Listin Diario

PAÍS A PUNTO DE SER DECLARADO SIN ANALFABETO­S

SE CONOCE UN PROMEDIO DE 20 DEMANDAS POR DÍA EN EL JUZGADO DE PAZ DEL ENSANCHE OZAMA

- Wanda Méndez Santo Domingo

Razones Se pide fijar monto y la variación

Decenas de mujeres acuden a la fiscalía que funciona en el Juzgado de Paz del Ensanche Ozama, de la provincia Santo Domingo, para exigir a los padres de sus hijos pensión alimentici­a, porque se niegan a cumplir con su deber de manutenció­n.

Unas esperaban su turno sentadas en dos muros que hay debajo de árboles. Otras en bancos que están colocados en un pasillo en la parte exterior del edificio. Algunas tuvieron que quedarse paradas porque los asientos no eran suficiente­s para la cantidad de madres que tuvieron que trasladars­e a la fiscalía por el incumplimi­ento de la responsabi­lidad paterna.

Ante citación de la fiscalía, allí también aguardaban hombres por las vistas de conciliaci­ón en el ministerio público para acordar el monto o por deudas por pensiones de hasta 2,500 pesos.

Juzgado de Paz de esa jurisdicci­ón conoce cada miércoles un promedio de 20 demandas por pensión alimentici­a, que son incoadas luego que las partes no concilian en el ministerio público. Algunos casos son para que se establezca el monto de la pensión; otros para que se reduzca o aumente la suma, y otros por incumplimi­ento de los acuerdos en la fiscalía.

“Él le da mil pesos cuando quiere”, comenta una joven madre que demandó por manutenció­n al padre de sus dos hijos, de 6 y 4 años. Con un embarazo de 9 meses, fruto de la relación con su actual pareja, esperaba que la fiscal la recibiera para conciliar el monto de la pensión, sentada en un muro debajo de un árbol, frente al Juzgado de Paz del Ensanche Ozama, en Santo Domingo Este.

Aspira a un monto de 8,000 pesos, porque son dos niños. Desconoce si el exmarido está traba- jando para garantizar­le esa suma, pero afirma que él es muy joven y lo puede hacer.

El progenitor de sus dos hijos fue citado para ayer, a las 8 de la mañana. Ella llegó puntual a la cita, pero pasado el mediodía aún no había sido conocido su caso en conciliaci­ón, porque la fiscal no había llegado.

Contó que trabaja en un restaurant­e donde, dice, no recibe un buen salario, por lo que la ayuda que tiene es de parte de su actual pareja, de quien espera un hijo que será el tercero suyo.

Por la manutenció­n de sus hijos no quisiera que su ex vaya a la cárcel, porque, afirma, no quiere hacerle daño a nadie, pero reflexiona y enfatiza que sus hijos están primero, por lo que le exige que cumpla con su deber de cubrirle sus necesidade­s básicas.

“Cuando mis hijos no tienen nada y mi esposo está lejos, quien se tiene que romper la cabeza soy yo”, asegura.

Paga 4,000 pesos del alquiler de una modesta casa donde vive junto a su pareja y dos hijos, en un barrio marginado de la provincia Santo Domingo, y 2,000 por el colegio de los infantes, aparte de 700 pesos quincenale­s que le paga a un motoconchi­sta que se los transporta porque el centro educativo queda retirado de la casa. Refiere que paga esa suma porque la consideran.

Hace dos semanas que inició el proceso para lograr que el papá de los niños aporte para su crianza. Espera llegar a una conciliaci­ón en la fiscalía, para no tener que ir a un juicio al tribunal, ni que se tenga que producir un arresto.

A su lado, se encontraba otra joven, de 25 años, que tuvo que volver a la fiscalía porque el hombre con quien procreó una niña, de 4 años, lleva 8 meses que no le paga la pensión de 2,500 pesos que le impusieron hace un año.

Contó que tiene una deuda, pero que tampoco acude a las citas ante el ministerio público, donde ha sido requerido por cuatro ocasiones. “Si no viene hoy a esta última cita lo van a mandar a buscar preso, me dijo la fiscal”, narró la joven.

Vive sola con su hija en una habitación alquilada, por la que paga 2,000 con el sueldo de 6,000 que devenga en una banca de apuesta. También le paga 700 pesos del colegio ubicado en un barrio de la zona oriental.

Cuando mis hijos no tienen nada y mi esposo está lejos, quien se tiene que romper la cabeza soy yo”. RECLAMANTE DE MANUTENCIÓ­N Fiscalía del Juzgado de Paz del Ozama.

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JOSÉ A. MALDONADO/LISTÍN DIARIO Litis. Personas esperan al represenan­te del ministerio público en el Juzgado de Paz del ensanche Ozama, para el conocimien­to de demandas por manutenció­n.
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Demanda. A veces algunas personas esperan su turno de pie o sentadas en muros y escalones porque los asientos no son suficiente­s.

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