LOS HIJOS DE EDIPO
La mitología griega registra la impresionante historia de Edipo, el hijo del rey de Tebas que desconociendo su origen de cuna, mató al rey de Tebas, que era su padre, y luego se casó con la viuda de este, que era su propia madre.
A partir de esta leyenda, se tipifica como “Complejo de Edipo” toda relación sexual (incesto) que se produce entre personas ligadas por lazos sanguíneos, sean padres e hijos o hermanos, como algunos casos que el LISTÍN DIARIO ha descrito en una serie de reportajes esta semana.
Los instintos que han marcado estas aberraciones humanas han estado presentes en muchos hombres y mujeres que han abusado de sus hijos, tanto en relaciones heterosexuales como homosexuales, que también abarcan a hermanos y abuelos. Las historias fueron dramáticas, repugnantes y suscitaron hondas penas entre quienes han pasado por estas experiencias, sea en forma directa como indirecta. Tocaron las fibras de nuestros lectores y nos pusieron a pensar en que la sociedad tiene que hacer ya la catarsis entre una realidad perceptible, aunque silenciada u ocultada.
Los casos narrados para el LISTÍN DIARIO forman parte de los 388 que han llegado hasta la justicia porque las víctimas, superando miedos y chantajes, vergüenza y múltiples traumas, decidieron contar sus tragedias.
Y si bien la justicia ha castigado a los culpables del incesto con fuertes penas, el manejo público de estos asuntos ha sido tradicionalmente muy limitado, para no profundizar las heridas abiertas de las víctimas.
Pero, en verdad, lo que procede es denunciar y exponer estos peligros latentes, para que el estigma sirva de disuasivo a quienes por morbo, ansiedad sexual o desenfreno moral cometen semejantes violaciones.
Cuando los feminicidios y las amenazas a las mujeres fueron considerados dentro de las categorías delictivas sobre las que la justicia tenía que descargar toda su fuerza punitiva, muchos lo piensan antes de aventurarse a estas locuras, aunque todavía sigue siendo alta la cifra de asesinatos de mujeres producto de una cultura machista que es preciso desmantelar.
Esto mismo debemos de hacer con los incestuosos, porque con sus aberraciones han destruido a sus propias familias y han marcado para siempre sus atormentadas conciencias. Y la sociedad no puede ser indiferente. Tiene que fomentar un estado de conciencia para advertir a los niños, niñas y adolescentes que el peligro siempre acecha .... aun en sus propios hogares, entre quienes menos sospechaban.