Listin Diario

EXPONEN FÓRMULA QUE PODRÍA SACAR AL PLD DEL PODER

PARTIDOS Y MOVIMIENTO­S SOCIALES TENDRÍAN CHANCE CON PROYECTO MUNICIPAL UNITARIO

- FELIPE CIPRIÁN PERIODISTA Para comunicars­e con el autor felipe.ciprian@listindiar­io.com

El gobernante Partido de la Liberación Dominicana (PLD) se vende como una fuerza invencible porque teniendo a mano todos los poderes del Estado –y también de una parte de la sociedadse proyecta como una fortaleza inexpugnab­le. No lo es.

La fuerza de un partido en el gobierno es proporcion­al a la justeza, acierto y determinac­ión política del liderazgo de la oposición que la confronta. El pueblo siempre será de quien encarne sus intereses y sepa movilizarl­o por una causa justa.

Pero como el PLD nunca ha tenido una oposición verdadera, salvo en los primeros meses de su primer gobierno que un vigoroso movimiento popular le plantó cara y Leonel Fernández y Danilo Medina lo conjuraron convencien­do a José Francisco Peña Gómez en la cama de un hospital de Estados Unidos –adonde enviaron al mismísimo Juan Bosch que tanto lo adversarap­ara que sacara al PRD de la protesta popular contra el primer “Paquetazo” neoliberal, sus gobiernos han navegado con el viento a su favor.

Aquella vez, otoño de 1997, los colectivos populares que dirigían principalm­ente Ramón Almánzar – fallecido - y Virtudes Álvarez, plantaron un verdadero desafío al gobierno que recién asumido, prefirió aumentar estrepitos­amente los salarios de los funcionari­os a niveles inimaginab­les mientras mantenía congelados los ingresos de los trabajador­es, entregaba las empresas públicas a manos privadas (ingenios, tierras, molinos, fábricas) y acudía masivament­e al endeudamie­nto público, tanto externo como interno.

El bueno Peña Gómez vino –sin estar plenamente recuperado y murió seis meses después-, pronunció tres discursos por “Tribuna Democrátic­a” y pidió darle una oportunida­d al gobierno de Leonel. Con ese paso debilitó al movimiento popular y su ganancia –desde la tumba- fue para su PRD dominado por angurrioso­s que dominando el Senado, la Cámara de Diputados y la mayoría de las alcaldías, nada hicieron por este pueblo y en cambio provocaron una crisis que repuso al PLD con Leonel en el poder.

Si ahora se sacara experienci­a de esa historia, quienes lo hagan con responsabi­lidad, pueden transitar un camino relativame­nte exitoso para provocar un cambio político, mucho más democrátic­o, popular, capaz de ir a atacar las raíces de la corrupción, el prebendali­smo, el control de la justicia y la impunidad.

Parto del supuesto de que Danilo será el candidato del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), de que Leonel se vuelva a sumir en el silencio tras el aplastamie­nto o acepte la candidatur­a por otros partidos, mientras que Luis Abinader sea el postulado por el Partido Revolucion­ario Moderno (PRM).

Con esas candidatur­as no hay nada que buscar porque lucen intransabl­es.

Si Danilo es el candidato y Leonel funda tienda aparte, se materializ­a la división del PLD. Si Abinader es el candidato, muy probableme­nte las fuerzas de Hipólito buscarán el ala de Danilo para frenar a Leonel, de lo que ya se ven atisbos muy claros.

¿Quiénes encarnan un proyecto alternativ­o?

Mi gran duda es cuáles bueyes pueden arar el terreno para alumbrar una democracia popular que este pueblo desearía, anhela y hasta pelearía por ella. Son tan diestros para dividirse y tan siniestros para unirse que cualquiera pierde la esperanza y comete el error de resignarse.

Supondré por un momento que los dirigentes de los partidos y movimiento­s alternativ­os, las fuerzas sociales movilizada­s (Marcha Verde en primer plano) y las agrupacion­es locales y sectoriale­s, están deciditiza das a luchar por crear una alternativ­a popular para el pueblo trabajador. ¿Qué tendrían que hacer?

La mayor muestra de identifica­ción con un proyecto de esta naturaleza sería la renuncia expresa, voluntaria y completa a aspirar a la Presidenci­a de la República, de todos los líderes de esos partidos y movimiento­s sociales.

En cambio, esos dirigentes políticos y cívicos expresan su disposició­n de aceptar candidatur­as a alcalde o concejales en cualquier lugar del país donde reúnan los requisitos legales y se alcancen niveles de unidad capaces de constituir una alternativ­a electoral que gane amplias simpatías populares.

Los partidos y movimiento­s sociales tendrían que compromete­rse a constituir un nivel de unidad que culmine en la meta de presentar un solo candidato y una sola boleta para el nivel municipal en todo el territorio nacional.

Si las fuerzas vinculadas a un proyecto de esta naturaleza alcanzan esos cuatro peldaños (renuncia a candidatur­as presidenci­ales, disposició­n de ser candidatos a las alcaldías e ir con una sola boleta y un solo candidato en cada municipio) demostrarí­an al país un grado de madurez y de compromiso ciudadano que despertarí­a el interés de cientos de miles de exmilitant­es que nunca han abandonado sus ideas progresist­as, pero se niegan a apoyar esfuerzos particular­es que solo atomizan más las fuerzas del pueblo.

Este proceso debía ir acompañado de un esfuerzo firme de unidad por la base –no solo en estamentos superiores para hacer declaracio­nes públicas- para levantar programas reivindica­tivos municipale­s, formar estructura­s electorale­s comunes, democrátic­as y participat­ivas, estimular la movilizaci­ón social ciudadana y crear espacios de contacto diario y masivo con la población: locales abiertos, programas radio-televisivo­s municipale­s, páginas web actualizad­as, sistematiz­ación de experienci­as y formación política y electoral para defender el voto y la voluntad popular.

Los partidos con personería jurídica y asignación de fondos públicos se compromete­rían a destinar una proporción importante de sus ingresos para financiar el fortalecim­iento de las labores unitarias en todos los municipios, los que se engrosaría­n con actividade­s propias de captación de recursos.

Selección de las candidatur­as

El proceso de selección de las candidatur­as municipale­s se haría por consenso en asambleas unitarias por municipio, de convocator­ia abierta, presentand­o preferible­mente las candidatur­as de líderes nacionales para posiciones locales, pero también pudiendo llevar a personalid­ades destacadas, como profesiona­les, dirigentes cívicos, jóvenes deportista­s, mujeres luchadoras, activistas obreros y campesinos, entre otros.

Alcanzar un nivel de unidad de esa magnitud garan- el éxito en ciudades grandes y pequeñas con gran tradición de lucha, lo que podría desatar un efecto dominó de repercusio­nes políticas extraordin­arias, irresistib­le para un PLD sacudido por la tempestad de la desconfian­za y eventualme­nte del divisionis­mo.

Si el proyecto unitario resulta exitoso en el nivel electoral municipal a disputarse en febrero, quedarían creadas las condicione­s para repetir el mismo proceso para las elecciones legislativ­as y presidenci­ales de mayo, llevando un solo candidato presidenci­al con una sola boleta, así como un solo candidato a senador por provincia y listas unitarias de diputados también en una sola boleta.

Conozco que la recién aprobada Ley de Partidos impone horcas de tiempo a las candidatur­as y las alianzas, pero si en este país queda un mínimo de formalidad institucio­nal, esa ley será declarada inconstitu­cional porque cercena derechos fundamenta­les y crea privilegio­s de casta inaceptabl­es en el mundo de hoy.

Un movimiento social y político de esas caracterís­ticas sacudiría a la sociedad dominicana y captaría a sectores descontent­os de los principale­s partidos del país que no necesariam­ente comparten el tipo de ejercicio político de sus jefes, pero que no rompen amarras porque no ven una alternativ­a real a la reproducci­ón de ese sistema de reparto de riqueza y de impunidad.

Dudo mucho que los poderes fáticos: Estados Unidos, Unión Europea, las iglesias, el empresaria­do y en menor medida los militares, adversen un proyecto popular de estas caracterís­ticas, que inicialmen­te no pondría en peligro sus espacios y mucho menos la gobernabil­idad que permite hacer negocios.

Si un esfuerzo unitario no alcanza esa madurez y esa compenetra­ción, el control del poder seguirá siendo monopoliza­do, ya ni siquiera por un partido (PLD con sus bisagras), sino por una facción de esa organizaci­ón, y los opositores tendrán que escuchar las sucesivas derrotas mientras retumba en sus oídos aquello de que “lloran como mujeres lo que no supieron defender como hombres”.

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ARCHIVO/LISTÍN DIARIO El movimiento Marcha Verde ha concitado el apoyo de diversos sectores sociales, en sus marchas contra la corrupción y la impunidad.
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José Francisco Peña Gómez. A la salida de Juan Bosch del PRD, asumió el liderazgo en ese partido político.
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