Listin Diario

“UNA FIESTA PARA LOS SENTIDOS”

Desde hace dos años, “La Novia del Atlántico” es testigo de la reunión quincenal de 22 mujeres alrededor de un libro. La degustació­n de historias, vinos y ricas recetas, protagoniz­a los encuentros de La Cata Literaria de Puerto Plata.

- Clidia Díaz y Gabriela Llanos Especial para LD Puerto Platasu Hermandad, cultura y gastronomí­a

Nos cuentan la génesis de club de lectura sin florituras ni maquillaje: Ilia Redondo, la encargada de aglutinar voluntades, confiesa que para ella fue una necesidad: “en mi entorno sólo se hablaba de fitness y dietas, por eso, propuse crear un grupo para comentar libros… ¡Y comer!”.

A la primera reunión asistieron tres de las veintidós que son en la actualidad (“y con lista de espera”) y analizaron Lolita de Vladimir Nabokov, al que le siguieron Fahrenheit 451, Madame Bovary, El retrato de Dorian Gray y muchos más grandes títulos, entre clásicos y contemporá­neos, que escogen cada quince días por votación general. Se reúnen dos veces al mes y suelen llegar con la tarea hecha: la que no ha terminado el libro avisa que asistirá sólo a escuchar.

Los 40 libros que han desmenuzad­o en dos años han supuesto un reto que, como apunta Jenny Cabrera, les ha obligado a salir de su zona de confort, “nos propusimos leer géneros que quizás no habríamos escogido por placer”; idea que secunda Joanne Camps, quien era una ferviente lectora de novela romántica y, desde que se integró en el grupo, ha descubiert­o un universo distinto de lectura.

En este grupo de mujeres de Puerto Plata, el celebrado “pueblito encantado”, destaca el compromiso con el que han integrado la lectura a sus vidas. Algunas son capaces de ceder horas de sueño, otras sacrifican viajes, cancelan compromiso­s o vienen directo del aeropuerto con el jetlag en el cuerpo. Lo importante es llegar puntuales para escuchar las opiniones ajenas y validar las propias, aunque finalmente se coseche una conclusión inesperada: “A veces mi opinión sobre el libro cambia radicalmen­te cuando escucho a las demás”, nos cuenta Claudia Montes, sumando la anécdota del encuentro en el que analizaron El Viejo y el Mar de Ernest Hemingway, en el que hubo consenso “y terminamos llorando todas recordando a nuestros propios mayores”.

Pero no siempre están de acuerdo y, en estas ocasiones, la noche puede ser interminab­le, como en el caso de Desayuno en Tiffany’s, de Truman Capote, en el que nos cuenta Deyanira Kunhardt, parecía que todas habían leído una historia diferente.

Este trío de placeres se conjuga a la perfección en La Cata Literaria, integrada por mujeres de diferentes edades, situacione­s vitales y profesione­s. “Muchas ya nos conocíamos porque vivimos en un pueblo pequeño, pero a raíz de la lectura hemos desarrolla­do una especie de hermandad: aquí contamos cosas íntimas, las entendemos, las procesamos y las guardamos”, afirma Lil Brugal, secundada por Cibeles González, quien nos revela la existencia de un chat en el que, además de libros, comparten las penas, las alegrías “y, por supuesto, las recetas de cocina”; conversaci­ones activas en las que participan desde las primeras a las últimas en llegar al grupo, como Greisy Concepción y Deborah Perdomo. “A través de las historias de ficción se filtran nuestras vidas”, dice Giselle Morales; “hemos aprendido a analizarla­s a nivel de estilo y forma, identifica­ndo narradores, personajes y tonos”, añade Madeline Polanco, “enriquecié­ndonos las unas de las otras”, agrega Bernardita Abbott.

Todas las integrante­s fungen de anfitriona­s una vez al año. Entre las sesiones memorables destacan La Casa de Riverton, de Kate Norton, cuando Ángela Correa transportó su hogar a la Inglaterra Victoriana; Sidharta de Herman Hesse, que llenó de espiritual­idad el hogar de Evelyn Rivera; la visita con logística de Minnie Maalea a Ojo de Agua cuando leyeron En el tiempo de las Mariposas, de Julia Álvarez; la lectura del comic Watchmen propuesto por Gisela Padovani, que las llevó a filosofar sobre la vida en casa de María Isabel Cáceres; o los encuentros familiares de La Cata Literaria, cuando Yadira Lama abre las puertas de su casa a todas las “catadoras” más sus esposos, hijos y nietos, para que compartan y comprendan su pasión por la lectura.

Terminamos nuestro encuentro cuando el grupo comienza a desmenuzar El amante de Lady Chatterley de D.H. Lawrence, extrañando a una de las moderadora­s, Erika Pugliese, y a la integrante part time desde Venecia, Delmis Cabrera. Nos marchamos con la entrañable anécdota de Julie Geraldino, la anfitriona de la noche, cuando su hijo Américo Daniel, desde el hospital y con un brazo roto, le dijo “mami, no te pierdas tu cata por mí, que sé que eso te hace muy feliz”. clidiadiaz@yahoo.com gabriela.llanos@gmail.com INSTAGRAM @clidiadiaz @gllanosg

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