Se ponen brutos
Aunque parezca paradójico, el comportamiento de un sector de la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) indica claramente que, y como dice coloquialmente la población, los maestros se han puesto brutos.
Rompiendo sus propios récords de insensatez, y bajo un cuestionable argumento reivindicativo, las acciones de ese segmento apuestan al caos y a la desestabilización utilizando el paro de docencia como ariete principal de sus despropósitos. Una insensibilidad mezquina que solo tiene explicación en la lucha de intereses económicos y políticos que mueve a una parte de la dirigencia de la ADP, y para la cual no existen límites ni sentido de proporción.
El más reciente capítulo de esta tragicomedia de mal gusto fue la acusación por parte de la ADP de que cerca de cinco mil maestros que aprobaron el concurso de oposición del Ministerio de Educación (MINERD) no habían sido nombrados, y que en cambio se estaban designando a profesores que reprobaron ese examen.
Otra más de las mentiras con que se ha venido manejando el gremio y que fue desenmascarada por el MINERD al revelar que solamente son 636 las plazas las que faltan por nombrar, correspondientes a 294 maestros, 272 orientadores y 70 directores en todo el país. Con malsana intención y pese a tener toda la información al respecto, la ADP no dice que para el año escolar 20182019, se nombraron 800 maestros del banco de elegibles ni que al ganar los concursos los nombramientos salen de forma automática sino mediante un proceso administrativo.
Pero al rosario de falsedades de la cúpula adepeísta se adiciona también la denuncia de que el gremio sería excluido en el proceso de reforma de la Ley General de Educación, cuando, y a instancias del propio ministro de Educación Andrés Navarro, el sindicato tendrá plena participación en los debates, consultas, asambleas, paneles y congresos que realizará en los próximos días el Consejo Económico y Social.
Resulta penoso ver cómo el criterio de piñata y la glotonería que produce el 4 por ciento asignado a la Educación, así como la mezquindad de no soportar los éxitos gerenciales ni el brillo político de un ministro no proveniente del sector hagan que gentes consideradas supuestamente inteligentes dejen de serlo y se pongan brutas.