Félix Cruz Jiminián el gran filántropo
Dice el pequeño Larousse ilustrado, que un filántropo es el que profesa amor a sus semejantes y procura mejorar su suerte. Esta respuesta encaja perfectamente en la personalidad de nuestro propulsor, quien ha dado muestras siempre de ser un hombre que ama la humanidad. Nosotros hemos sido testigo de primer orden en los casos que Cruz Jiminián atendió en su clínica y en sus hogares a los ex peloteros Manolete Cáceres y Bell Arias, a ambos les prodigó mucho cariño, lo internó en su hospital y le dio servicios de salud en sus respectivas casas.
Había que ver con el esmero y cuidado que Félix atendía a sus pacientes. Recordamos muy bien que en varias ocasiones viajamos a San Pedro de Macorís a visitar a Bell Arias, que estaba mal de salud y acompañábamos al médico en aquellas visitas que él realizaba periódicamente. Sería muy extensa esta crónica si insertamos todo lo que sabemos de las virtudes de nuestro amigo en atender a los desposeídos enfermos.
Es bueno señalar que los ancianos pobres que viven en Cristo Rey, la Fundación Cruz Jiminián le provee comidas todos los días. En esa entrega va un plato de comida, un guineo, un vaso de jugo y un pedazo de pan. Para aquellos que sus condiciones de salud y edad no les permiten trasladarse, la entidad tiene contratado, con apoyo de la Dirección de Desarrollo de la Comunidad, una persona que les lleva la comida a sus casas en una motocicleta.
Allí, en la Fundación, los beneficiarios no solo reciben la comida que se sirve a las 12:00 del mediodía, sino que desde temprano en la mañana y durante las primeras horas de la tarde, los envejecientes se reúnen en el comedor, donde cantan, conversan unos con otros, se les levanta el autoestima y reciben atenciones médicas gratuitas, a través de un seguro médico que les facilita la Clínica Cruz Jiminián.
¡Qué buena sería la vida dominicana si hubiera muchos Cruz Jiminián!