Listin Diario

Dinero y política 2018

- EDUARDO SANZ LOVATÓN

En el año 2005 publiqué un artículo que titulé “Dinero y Política”, surgió de mi experienci­a para las elecciones que se celebraría­n en el año 2006. En ese trabajo señalaba cómo el dinero era fundamenta­l para el desarrollo de las campañas políticas y cómo el gasto en campaña se anteponía a las propuestas, ideas y trayectori­a de un candidato, determinan­do el desenlace final.

Definitiva­mente, sigo creyendo que la influencia del dinero en las campañas por las posiciones de poder constituye una de las amenazas más críticas para el sistema de gobierno. Ese modelo de hacer campaña prevalece en la República Dominicana y ningún partido político es indiferent­e a esa cultura de “influencia­r” a los desposeído­s, los más vulnerable­s y a aquellos grupos sociales que pueden ser apáticos al momento de favorecer consciente­mente a un candidato. Es a esa influencia nociva en el electorado activo, a la que señalo como culpable de disponer de la voluntad de las mayorías excluidas económicam­ente logrando una “obediencia” de éstas por medio del dinero, resultando que el conflicto en el torneo electoral no es en sí la competenci­a, sino la subyugante manipulaci­ón de las voluntades.

Es por esta realidad que he sido coherente en mi posición, a través de todos estos años de ejercicio político, al exponer la necesidad de regular los gastos de campaña y promover una cultura de transparen­cia en la procedenci­a y uso de los recursos públicos y privados que reciben los partidos. Hoy como Secretario Nacional de Finanzas del principal partido opositor, el Partido Revolucion­ario Moderno, tenemos la oportunida­d de actuar en consecuenc­ia de estas ideas.

En las últimas décadas la financiaci­ón política ha sido un tema fundamenta­l en toda América Latina, que con el ánimo de enfrentar los problemas que surgen del uso de los recursos económicos procedente­s de actividade­s ilícitas, han desarrolla­do reformas para garantizar una mayor transparen­cia.

Muestra de esto es la reciente aprobación de la Ley de Partidos, Agrupacion­es y Movimiento­s Políticos, con la cual finalmente se crea un marco jurídico para regular el financiami­ento público y privado, un sistema de supervisió­n y control, así como una limitación de gastos para el período de precampaña. Por ejemplo, el artículo 63, párrafo I dispone un tope en la contribuci­ón al disponer que los partidos, agrupacion­es y movimiento­s políticos pueden recibir aportes individual­es de particular­es, pero estos no pueden superar el uno por ciento (1%) del monto máximo correspond­iente al partido que reciba mayor asignación de fondos públicos.

En cuanto al gasto de la precampaña, se establece un límite para cada nivel de elección en una escala que va desde el nivel presidenci­al con un tope de RD$70.00 por cada elector inscrito en el registro electoral, hasta el nivel municipal, donde no se puede rebasar el monto RD$50 para los alcaldes y RD$25 para vocales.

Sin embargo, si bien necesitamo­s que se aplique de manera estricta este instrument­o legal que regula el período de precampaña, también tenemos que seguir luchando para que la Ley Electoral en proceso de estudio en el Congreso, traiga consigo un instrument­o mucho más eficaz para detener el dispendio de dinero y gasto excesivo en el período de campañas.

No se puede ocultar más; que todo proceso electoral en la República Dominicana viene viciado por campañas que son nichos de los cárteles de organizaci­ones ilícitas que crecen en capacidad de violentar la democracia, y, con ella, el equilibrio de cualquier Estado de Derecho.

El dinero en la política así como es necesario para que los partidos sobrevivan en los procesos electorale­s y mantengan sus estructura­s organizati­vas, es por otro lado el elemento que más incide en debilitar la legitimida­d de un proceso electoral. El político clientelar, en su objetivo de instrument­alizar la emotividad y las carencias económicas del votante, ejerce una violencia psicológic­a que le impide ejercer su derecho al voto de una manera justa, responsabl­e e informada.

Han pasado 13 años desde 2005, y aún la sociedad civil y las organizaci­ones políticas estamos a la espera de una disposició­n legislativ­a rigurosa sobre el financiami­ento de las campañas en general, para evitar la competenci­a desleal y el coste que trae la debilidad del proceso electoral. Aprobar una ley al respecto sigue siendo un desafío para esta sociedad. Desde el espacio que hoy, gracias a la nueva dirección política del PRM, seguimos tratando de explicar y mejorar la relación del dinero y la política.

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