Justos y antisociales
La conciencia es la guía espiritual que nos llama la atención sobre si nuestras acciones son justas o no. Es muy positivo tener “la conciencia tranquila” para poder dormir en paz, pero muchas veces la conciencia se adormece y se acomoda a la rutina. Entonces nos convertimos en seres que se creen justos, simplemente porque nuestra conciencia se tira en la corriente de los propios intereses o la exigencia de la sociedad. Por ejemplo , compramos un carro nuevo sin importarnos que nuestro hermano no tiene para pagar la renta, porque nuestra conciencia está ya domesticada por la costumbre. Somos cristianos y observamos los ritos y prácticas de la fe, pero a la hora de ser compasivos, no damos lo que pensamos que podremos necesitar algún día, sino solo aquello que nos sobra. Hasta aquí estamos los que tenemos supuestamente una conciencia tranquila. Del otro lado tenemos los que no tienen conciencia en sí mismos y por ende no sienten remordimientos al hacer el mal. Son los antisociales. Esas personas que como dice la poesía “hacen de un cuerpo una vaina” y se quedan tan tranquilos sin que les duela nada. No les importa el daño que puedan hacer a una persona o a la sociedad, y se van a dormir en su enferma paz, sin pensar que un día tendrán que rendir cuentas al Creador. Eduquemos nuestra conciencia por caminos positivos alimentando la compasión y la generosidad, para que no caigamos en el riesgo de brincar de justos a antisociales.