Kavanaugh en su audiencia
Brett Kavanaugh, el nominado por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, para convertirse en juez del Tribunal Supremo defendió ayer la separación de poderes en el primer día del proceso de confirmación de su candidatura, en medio de protestas que incluso interrumpieron la sesión en el Senado.
“El Tribunal Supremo es la última línea de defensa de la separación de poderes y los derechos y libertades garantizadas en la Constitución”, expresó Kavanaugh ante el Comité Judicial de la Cámara Alta, donde la oposición demócrata había criticado a Trump previamente por sus declaraciones polémicas sobre la Justicia. El magistrado incidió en que el alto tribunal “nunca puede ser visto como una institución partidista”, a pesar de que sus jueces son elegidos por el presidente y confirmados por el Senado.
Kavanaugh también prometió que mantendrá “una mente abierta en todos los casos”, en un mensaje con el que parecía buscar el apoyo de las filas progresistas, entre las que ha surgido una gran preocupación por potenciales retrocesos en derechos sociales como el aborto.
En la sala y el edificio de las audiencias se produjeron continuas protestas durante el día, unas manifestaciones en las que fueron detenidas 70 personas, según la Policía del Capitolio, y se entonaron consignas contra la posición de Kavanaugh en ámbitos como el aborto y el derecho a portar armas.