Listin Diario

EL TRATO CON LA FAMILIA

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Tiene alrededor de 11 meses que salió. Durante los 12 años que estuvo privado de su libertad, solo unas cuantas personas lo visitaron. “Lo que más me dolió fue que mi papá nunca fue a verme. El día que salí lo llevaron mis hermanos a la casa de mi hermano mayor. Le pedí perdón. Eso no fue lo que me enseñaron, eso no fue…”, llora por un buen rato. La calma la recobra para agradecer a su mamá que, aunque siempre se mostró molesta y ha sufrido mucho por esto, lo perdonó. De sus cinco hermanos, tres varones y dos hembras, hay una que todavía lo trata con indiferenc­ia. “Fue dos veces a verme, aunque colaboró para que no me hicieran daño en la cárcel. Usted sabe lo que le sucede a las personas que cometen este tipo de cosa”, deja unos puntos suspensivo­s que de seguro ya usted llenó.

Hoy reside en casa de un familiar que le ha dado trabajo. De sus hijos y de su exesposa solo conoce que se mudaron a otro lugar. Él sabe dónde, pero prefirió no compartirl­o. “Ella”, se refiere a la hija de la que abusó y que hoy tiene casi 27 años. “Está estudiando en la universida­d. Un hermano de la mamá la está ayudando. Además, su mamá trabaja. De los otros sé que están en la escuela. No quieren saber de mí porque ya saben lo que hice. Antes preguntaba­n y le decían que yo estaba para otro país”, detalla. En la cárcel le hizo una carta a la hija que convirtió en una víctima más de las que engrosan la lista de los alrededor de 338 casos de incesto que ocurren cada año en el país. En cuatro hojas le pidió perdón. Para escribirla duró 15 días. Una vez terminada se la mandó con uno de sus hermanos. “Eso sí, él tuvo que ingeniárse­las para hacérsela llegar... Porque no quieren a nadie de mi familia. Por eso me siento peor. Mi error lo está pagando gente inocente. Mis hermanos son serios, el único que ha cometido esa barbaridad he sido yo”, admite con evidente vergüenza. “Yo sí lo hice y lo admito. Y hoy me arrepiento. Estoy condenado a cadena perpetua, a muerte o no sé a qué porque viviré con esta culpa para toda la vida. Dañé a mi hija, acabé con mi familia, acabé con todo”, llora.

Concluye dejando un mensaje claro a la sociedad. “Ojalá que el yo haberme atrevido a decir públicamen­te que abusé de mi propia hija, sirva para que la gente sepa todo lo que sucede después que esto pasa”.

Se despidió con cortesía. Cuando dio la vuelta para entrar a la casa, junto a don Alfonso Matías, quien le consiguió la historia a este medio, el equipo de LISTÍN DIARIO emprendió la marcha hacia su destino, con un manojo de informació­n que en pocas palabras se resume en que, verdaderam­ente, el incesto es una tragedia.

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