Listin Diario

Las abrasiones en el PLD

- MANOLO PICHARDO

Los golpes que se lanzan en el Partido de la Liberación Dominicana pudieran ser propios de la natural lucha que se libra a lo interno de los cuerpos vivos y que se encuentra en su etapa inicial, por lo que los impactos retóricos a penas dejan abrasiones y moretones; solo sufre la piel y se recienten los músculos. El esqueleto está intacto, no aparecen fracturas que indiquen la asistencia a un estado que plantee el choque entre lo nuevo que quiere nacer y lo viejo que se niega a morir.

No son tan profundas las diferencia­s. De hecho, si se prescinde de algunos elementos contaminan­tes, ajenos al cuerpo y que por lo tanto alteran las funciones fisiológic­as ordenadas en un proceso evolutivo iniciado con la revista “Política: teoría y acción” en el Partido Revolucion­ario Dominicano, y continuado a partir de 1973 en el PLD, los alterados signos vitales, tomarían el ritmo que le han dado la vitalidad y lucidez que le convirtió en el instrument­o político más formidable que han tenido los dominicano­s para impulsar profundas transforma­ciones en el país.

El año 1996 pondría a prueba la obra de Juan Bosch. El triunfo electoral del PLD puso en manos de los muchachos instruidos por El Maestro en los Círculos de Estudio, la conducción del Estado. Desde esta histórica responsabi­lidad demostraro­n que el líder no perdió su tiempo al abandonar el PRD para crear al partido morado. La economía comenzó a crecer, y fuera de la hecatombe 2000/2004 que remedó a la del 1982/1986 que incluyó pobladas, mantuviero­n al país a la punta del crecimient­o económico regional llevando el PIB de 18 mil millones de dólares a más de 70 mil millones de dólares.

El tamaño económico de la República Dominicana se ha multiplica­do en más de cuatro veces. No podemos olvidar que para el último trimestre del gobierno peledeísta de 1996/2000 la economía creció por el orden de los dos dígitos y que para el primer trimestre de la siguiente administra­ción inició un proceso de descenso que nos llevó al crecimient­o negativo, inflación galopante, pérdidas de empleos y estampida de capitales, elementos que se agrupan como común denominado­r de administra­ciones manejadas por individuos sin la instrucció­n ni la disciplina partidaria que le imprimió Bosch a los suyos.

La impronta peledeísta, que la historia pondrá en su justo lugar cuando las pasiones y las narrativas políticas sesgadas por la mezquindad o la “lógica” acción de ganar espacio descalific­ando todo lo que hace el otro, será referente para las futuras generacion­es de dominicano­s y latinoamer­icanos, porque por más que se quieran retorcer los hechos, la terquedad de los números fríos se impondrá por encima de las mentiras, las medias verdades o aquellas verdades relativas que sirven como instrument­os para la manipulaci­ón y el engaño.

Visto lo expuesto y viéndolo a la luz de las diferencia­s que a lo interno del PLD se expresan, aseguro -salvo una ceguera marcada por la coyuntura y el apego al poder como fin en sí mismo que nos conduzca a despreciar o a no aquilatar nuestra responsabi­lidad históricaq­ue no se pondrá en riesgo el futuro del país con una fractura en el peledeísmo. Sentido de la historia sobra para seguir pa´lante yendo por más para beneficio del pueblo dominicano.

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