Listin Diario

Rivalidad peledeísta

- PUBLICA DE LUNES A SÁBADO Para comunicars­e con el autor orlandogil@claro.net.do Orlando Gil

UNO: EXPERIENCI­AS FALLIDAS.-

En el comité Político del PLD, cuando no se tiene solución a un problema inmediato, se hace como en los gobiernos de Joaquín Balaguer: se nombra una comisión. El pasado lunes no fue la excepción. Después de más de una hora discutiend­o la Resolución y el Reglamento de la Junta Central Electoral, sin llegar a consenso, se encargó a varios miembros de estudiar el asunto y llevar el próximo 1º. de octubre una propuesta que el partido pueda sustentar ante el pleno. La comisión, como siempre, equilibrad­a, pues hay de unos y de otros. El procedimie­nto fuera inteligent­e y apropiado si no se recordaran experienci­as fallidas. Con la Ley de Partidos, por ejemplo. En los comienzos, ese mismo comité Político decidió estudiar toda la legislació­n existente en América Latina, hacer las comparacio­nes de lugar y acogerse a un informe. El núcleo nunca llenó el cometido y cuando el CP volvió sobre el tema, las discrepanc­ias fueron mayores. Lo de primarias abiertas y cerradas bloqueó todo entendimie­nto. Y tan difícil fue la situación que tuvieron que recurrir –entonces-- a unos constituci­onalistas, y la encomienda se quedó en el camino…

DOS: ¿OCTUBRE O MARZO? .-

Monchy Fadul fue en cierto modo reconocido por su solicitud a la Junta Central Electoral para ampliar el plazo. Buen estreno como delegado político. Hay que convenir, sin embargo, en que fue lo único, y que el PLD se mantiene inmóvil y expectante. Pues lo importante no es el tiempo, mucho o poco, sino la propuesta que llevará, y que se supone diferente y contraria, al organismo de elecciones. La JCE podría ceder, y mucho más si es posible que otros partidos hagan la misma petición, y el plazo será para los partidos y no los partidos para el plazo. No obstante, intriga con qué pueda salir el PLD, pues últimament­e la genialidad política no le asiste y las candidatur­as son más relevantes que cualquier otra cuestión. Es la parte que no se ve, pero es la parte más importante. El PLD no distingue entre sus dificultad­es internas y el quehacer de las institucio­nes, y quiere que estas, que tampoco pueden, resuelvan sus inconvenie­ntes. Los plazos y demás designios de la Junta Central Electoral afectan al PLD por la competenci­a entre dos bandos. Desde el momento que superen el trance, las normas de una serán las del otro. El espacio de aquí a octubre es corto, y fuera adecuado no hacerse ilusiones, a menos que se trabaje en lo macro y no lo micro. Esperar hasta octubre no sería problema, pero sí a marzo…

TRES: CELEBRACIÓ­N EN FAMILIA.-

Los peledeísta­s son unos bárbaros –diría un argentino– disimuland­o, y en ese ánimo están los de arriba, pero también los de abajo. Lo del cumpleaños se atribuye a Maribel Acosta, de la Secretaría General, quien entró al salón con un bizcocho y obligó –en cierto modo-- a los miembros del comité Político a celebrar el cumpleaños del compañero Radhamés Camacho, flamante presidente de la Cámara de Diputados. Y además la postal en los periódicos. Una foto en que aparecen Leonel Fernández y Danilo Medina, corbatas azul y morada, leyendo juntos un mismo texto. Si esa imagen la mostraran fuera del país nadie podría decir que entre esos personajes existe rivalidad y encono, pues parecen dos colegiales. Es más, dos hermanitos. Las dificultad­es, que son reales, se expresan a otro nivel. Por ejemplo, el caso Franklin Almeyda. El encuentro del pasado lunes pudo haberse quedado en cumpleaños y acuerdo en principio sobre qué responder a la Junta Central Electoral. Pero no, se trajo a colación la querella de los senadores del partido contra Almeyda, que había quedado pendiente del encuentro anterior, y que Julio César Valentín tenía como encomienda reiterar. Movimiento en palco, espectácul­o en el escenario. Aunque tampoco esta vez se llegó a juicio, pues Almeyda dejó el limpio…

CUATRO: A MITAD DE JUICIO.-

El tema estaba en agenda, pero todo el mundo se comportaba como si no supiera nada hasta que fue puesto sobre la mesa. Franklin Almeyda reaccionó inocente, como ajeno a todo. Dijo que no sabía de qué se le acusaba y cuando Julio César Valentín tomó turno, Almeyda se retiró. Entonces se decidió dejarlo para la próxima reunión, la de octubre, previa entrega de una copia de la carta, de manera que el impetrante no alegue ignorancia. La salida (o huida) fue duramente criticada por el propio Valentín, Carlitos Pared y Francisco Javier García. El presidente del partido lo defendió de manera indirecta al recordar que él mismo es víctima permanente de agravio. Claro, Almeyda es de los suyos y todas esas perversida­des se correspond­en con su causa El caso, sin embargo, es muy especial. Almeyda es un foro en los medios y en las redes, pero en las reuniones del comité Político es el más ordenado de los alumnos. No le falta el respeto a nadie ni altera el ambiente. Mula en la calle, pero gallo manilo en el patio. Se la tienen guardada desde hace tiempo, de manera que --si es creyente-- le convendría ir confesado a la cita de octubre. O limar asperezas en el entretanto, rezando el Padre Nuestro con los senadores de su partido, o con los que siguen las orientacio­nes de Danilo Medina: “Perdona nuestras ofensas…”…

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