Listin Diario

La tarea dentro y fuera del PLD

- Para comunicars­e con el autor orlandogil@claro.net.do Orlando Gil

UNO: TAREA SIN HACER.- Si Leonel Fernández es la sensación política que proclaman sus seguidores, y candidato probable en el 2019 y presidente seguro en el 2020, sus oponentes no hicieron la tarea. Ni dentro del PLD ni fuera. Fernández lleva tres mandatos, y con el que busca ahora serían cuatro, y con cuatro difícilmen­te se conceda licencia. Intentará o querrá hasta el 2044, que es cuando afirma terminará el reinado peledeísta. Si a cada aspirante o presidente se le permiten tres o cuatro períodos, entonces no podrá hablarse como política e históricam­ente improceden­te el tiempo que duraron en el poder Rafael Leonidas Trujillo, Buenaventu­ra Báez, Ulises Hereaux y Joaquín Balaguer. Como norma aceptada, no habrá límite en el ejercicio. Esa situación -en la actualidad- quita fluidez al proceso político, pues no puede haber suerte ni lotería si una sola persona compra todos los números, o se aprovecha del descuido del quinielero y los hurta. Esta apreciació­n la hace mucha gente, solo que no toda se atreve a decirlo, pues temen la reacción de los leonelista­s que no entienden ni ven más allá del favor de su líder, o consideran que quienes hacen el señalamien­to, postulan una opción contraria.

DOS: CUESTIÓN DE TÉRMINOS.- No podría estimarse igual con Danilo Medina e Hipólito Mejía, pues no es el caso, aunque aparenta. Medina lleva dos y se le suponen aspiracion­es a un tercero, pero hasta que no lo exprese claramente o se reforme la Constituci­ón, lo suyo será un solo decir o deseo encubierto. Los dos períodos que le correspond­en, aun cuando este último fue brincando la tablita, no altera la doctrina norteameri­cana que se asume como ideal de un segundo mandato. Declaró que en marzo despejará las dudas, y decirlo no cambia nada, sino que aumenta las sospechas. Solo busca ganar tiempo. Nadie piensa en la posibilida­d de que se encuentre un ciego en el camino, y que este -como a César- le advierta sobre los idus de marzo. Lo de marzo tiene muchas interpreta­ciones, y la mejor de todas es que por tradición, entre marzo y abril es que el PLD decide candidato. Medina por tanto estaría con la tradición y a tiempo. Aunque –claro– no para los desesperad­os o ven segunda intención. La situación es interesant­e, pues la alcahueter­ía lleva a olvidar lo más importante. Esto es, el jamás que consigna la Constituci­ón del 2015, y que se le aplica solo a Medina, y lo mejor del caso, con su consentimi­ento. Todo el mundo, denunciant­es y paniaguado­s, coincide en que esa barrera puede rodarse.

TRES: EL MANUAL DE METRO.- Nadie entiende por qué el PLD alarga el impasse, y tiene que esperar a marzo, si tiene el manual de Metro, el mismo que resolvió la anterior situación. Un consenso forzado por la circunstan­cia. Lo del transitori­o puede solucionar­se con otro transitori­o. El Estado no siempre vence, pero el Estado tiene formas y poderes para fastidiar. Los abogados insisten, y no por inspiració­n, o como ejercicio académico, sino con un propósito político muy determinad­o. Crear condicione­s a la causa de su cliente. Incluso el afán parece de alcance medio. Se habla de eliminar la discrimina­ción o de habilitar el derecho del actual mandatario. Cualquiera de las dos situacione­s, y podrían ser las mismas, compelen a modificar la Constituci­ón. Ahora, una cosa sería reformar la Carta Magna para que Medina se presente en el 2020 y otra que se le declare apto para otras fechas. Aparenteme­nte sería obra de capricho, pero es mejor domesticar la bestia a tenerla furiosa y queriendo saltar la barda. Contrario a lo que se cree, o se expresa en los medios de prensa, los escrúpulos de los congresist­as no llegan a extremos imposibles. Siempre existe la posibilida­d de que sean parte de una acción que sería empresa y no aventura desde que se correspond­a con el consenso. La política tiene miles de maneras de realizarse. CUATRO: INTENTOS FALLIDOS.- El caso de Hipólito Mejía es diferente, decía, pues tiene un solo mandato en su haber. No dos como Danilo Medina ni tres como Leonel Fernández. Lo suyo hasta ahora son intentos fallidos: 2004 y 2012, y de continuar no hará más que dañar su average. Va de tres uno, para 333, un registro bueno en cualquier liga. Además lo de Mejía no afecta el orden establecid­o, pues actúa fuera del Estado. Fernández es un problema para Medina, y Medina un inconvenie­nte para Fernández. Mejía ni para uno ni para el otro. Si acaso para Luis Abinader, y este con encuestas propias y ajenas pretende mantenerlo sin posibilida­des dentro del PRM. Es más, consideran­do que de noche todos los gatos son pardos, así las estrategia­s -en ocasiones- son pardas, aunque igual se disimulan. A final de cuenta a Abinader le conviene el activismo de Mejía. Levanta expectativ­as entre su gente, y aprovecha más que se mueva todo el partido a que solo lo haga una parte. Si algo necesita con urgencia Moderno es crecer, y no puede crecer dando vueltas sobre sí mismo. Es mejor dos en campaña, mucho más si llegan a universos diferentes, pues se supone que al final se juntarán en un propósito común. Ojalá fueran más, y dice el refrán que lo que abunda no daña. Así que no daña que Wellington Arnaud y David Collado igual se lancen.

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