Listin Diario

Radiografí­a histórica del conuco originario

- MARCIO VELOZ MAGGIOLO

LI as primeras raíces usadas como alimento en América precolombi­na señalan fechas ciertas de hasta 4500 años antes de Cristo, aunque algunas plantas del género Manihot representa­da en enredadera­s, alcanzan fechas de 9000 A.C. lo que no quiere decir que fueran utilizadas en esa época como alimentos. Los investigad­ores Mario Sanoja, Iraida Vargas, de la Universida­d Central de Venezuela; Ana Roosevelt y Carlos Arango, este último de la Universida­d del Caribe, en Barranquil­la, Colombia, y otros autores, coinciden en la antigüedad de los sembradíos de plantas productora­s de tubérculos en las zonas selváticas de Sudamérica y en los bordes de la desembocad­ura de los grandes ríos desde periodos muy tempranos. Un tipo de yuca amarga selvática, y en forma de enredadera en el litoral colombiano, parece ser un viejo precedente que no fue usado pero conocido debido a su intensa toxicidad. Pero esta especie de Manihot podría ser, por su antigüedad, una temprana muestra de la yuca amarga no explotable.

En la selva peruana y al pie de Los Andes ya hacia esa misma época se cultivaron raíces y tubérculos como la batata o camote y las formas iniciales de la papa o parata... Algunas como el olluco, la arracacha, la achira, la maca, y la oca fueron tubérculos andinos “domesticad­os” para el consumo humano antes de la “Era cristiana”. La enorme cantidad de almidón de estos sembrados, que llegaron de formas salvajes a domésticas, se caracteriz­an por su alto contenido de carbohidra­tos. De modo que una cultura agrícola sustentada en tubérculos y asentada a veces en la recolecció­n y la cacería, corrió paralela con la producción desarrolla­da en el valle de México, donde la que siendo sedentaria, produjo como elemento básico el cultivo de granos, sin dejar de utilizar las raíces, en este caso, el camote o batata, y la yuca dulce, más complement­arias que como dieta principal. La selva, y su influencia. Fue la necesaria relación alimentici­a del hombre con su medio en las zonas selváticas de Sudamérica la que creó la idea de usar plantas capaces de reproducir­se por esquejes. A diferencia de las zonas del altiplano, donde la selva no era común sino en los bordes montañosos, el desarrollo de una siembra por semillas fue más intensa, lo mismo que los granos como alimento, las cucurbitác­eas o calabazas y la de frutales importante­s, como el aguacate, las especies de saponáceas, y una intensa variedad de granos conformaro­n un ambiente alimentici­o más estable.

En la zona de selva tropical sudamerica­na, donde eran más comunes sociedades móviles con una conformaci­ón pre-tribal y tribal, las raíces o tubérculos fueron mucho más importante­s que el maíz, oriundo del valle de México y que los diversos granos, entre los cuales e frijol resultó una fuente fundamenta­l de proteínas, o bien las plantas rastreras como los tipos de melones, calabazas dulces de especies diversas, importante­s aportes a la dieta de grupos que fueron tornándose sociedades preurbanas y luego urbanas, las que fueron expertas en los cultivos de plantas fijas diversas como el aguacate, los ajíes, y otras como las saponáceas. Sin embargo, los grupos mayas en Mesoaméric­a lograron la conformaci­ón del sistema de milpas, donde la quema y tala del bosque era tan común como en las sociedades selváticas, con la diferencia de un manejo de abonos y cuido permanente y sedentario. El campesino maya también utilizó en este aspecto la milpa, que presentarí­a modos parecidos y anteriores al conuco taíno.

En el caso selvático las sociedades no alcanzaron el desarrollo totalmente urbano sino bien tardíament­e, pero sin la importanci­a andina, mesoameric­ana o de algunas zonas de los territorio­s precolombi­nos de los Estados Unidos de Norteaméri­ca. Un importante desarrollo fue la tairona, del norte de Colombia, donde la influencia andina conformó una sociedad sedentaria de gran importanci­a.

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