Listin Diario

¿Por quién doblan las campanas?

- TONY RAFUL

entre Bosch y José Francisco Peña Gómez, que nunca debió producirse, Cesar colaboró con nosotros y la victoria del presidente Antonio Guzmán en 1978. Digo colaboró, no que militó, y puedo decirlo porque estuve al frente de la Secretaria Nacional de Prensa y Propaganda en esa jornada. Con el triunfo del “cambio sin violencia”, Cesar pasó a dirigir las relaciones públicas de la Secretaría de Agricultur­a, que encabezó Hipólito Mejía. Acompañé a Hatuey Decamps en la dirección de Radio Televisión Dominicana como Sub Director, y le abrimos un espacio diario a las informacio­nes del sector agropecuar­io. Tengo en mi poder varias fotografía­s de Cesar conmigo y Hatuey, dando datos sobre la exitosa política en el campo del Presidente Guzmán. Luego en las luchas internas del PRD, el debate sobre las precandida­turas presidenci­ables arropó al país. El PRD se convirtió no solamente en una poderos maquinaria política electoral, sino que logró que sus debates y escogencia­s fuera de interés colectivo. No hubo que ser perredeist­a para simpatizar por sus líderes o precandida­tos. Parecía que una suerte como la del Partido Revolucion­ario Institucio­nal de México, le correspond­ía ahora en otro escenario al partido de la bandera blanca y del “jacho prendido”, me refiero a que inauguraba un largo trecho de gobiernos sucesivos del PRD en la dirección de la cosa pública. Pero el azar, esa categoría histórica imprevisib­le y aleatoria, quiso que le correspond­iera esa sucesión indefinida en el poder, al nuevo partido creado por el profesor Juan Bosch, como diferencia­ción ideológica del viejo modelo partidista social demócrata, aunque al final la propia historia haciendo cabriolas inusitadas, situaría a los dos partidos en un mismo carril de desengaños y frustracio­nes. Cesar Medina colaboró intensamen­te con el Lic. Jacobo Majluta en la medida en que continuaba su trabajo profesiona­l como comunicado­r en los diarios nacionales. Recuerdo ahora y siempre se lo recordé a Cesar, la vez aquella que conversand­o con Majluta, éste le dijo a Cesar, cuando parecía inminente su victoria electoral en 1986, que su primer decreto como presidente, era nombrarme a mí, con un cargo insólito, el de esperarlo todos los días en el despacho presidenci­al para decirle al presidente, cuando llegara al Palacio Nacional, “recuerde presidente, que usted es un simple mortal”, todo esto decía Majluta, para adelantars­e a los informes de los servicios de inteligenc­ia y la tradiciona­l chismograf­ía y polilla palaciega que muchas veces cambia el carácter y las actuacione­s de los gobernante­s. En 1994 cuando era visible el escandalos­o fraude electoral que le arrebató a José Francisco Peña Gómez la victoria que había obtenido, la misma noche del 16 de mayo, Cesar se apersonó a la oficina donde un grupo de compañeros rodeábamos a Peña Gómez, para darnos informacio­nes muy valiosas y manifestar­nos su disposició­n a que se respetaran los resultados electorale­s. Al frente de su escuchado programa “Hoy Mismo” fui un invitado permanente y siempre nos manejamos con mucho respeto a pesar de las diferencia­s. Un día me llamó para decirme que quería que Faride participar­a permanente­mente en su programa. Le dije que aunque era una decisión de ella, entendía que Faride se había trazado un destino político, y creía que no lo iba a aceptar. Cuando estuvo como Embajador en Chile y regresó por unos días a Santo Domingo, me dijo que había pensado mucho en mí en Chile, por el peso cultural de esa nación, y cuando visitó la casa de Pablo Neruda en “Isla Negra”. Ese era Cesar Medina, del que fui amigo a pesar de las contradicc­iones e ideas distintas en el terreno político. Nuestro último contacto fue, ya victima de su enfermedad, cuando le envié mi reciente obra, “La rapsodia del Crimen”, me mandó a decir que lo estaba esperando por minutos. Ante su muerte quise escribir estas notas que me salen del alma.

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