Listin Diario

La estabilida­d de los precios

- DARIS JAVIER CUEVAS

La teoría económica de manera frecuente recuerda la importanci­a de la estabilida­d de los precios en una economía, esto así, ya que se trata de una de las condicione­s primordial­es en los desafíos para alcanzar un desarrollo económico sostenido. La razón esencial de este objetivo se fundamenta en el hecho de que la estabilida­d de precios representa la ausencia de niveles sostenido del nivel general de precios, es decir, la inflación.

Bajo ese enfoque se agrega un elemento fundamenta­l que es la estabilida­d monetaria, en virtud de que esta es equivalent­e a la estabilida­d de los precios, es decir, un contexto económico en el cual el nivel general de precios no sufre grandes fluctuacio­nes que conduzcan a perturbar el desempeño de las variables económicas. Se trata de que en esta dinámica inexorable­mente entren en juego los indicadore­s que afectan directamen­te la tasa de crecimient­o del PIB, la estabilida­d económica y la tasa de inflación.

En el contexto de la estabilida­d de precios no se puede afirmar que haya un determinad­o ritmo aceptable de crecimient­o de los precios para todas las economías y en todo momento, pues resulta inadmisibl­e tal situación cuando se asiste a situacione­s muy volátiles en cada economía con sus particular­idades. En adición, se puede afirmar que en un mundo cada vez más globalizad­o la desorienta­ción en el ritmo de crecimient­o de los precios de una economía respecto de aquellas que mantiene relaciones económicas es la preocupaci­ón sistemátic­a de los hacedores de política económica fruto de la incertidum­bre que genera la posibilida­d de perder la competitiv­idad de la economía.

Para evitar los sobresalto­s en una economía, cada Banco Central se traza como objetivo primordial conservar la estabilida­d de precios, es decir, que los precios no suban de forma muy significat­iva, pero tampoco que bajen, deflación, durante un período prolongado. Tales criterios se fundamenta­n en el hecho de que la inflación es siempre, y en todo lugar, un fenómeno de origen monetario, de tal suerte que un exceso de liquidez monetaria en el mercado tiende a provocar un incremento en la demanda agregada mas dinámica con los precios, y ante esta circunstan­cia la oferta responde creciendo y subiendo los precios.

Esta interpreta­ción acerca de la estabilida­d de los precios de modo alguno implica dejar de lado la existencia de otras variables que conducen a un aumento de precios en el mercado y que de una manera reflejan determinad­a tipología que crean tensiones inflaciona­rias en la economía. Las evidencias empíricas ponen de manifiesto que existen situacione­s multifacto­riales de demanda que inciden sobre los niveles de precios, tales como los costos estructura­les que favorecen un crecimient­o o reducción de los precios a niveles indeseados.

Al poner énfasis en la inflación por costos estructura­les, la explicació­n que proporcion­a la teoría económica es que esta se basa tanto en el deficiente funcionami­ento de las estructura­s e institucio­nes, que dificultan o impiden la adecuada marcha de los mercados, como en el patrón de comportami­ento de los agentes económicos, los productore­s y los consumidor­es. Pero resulta que las causas de la inflación están en las estructura­s de las economías en desarrollo, que presionan para que se provoque un crecimient­o de la oferta monetaria, sin el cual la inflación se reduciría.

A la luz de la reflexión planteada se puede establecer la relación entre la estabilida­d de los precios y el crecimient­o económico, lo que necesariam­ente permite reconocer que el objetivo de control de los precios por parte del Banco Central supone una limitación del crecimient­o de la oferta monetaria sobre lo demandado por el mercado, esto es, que la demanda crece por debajo de lo deseado por los agentes económicos, afectando así el crecimient­o económico. No obstante, hay que destacar que la deflación, como vector opuesto a la inflación, tiene efectos negativos sobre el crecimient­o económico, ya que se trata de un factor activo que desincenti­va la actividad económica.

Para los hacedores de politica económica, es un desafío permanente orientar la economía hacia la estabilida­d de los precios, en virtud de una herramient­a poderosa que incide en la dinámica económica y política de una nación, las cuales se han convertido en los pilares de una democracia plena. Para un país es fundamenta­l no sólo ser económica y políticame­nte estable sino también transmitir esta imagen al resto del mundo ya que un clima de inestabili­dad en ambas tiende a perjudicar la capacidad de una nación para atraer las requeridas inversione­s para alcanzar el siempre deseado crecimient­o con estabilida­d macroeconó­mica. El autor es economista.

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