ISí, se puede!
Cuando llegaron como fiscales titulares de diferentes jurisdicciones, estas mujeres fueron vistas con cierto escepticismo por una cultura machista que no esconde sus prejuicios, y que deja ver su larga cola siempre que se presenta el momento oportuno.
Pero los años pasaron y los hechos adoptaron voz propia. Los procesos en las fiscalías donde trabajaron hasta hace poco quedarán plasmados como ejemplo de eficiencia, disciplina, organización y, sobre todo, de alto sentido de ética y responsabilidad en el manejo de asuntos de carácter público.
Y fue tal su labor paradigmática en posiciones puntuales dentro del Ministerio Público, que no hace falta decir sus nombres y apellidos, porque su fama de mujeres comprometidas con una justicia objetiva y sin dobleces es y será su mejor carta de presentación.
Por eso y mucho más, el Consejo Superior del Ministerio Público (CSMP) las ascendió a procuradoras generales de Cortes de Apelación, lo que simboliza el mejor reconocimiento a su trabajo y seriedad en las misiones encomendadas.
Yeni Berenice Reynoso, Olga Diná Llaverías, Luisa Liranzo y Johanna Reyes, quienes ejercían como fiscales titulares del Distrito Nacional, Santo Domingo Este, Santiago y La Vega, respectivamente, y ahora pasan a ocupar nuevas funciones en sus prolíferas carreras.
Desde ya, me sumo a quienes les auguran el mismo éxito cosechado mientras se desempeñaron como fiscales de las indicadas demarcaciones, porque estoy segura que en esos espacios serán igualmente garantes del ejercicio de la acción penal pública, en digna representación de la sociedad dominicana.
Estas cuatro mujeres mostraron con su ejemplo que sí es posible ir a una posición estatal sin sucumbir a las constantes tentaciones que amenazan la moral y la ética de los funcionarios.
Esas damas honraron la carrera de servidor público, sin que hasta hoy nadie pueda señalarlas como autoras de hechos indelicados que contradijeran sus roles constitucionalmente asignados.
Demostraron que a las instituciones del Estado se les sirve con los principios y buenas costumbre de cara al sol, sin desmayar, haciendo caso omiso a las acciones impúdicas, tan recurrentes en el transcurrir de esas funciones.
En estos momentos, cuando diversos sectores reclaman mayor pragmatismo institucional frente a la falta de transparencia en el manejo de la cosa pública, el nombre de esas cuatro mujeres adquiere mayor importancia, porque marcan diferencia entre quienes van al Estado a servirse con la cuchara grande. Estas zdamas entraron y salieron por la puerta de enfrente.
Enhorabuena para Yeni Berenice Reynoso, Olga Diná Llaverías, Luisa Liranzo y Johanna Reyes, modelos palpables de que sí se puede ser honesto desde una posición pública o privada, máxime cuando implica el nivel de responsabilidad que supieron asumir con gallardía e inteligencia