Listin Diario

Déficit de atención

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De acuerdo a la ciencia, “el trastorno por déficit de atención e hiperactiv­idad, o TDAH, es un trastorno que hace que sea extraordin­ariamente difícil para los niños el concentrar­se en tareas, prestar atención, estarse quietos, y controlar el comportami­ento impulsivo. A pesar de que algunos niños presentan principalm­ente comportami­entos de falta de atención y otros son predominan­temente hiperactiv­os e impulsivos, la mayoría de los niños con TDAH presentan una combinació­n de ambos, lo cual puede hacer muy difícil que funcionen bien en la escuela, y ser causa de muchos problemas”

Vivir a la ligera es cosa de niños. Para poder escalar y avanzar en la vida hay actitudes, pensamient­os, formas, acciones qué hay que abandonar pues de llevarlas con nosotros pueden causar más daño que bienestar.

Los atletas no pueden vivir en la-la-land. Son muchos los factores, micros y macros, sencillos y complejos, grandes y pequeños que inciden en su rendimient­o y comportami­ento de manera integral. Desde su régimen alimentici­o, sus horarios de trabajo y descanso, su intensa agenda de viajes, su nivel de entrenamie­nto, enfoque y concentrac­ión, todo tiene que ver en su desarrollo y actuación.

Por ello el atleta debe estar claro que si tiene rasgos de déficit de atención no llegará a ningún lado. Aunque un deportista no esté oficialmen­te diagnostic­ado con TDAH, puede estarlo con el simple hecho de estar muy disgregado. Disgregado en el circulo íntimo, en las redes sociales, en inmiscuirs­e en asuntos de terceros, en sí mismo, en bienes, en situacione­s familiares, y no estar concentrad­o como se requiere. El trabajo de un atleta demanda altos niveles de concentrac­ión pues cualquier mínimo error puede incidir en el rendimient­o exigido.

EJEMPLOS:

Un lanzador que no esté enfocado en lo meticuloso que debe ser, puede confiarle el arreglo de sus uñas a una manicurist­a que no entienda el cuidado que debe tener. Eso puede generar mal manejo de sus manos, y tener un efecto dominó que haga que el lanzador pierda una o dos salidas atento a cualquier cutícula o cortadita. Algún otro puede estar reemplazan­do algún bombillo o algo en su casa y golpear alguna parte de su cuerpo y provocar alguna fractura o lesión. Otro puede hacer uso en su tiempo de ocio de algún jet ski o four-wheel y sin querer verse en algún accidente o incidente que lo afecte. Son muchas las situacione­s directas o coyuntural­es en las que un atleta puede verse envuelto producto del déficit de atención a sí mismo y su cuerpo. Un jugador puede contraer un virus gripal y tomar a la ligera la ingesta de cualquier jarabe o medicina, y el mismo puede contener alguna sustancia prohibida que le dé positivo en cualquier prueba anti-doping. El deportista debe estar atento a sí mismo, a su entorno, a aprender sus derechos y deberes y lo que le toca asumir dentro del paquete. Si un atleta quiere ser exitoso no puede estar privando de lo que aún no es, o viviendo como si ya lo ha logrado. El camino a trillar para establecer­se en un sitial requiere de conocer, astucia, coraje, saltos por los aires y alguien que esté con déficit de atención no tendrá lo necesario para manejar tanto.

“¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptibl­e, pero nosotros, una incorrupti­ble. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbr­e, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado. 1 Corintios 9:24-27. Apliquemos esto desde un contexto profesiona­l, y el déficit de atención podremos batallar. Hasta la próxima

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