La carta de Umbrales a su Paola
Cuando la hija de mi dilecto amigo gaditano, Joaquín Umbrales, cumplió 18 años, este le regaló un bolígrafo grabado con su nombre; y con el corazón en una mano y el alma en la otra, le escribió con amor la siguiente carta que, con su autorización, comparto con Ustedes.
“Querida ‘niña del Pá’: Este bolígrafo simboliza el inicio de tu nueva vida, la que comienzas a andar hoy al cumplir tus dieciocho y estar a unos días de comenzar tus estudios universitarios. Con él irás escribiendo cada día, con cada paso, con cada decisión acertada o errónea, lo que será el resto de tu vida. Comienzo por recordarte, más bien advertirte que los errores no existen. Ellos son apenas ensayos para acertar, como lo es la derrota de la victoria. Por eso, rendirse no tiene sentido y quejarse es una pérdida de tiempo. De hoy en más, lo que hagas, decidas, pienses o sientas, será tú decisión, y tuya será la responsabilidad. A partir de ahora, sólo podré ser tu apoyo, el guía que ha intentado mostrarte el camino desde el amor y su experiencia. El Pá siempre estará aquí para ti. Bastará que lo llames o incluso que lo pienses. Si cada lágrima enseña a los humanos una verdad, cada obstáculo que encuentres en la vida será una oportunidad para crecer y ser más fuerte.
Las que siguen son las palabras de vida, que las experiencias, el tanto rodar y la lectura me han regalado. Entre ellas están las mías y también las de muchos otros, de los que durante todos estos años he aprendido. De alguna manera, todos somos uno, hija, la humanidad es nuestra familia y el mundo es nuestra casa, la de todos. (...). Ahora, comienzo con esta frase que ha guiado la vida de muchos, incluido tu padre. A Dios, Alá, al Ser o a la mismísima vida, oro y pido porque te conceda: “LA SERENIDAD PARA ACEPTAR LAS COSAS QUE NO PUEDES CAMBIAR, EL VALOR PARA CAMBIAR LAS COSAS QUE SÍ PUEDO, Y LA SABIDURÍA PARA DISTINGUIR LA DIFERENCIA”. Por tu felicidad, por tu entereza ante las tentaciones que irán llegando, por tu fortaleza ante los golpes que, como las caricias, te regalará la vida, quiero que recuerdes y tengas presente que un viaje de miles de kilómetros comienza con el primer paso. Que nunca debes temer a las caídas, lo que importa es levantarse; al fin, cuando tropezamos avanzamos un paso. Recuerda, que lo más valioso no son las cosas que tienes, sino a quiénes tienes en tu vida; que a perdonar se aprende perdonando. Que el dinero es importante; con él puedes comprar casi todo, menos aquellas cosas por las que vale la pena vivir o incluso morir”. (...) Por tu paz interior y tu felicidad... “nunca tomes decisiones cuando estés enojada, ni hagas promesas cuando estés demasiado feliz; cuídate de quien no tiene nada que perder, y aprende a decir NO con cortesía y presteza... PERO APRENDE A DECIR NO. Y no esperes que la vida sea justa, porque no lo es, hija mía. Di siempre “gracias” y “por favor”, “las palabras mágicas” de las que tanto te hablé en tu infancia. (...)
Si algo no sucede como estaba previsto, significa que lo mejor está por llegar. No desesperes. Todo ocurre cuando tiene que ocurrir, y no antes. Aprecia el presente, porque es lo único que tendrás siempre. Y ama. Ama profundamente, que el amar es la medida del vivir, pero eso sí, amor, no hagas depender tu felicidad y tu paz interior de nadie, absolutamente de nadie. Finalmente, te pido nunca olvidar las tres “R’s” de nuestros diálogos durante tu infancia: Respeto a ti misma; Respeto a los demás; y Responsabilidad por todas tus acciones. Y aprenderás, claro que aprenderás, pero sólo con el tiempo, con errores y aciertos aprenderás, y por todo el tiempo y siempre papá estará aquí para ti.
Que Dios Buda y la vida te bendigan.
Tu pá.”