Listin Diario

DE NUEVO EL

No se puede esperar a que ocurra el caso, sino trabajar en la prevención del abuso sexual a menores.

- Santo Domingo El dolor

Aveces queremos soltar el tema del abuso contra los menores de edad, pero no hay forma de hacerlo. En República Dominicana cada vez suceden más casos de esta índole. Con tristeza vemos que los casos de incesto siguen sucediendo de forma penosa. No nos reponemos bien de noticias de un hecho de este tipo cuando otro vuelve a agitar el avispero. Así que entiendo prudente retomar el tema. Comienzo reiterando que no importa a quién tengamos que sacar de nuestra vida; la salud y estabilida­d emocional de nuestros hijos está por encima de todo eso. Así que es importante explicarle­s a nuestros hijos y a nuestras hijas las formas en que los agresores tratan de intimidar para que guarden el abuso en secreto. Vamos a enseñarles que nunca deben guardar este tipo de secretos, aunque se lo pidan o les amenacen.

No se puede esperar a que ocurra, sino trabajar en la prevención del abuso sexual a menores, y esto solo se logra si hablamos de él y los instruimos de manera sana y adecuada. Es muy doloroso para una madre o un padre enterarse de que su hijo o hija ha sido abusado sexualment­e; sin embargo, inmediatam­ente se sabe hay que tomar acción y proteger al menor.

Tomar acción no es victimizar al menor afectado, ya eso sucedió. Debemos ayudar a empoderar a la víctima, para que salga de ese rol de víctima, y pueda seguir adelante con su vida, y la familia también pueda seguir, dejando atrás y sacando de la vida de esa familia al agresor o agresora, sea este o esta quien sea.

Abramos los ojos, ya que muchas veces los agresores sexuales suelen ser personas muy cercanas, considerad­as “normales” y vistas como tal, los cuales van a negar con vehemencia todo hasta el final. Muchas veces solo suelen admitir bajo presión legal, si es que lo admiten. Si ese es el caso, suelen tener muchas justificac­iones después de un “perdón, no lo vuelvo a hacer”, “estaba borracho o drogado y no me di cuenta lo que hacía”, entre otras justificac­iones. Suelen ser muy convincent­es, sin embargo, tenemos que tener claro que los niños, si se atreven a contar algo así de grave, no van a mentir.

Nuestro papel como cuidadores primarios es proteger, y solo podemos hacer esto si hablamos sobre esta posibilida­d, que es el abuso, por quienes puede ser cometido. Como padres muchas veces cometemos el error de hacer que nuestros hijos obedezcan siempre a los adultos, haciéndole­s ver que los adultos siempre saben lo que hacen o siempre hacen lo correcto, y sabemos que esto no es así. Por otro lado, obligamos a nuestros hijos a saludar o besar a todo el mundo, incluyendo extraños, y esto tampoco debe ser así.

Este tipo de conductas en la educación pueden contribuir a que puedan producirse los abusos.

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ISTOCK Rol. Como cuidadores debemos asumir el compromiso de protegerlo­s, no de hacerles daño.

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