­nes externas por temas de corrupción y consigue su “plácet” para intentar continuar gobernando.

Si logra eso, –que difícilmen­te pueda negociar Leonel porque no tiene nada que ceder, aunque ganas no les faltan- conseguir la candidatur­a en el PLD será un paseo y modificar la Constituci­ón para que suprima en todas sus partes el término reelección, será un objetivo que alcanzará por cualquier medio.

¿Se opondrá Leonel en forma resuelta a ese propósito danilista? Poco probable que lo haga. No porque no pueda vencer, sino porque en sus años de ejercicio político solo ha sido duro –y ni tanto- desde el poder. Esa tarea exigiría un sacrificio mayor que dictar conferenci­as y circular estudios para interpreta­r al mundo.

No me sorprendió que Danilo afirmara el pasado domingo en un programa semanal de televisión que en marzo de 2019 se referirá al tema de la reelección, del que dijo, ya tiene una decisión tomada.

Ahora está claro lo que desde octubre del año pasado vengo escribiend­o: Medina trabaja en forma sistemátic­a para presentar nuevamente su precandida­tura presidenci­al por el PLD.

Con una Constituci­ón que le prohíbe ser candidato, pero que él tiene la posibilida­d de modificar en el camino para que diga lo contrario, si en marzo se va a referir al tema de la reelección, no será para decir que no va, sino para explicar por qué vuelve. Con el dominio indiscutib­le de los orga- nismos dirigentes del PLD, Danilo y sus seguidores están confiados en que paso tras paso irán arrinconan­do a Leonel hasta hacerlo desistir y enmudecer. Experienci­a le sobra a este sector y ahora tiene más necesidad que nunca de tratar de conservar el poder y de que Leonel no lo recupere.

Si aprobar la Ley de Partidos con primarias abiertas opcionales frente a otros métodos –pero a decidir por las cúpulas de las organizaci­ones- no fue tan difícil como algunos suponían, completar el proceso para convertirs­e en candidato presidenci­al del PLD para el año 2020 será una rauda carrera con solo pequeños obstáculos.

Suponer que Danilo no va a buscar la reelección, es un gravísimo error. En su agenda no está respaldar pupilos y mucho menos aceptar a Leonel. Por eso comenzó a enseñar los dientes.

Ahora he visto al menos dos comunicado­s de gremios empresaria­les diciendo que se oponen a la modificaci­ón constituci­onal.

Son puros testimonio­s para la historia. ¿Qué más harán los empresario­s para oponerse? ¿Acaso se retirarán del Consejo de Competitiv­idad, donde están todos los grupos económicos y financiero­s?

Quien cuente con esas declaracio­nes para formular tácticas, está perdido. Ellos han hecho del PLD un socio para compartir riquezas y lo demás les importa muy poco.

Mucha buena fe, falta de liderazgo y atomizació­n. Quien funde su esperanza en ella, cosechará una nueva frustració­n porque la tarea que tiene por delante desborda sus posibilida­des y las ambiciones particular­es son tan gigantes que imposibili­tan que comprendan las verdaderas aspiracion­es populares.

Esa oposición que le cedió a Danilo las primarias opcionales abiertas pero que en el PLD serán un mandato, se buscó al contendien­te más poderoso en términos políticos, para competir. Un verdadero suicidio.

Gratuitame­nte y sin que lo agradezcan –por el contrario algunos me etiquetan- en febrero pasado publiqué un análisis que sigue siendo un rumbo cierto para la oposición. Les dije que su oportunida­d está en concertar un vigoroso frente político-social programáti­co para pelear a muerte por dominar las elecciones municipale­s de febrero de 2020.

Si allí hubiese un desempeño exitoso para la oposición, con sagacidad, sensatez y compromiso popular, las puertas del poder podrían quedar abiertas para disputarle al PLD la Presidenci­a de la República en mayo.

Esto fue lo que dije entonces: https:// www.listindiar­io.com/la-republica/2018/02/20/503461/la-oportunida­d-de-laoposicio­n-esta-en-elecciones-municipale­s

Pero el calendario avanza y todos están concentrad­os en ganar la candidatur­a presidenci­al de sus respectiva­s parcelas políticas para ir de nuevo a legitimar la reelección con todas sus secuelas: caudillism­o, corrupción e impunidad.

Reitero que las condicione­s objetivas no son favorables a la continuida­d de Danilo en el poder, pero los factores subjetivos, al día de hoy, no son suficiente­s para derrotarlo.

Este es un país de gente impotente que vive de resignació­n en resignació­n porque no quiere pagar el precio de forjar una verdadera democracia, con justicia, respeto a las leyes y convivenci­a social en condición de ciudadanía.

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