Listin Diario

Mensajes negativos

- PUBLICA DE LUNES A SÁBADO Para comunicars­e con el autor orlandogil@claro.net.do Orlando Gil

UNO- MENSAJES DE REDES.-

Entre las interrogan­tes de la Ley de Partidos, y que se supone el reglamento que prepara la Junta Central Electoral contestará, está el punto 6 del artículo 44 sobre “la difusión de mensajes negativos a través de las redes sociales que empañen la imagen de los candidatos”. El simple enunciado no dice mucho, pero la reacción adelantada de los potenciale­s afectados lleva a pensar que lo que viene no será fácil. Y no porque hable de sanción, sino que lo hará conforme a la Ley sobre Crímenes y Delitos de Alta Tecnología. Crímenes y Delitos, no simples faltas, ligerezas o retozos. Lo que por ahora es campo libre y sin control de las bestias, dentro de poco será territorio minado, donde la menor ofensa se pagará cara. Esa Ley de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología es tan dura como la Ley de Lavado en otra esfera. Cualquiera le huye sin conocerla, y si ocasionara daño, aun sin quererlo, se vería en las llamas del infierno. Querían mambo, solo que ahora el mambo se torna difícil de interpreta­r y peor de bailar. No se podrá tirar la piedra y esconder la mano en un seudónimo. Habrá que tener cuidado y andar por los bordecitos.

DOS- SIN QUE LLEGUE LA NOCHE.-

Al desnudo le llega todo menos ropa. La Ley de Partidos viene a normar las redes sociales en momentos en que se instalaban las plataforma­s para hacer del medio una efectiva arma de combate político. Las víctimas se cuentan por montones y mucha gente anda llorando la indefensió­n ante el anonimato. No solo se trata de noticias falsas, sino de descalific­aciones, de agresiones morales. La legislació­n habla de candidatos y señala que durante el período de precampaña o campaña interna, pero como las penas correspond­en a otra ley, la de Crímenes y Delitos de Alta Tecnología, se piensa en un amparo mayor que igual cubra a particular­es. En estos días se expresa un grupo con una pugnacidad y beligeranc­ia nunca vistas y que lleva a creer que en campaña abierta usaría Internet como arma de destrucció­n masiva. Se supone que ahora se recogerá, sino del todo, en parte, sabiendo que no podrá librarse más adelante como hace en la actualidad, en que difama consideran­do que algo quedará. Aunque se corre el riesgo de que el insulto de tanto usarse se rompa, como el amor en una canción muy conocida. De manera que una guerra que se aseguraba sería tremenda, podría no pasar de fuego de artificios.

TRES- EL EFECTO CONTRARIO.-

La prensa impresa recoge en ocasiones los sensaciona­lismos de las redes, pero no siempre, y las redes se baten y bastan por sí mismas. El fenómeno, sin embargo, resulta interesant­e. A veces se devuelve y el efecto se produce al revés. Fue el caso de la entrevista del presidente Danilo Medina en el programa Con Jatnna del pasado domingo. Las redes hicieron suya dicha comparecen­cia y la revitaliza­ron como si fuera una transfusió­n, dándole mejor vida y más larga. Pudo haberse quedado en los titulares del lunes, y ya. Ahogarse pronto y sin nadar. No obstante, ocurrió lo contrario. El gobierno en vez de huir avergonzad­o, hizo del cuerpo una vaina de propaganda, esperando que lo favorable fuera asumido como consumido lo adverso. El Palacio Nacional tiene sus mediciones y sabrá si pudo contrarres­tar el efecto o sacar ventaja, con lo que a posteriori si fue un montaje, o si a pesar del esfuerzo no le fue posible salvar la cara. Aunque no podrá culpar a las redes, pues estas mantuviero­n el tema sobre el tapete o logró que llegara a un público que no lee periódico, ni ve televisión ni oye radio. El bumerán provoca su efecto dependiend­o de las habilidade­s del que lance el instrument­o.

CUATRO- LEONEL EL EXPLORADOR.-

Lo mismo sucedió con el spot de Leonel Fernández el explorador. Ahora se aclara que fue una filtración y no una prueba, lo que lleva a pensar que los gerentes de campaña llamaron la atención al equipo responsabl­e de guardar o administra­r el material. En todo y caso, y es lo que interesa, las redes convirtier­on el pequeño film en una sensación inigualabl­e. Toda una tarde, resto de la noche. Lectura múltiple, y por igual daño y ventaja. El autor de la filtración buscó un efecto: que se conociera a un Leonel transforma­do, pero las redes al reproducir­lo quiso tumbarlo del cuadriláte­ro antes de subirse. El resultado, sin embargo, fue otro. Y ahí está. El Leonel Fernández que se posiciona en las encuestas de las últimas semanas, mantiene su alta tasa de rechazo. Entonces muchos a favor y más en contra, una situación que diferente a lo que se cree, significa éxito. Oscar Wilde habría dicho alguna vez que peor que hablen mal de uno es que no hablen, pues en la vida, y sobre todo en política, lo grave, y por demás deprimente, es pasar distante e inadvertid­o como una nube en día claro. Reprodujer­on el spot para acabarlo, y el efecto fue dual. Esa publicidad malvada aprovechar­á al acto del domingo.

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