HURACANES PERSIGUEN A MUJER DOMINICANA
Vio a David y Georges, y ahora espera a Florence en EEUU.
Hace años una dominicana sufrió los estragos de los huracanes David y Georges en República Dominicana. Ahora tiene miedo de Florence, el fenómeno meteorológico categoría cuatro que se acerca a su nuevo destino: Carolina del Norte, en Estados Unidos.
“Yo viví el ciclón David y el huracán George, ya no quiero ver el de aquí porque después de lo que pasó en la Florida y en Puerto Rico de verdad no quiero repetir la historia. El de aquí no lo quiero ver”, comentó Yomiris Bueno a reporteros de LISTÍN DIARIO en conversación telefónica.
Ella vive específicamente en la localidad de Ahoskie, en el condado de Hertford. Allí ya se han agotado los artículos de primera necesidad como el agua, alimentos enlatados y pan.
El domingo, doña Yomiris junto a su esposo tuvo que recorrer varios establecimientos comerciales hasta dar con agua potable a un precio más elevado que lo usual. Por la escasez le pasó por la mente trasladarse hasta el estado de Virginia, que está a cuarenta minutos de distancia de su residencia.
El Centro Nacional de Huracanes informó ayer en un boletín que Florence podría ingresar entre Carolina del Norte y Sur durante la mañana del jueves.
“Todo está calmado, se ve el cielo nublado, pero tenemos el plan de movernos”, contó la mujer proveniente de Santiago Rodríguez.
Ella, su esposo y sus hijos piensan trasladarse en los próximos días a un refugio. El más cercano que tienen es un hospital que está a cinco minutos de su hogar.
Desde la mañana Yomiris ha comenzado a guardar en fundas plásticas artículos que tienen un valor sentimental, como fotografías de sus parientes y documentos importantes que se pueden arruinar con las lluvias. Escasez
“El fin de semana ya comencé a comprar y a guardar provisiones, ya en las tiendas está todo el mundo buscando agua. Un amigo no pudo comprar agua hasta por la noche”, dice para explicar el estado de ansiedad en que se encuentra la localidad.
“Yo fui con mi esposo el domingo y ya no había pan y alimentos secos y los enlatados ya se estaban agotando. Tuvimos que recorrer tres supermercados para poder comprar. Vamos a tener que llegar hasta Virginia a comprar. Nosotros pudimos conseguir agua pero la conseguimos a un precio más caro”, explica.
“Todo el mundo está como entrado en pánico.