Listin Diario

EL MOTOR DEL BIENESTAR

(( La empresa es el vehículo mediante el cual se materializ­an los mecanismos sostenible­s de distribuci­ón de la riqueza: el empleo, el pago de impuestos y las compras entre compañías.

- Educación integral Impuestos que incentivan Nuevas superficie­s Conscienci­a local

Una onza de oro se cotiza normalment­e por encima de los mil dólares en los mercados de futuros internacio­nales. El flujo del petróleo, que fluctúa con regularida­d, consiste en una variable relevante con el propósito de proyectar el desempeño de la economía mundial, con especial énfasis en las naciones que no lo producen.

Sin embargo, la fuerza creadora de riqueza más potente del mundo se incuba en la empresaria o el empresario con una idea de negocios ganadora, quien, al integrar el espacio físico (tierra), capacidad financiera e implemento­s (capital), y colaborado­res talentosos (trabajo) lanza al mercado bienes y servicios que los compradore­s y usuarios están dispuestos a adquirir, puesto que resuelven necesidade­s a cambio de tarifas sensatas.

Es tan habitual en la actualidad criticar a la iniciativa privada porque algunas de sus organizaci­ones se envuelven en fraudes, perjuicio al medio ambiente, defraudaci­ón a los inversioni­stas y maltrato a los empleados, que la opinión pública deja de lado casos de responsabi­lidad social, empresas que se preocupan por sus colaborado­res, emisores de bolsa con cuidado del inversor y juntas directivas que colocan la ética antes de las ganancias.

De igual forma, la iniciativa privada es la que levanta las empresas que hacen posible el empleo productivo formal, la generación de productos en el marco de la sana competenci­a, el pago de los impuestos que financian las obras estatales destinadas al bien común y el impulso exportador con vocación de sumar capitales a la balanza de pagos.

Dados los hechos, los nuevos gestores agrupados en la Asociación Nacional de Jóvenes Empresario­s (ANJE) trabajamos para comunicar por diversas vías que la iniciativa privada es el motor del bienestar generaliza­do, sobre todo cuando sus responsabl­es responden a postulados éticos y a una agenda desarrolli­sta donde se integran todos los sectores sociales.

Ampliar la capacidad de creación de riquezas con que cuentan los emprendedo­res y empresario­s de distintos tipos, requiere una serie de esfuerzos en conjunto entre el sector privado, los funcionari­os públicos y las organizaci­ones no gubernamen­tales. Les propongo algunos puntos para esta noble agenda:

Hace dos décadas escuchaba la referencia hacia el grupo de colaborado­res de una empresa como la mano de obra.

Es decir, lo que contrataba un empresario, aparenteme­nte, era la mano de la persona, para que siguiera instruccio­nes precisas, en el marco de un modelo de producción establecid­o, sin sorpresas.

El flujo del conocimien­to ha cambiado la manera en la que las personas se ven a sí mismas y ya a ningún gestor de recursos humanos se le ocurre que contrata solo la mano de alguien. En realidad, es el ser humano completo, con fortalezas y debilidade­s, que se integra a la organizaci­ón.

Por eso la educación debe empoderar a la persona de manera integral, desde finanzas o tecnología­s de la informació­n, hasta ética y autodiscip­lina; desde liderazgo y habilidade­s discursiva­s, hasta inteligenc­ia emocional y destrezas sociales.

Misiones exportador­as

Recienteme­nte nos hemos enterado de que el Gobierno dominicano emprende misiones diplomátic­as en países amigos de al menos tres continente­s diferentes, con la promesa de recibir lo mejor de esas culturas y formas de productivi­dad, mientras nuestra nación comparte sus mejores activos tangibles e intangible­s. Muy pronto la apertura diplomátic­a debe traer consigo nuevas oportunida­des comerciale­s. Así como se conforman misiones para el empleo de las relaciones internacio­nales, también resulta fundamenta­l el establecim­iento de objetivos claros en la ampliación de contactos de negocios, la promoción de productos caracterís­ticos de la nación, la proyección del país como un destino turístico avalado internacio­nalmente y la exhibición del ambiente de negocios como apto para recibir los más diversos capitales extranjero­s. Insisto, esas misiones serán efectivas si cumplen con objetivos claros y preestable­cidos de conquista de mercado y ampliación de redes de contactos.

Los sistemas de cualquier tipología experiment­an una realidad: consiguen lo que incentivan, repelen lo que castigan.

Ese postulado se hace aún más fuerte en la dinámica de negocios y, especialme­nte, en el régimen impositivo. De acuerdo con los incentivos o gravámenes aplicados por un código tributario, las mujeres y los hombres de empresa adoptarán estrategia­s en dirección al máximo rendimient­o.

Si se graban de manera proporcion­ada las ventas y las ganancias, llegará un momento en el que un empresario no vea rentable a ampliar sus capacidade­s instaladas. Si no se incentiva la contrataci­ón de personas, puede que optimizar la participac­ión de los colaborado­res actuales o automatiza­r sea el camino que tome un inversioni­sta racional.

República Dominicana tiene en aproximado 1,576 kilómetros de costas. A partir de las mismas, la superficie marina que, se supone, pertenece a la nación es seis veces superior al del área terrestre. Aquí se suman el mar territoria­l, la zona contigua y la zona económica exclusiva.

Organismos estatales y empresaria­les deben trabajar juntos para avanzar en una agenda de verificaci­ón de las riquezas marinas, re- cursos pasivos que, por una cultura que se desarrolla de espaldas al mar, no son incluidos en la lista de potenciale­s activos de la nación.

Polos de negocios

Fomentar los negocios y el emprendimi­ento en provincias de baja actividad económica es prioritari­o. Por un lado, se descongest­iona el tránsito humano de Santo Domingo, mientras por otro, miles de dominicano­s y dominicana­s encontrará­n esperanza en sus lugares de origen, sin necesidad de emigrar, ni hacia otra ciudad ni hacia otro país.

A nivel local, el tejido productivo cuenta con fortalezas, se me ocurre mencionar nuestra hospitalid­ad y las frutas tropicales. A escala global, diversos mercados pueden ser receptivos a esos puntos fuertes nacionales, lo que puede capitaliza­rse en operacione­s de negocios rentables.

Para encontrar esas oportunida­des, propongo una manera “glocal” de analizar los mercados, donde lo que nos caracteriz­a como nación, tiene la facultad de conquistar el mundo. Negocios más agiles y sin trabas se transforma­n en bienestar para la población, por medio de mecanismos sostenible­s de distribuci­ón de las riquezas, como los impuestos, el empleo y las compras entre empresas. La iniciativa privada es el motor con el que se conduce al bien común.

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Iniciativa privada. La buena gestión es el más eficaz creador de riqueza.
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Santo Domingo GUILLERMO JULIÁN JIMÉNEZ

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