RESPONSABILIDAD COMPARTIDA
El problema de la basura electrónica o e-waste exige una respuesta integral. Por un lado, los fabricantes tienen la responsabilidad de apostar por el uso de materiales menos contaminantes y ejecutar acciones sociales de concientización y de recolección de los desechos de sus productos. Por otro lado, se encuentra el Estado, que tiene la obligación de crear políticas públicas para mitigar el problema. “Es el Estado el que tiene que buscar normativas o leyes que lleven a los fabricantes a tener mayor responsabilidad sobre esos desechos afirma Morrison-, pero que también oriente a los consumidores para que sepan tratarlos y luego, tanto el tema de las alcaldías, el Ministerio de Medio Ambiente, poder tener procedimientos de tratamiento de desechos sólidos y también clasificación de los mismos y hasta dar licencias y estimular al negocio y la explotación del desperdicio electrónico”.
Y es que, según el especialista, la gran salida a esta problemática consiste en ver los residuos electrónicos como una oportunidad de negocio.
Entre los materiales que integran estos aparatos se encuentran pequeñas cantidades de metales preciosos (por ejemplo, oro y plata), además de otros componentes que pueden ser de gran valor económico.