NUESTRO FUTURO COMIENZA EN CASA
Bajo este epígrafe, el Plan Lea del LISTÍN DIARIO ha entrado en su vigésimo noveno año abanderando una causa irrenunciable: la de ayudar a devolver a la familia su rol natural como primera escuela de una sociedad.
Ese rol ha entrado en declive por varias razones: porque muchas familias han quedado divididas, porque los padres han perdido el ánimo de educar y porque sus hijos, sean niños o adolescentes, crecen sin conocer ni practicar el verdadero sentido de la noción de familia.
Ha tenido que ser el magisterio, en la escuela o en el colegio, el que haya asumido en la medida de lo posible, la carga de responsabilidades que le tocaba a la familia tradicional de ser fuente de valores y ejemplos, una tarea nada fácil.
El Plan Lea (lectura escolar actualizada) nació en el inicio del segundo centenario del LISTÍN DIARIO como un instrumento de llevar el diario a las escuelas, y en esta larga experiencia de 29 años ha desarrollado numerosas herramientas que acercan más al alumno con sus maestros y a ambos con sus familias.
Sus múltiples publicaciones, en fascículos o contenidos digitales, van dirigidas a acentuar el compromiso de los padres en la formación de sus hijos. Si no pueden involucrarse de manera directa, pues que lo hagan a través de las asociaciones de padres de la escuela, para no quedarse ajenos o al margen del proceso formativo.
Como evento estelar de su 29 aniversario, el Plan Lea promovió ayer la conferencia “La familia del siglo 21, retos y oportunidades”, a cargo del prestigioso conferencista internacional César Vidal Manzanares, una comparecencia precedida de los discursos de los ministros de Educación, Andrés Navarro; y de la Mujer, Janet Camilo. Ambos ministerios ratificaron su compromiso de acompañar al LISTÍN DIARIO en la tarea de crear conciencia de que “nuestro futuro comienza en casa”, para alentar toda iniciativa que involucre a los padres, estén unidos o no bajo un mismo techo, y se ocupen directamente de aportar a la enseñanza de valores de sus hijos.
Allí donde falta el padre, lo que cabe esperar son las catastróficas consecuencias que afrontan sus hijos, en materia de aprendizaje, de sociabilización, de conducta y de sano crecimiento, al perder el punto del apoyo familiar que necesitaban para labrarse un mejor destino.