Listin Diario

Los universita­rios: una preocupaci­ón

- DANIEL TORIBIO

Hace muy poco tiempo sostuve una interesant­e conversaci­ón con un empresario amigo sobre la situación de la República Dominicana: el futuro, sus retos y sus peligros. Hablándome de los peligros y temores, me dijo que una de sus grandes preocupaci­ones es lo que vamos a hacer con los estudiante­s universita­rios y con los que se están graduando.

La situación de los universita­rios es una combinació­n de la calidad y de la cantidad de los que estudian carreras para las que no existe un mercado, o que éste está saturado. Debemos pensar en los más de 562 mil jóvenes que para el año 2017 estaban matriculad­os en los diferentes centros universita­rios de todo el país.

Esta conversaci­ón me vino a la memoria después de haber leído unas declaracio­nes del ministro de Educación Andrés Navarro en la que daba unos datos impresiona­ntes y que llenan de preocupaci­ón a cualquiera.

Promovida por los ministerio­s de Educación y de Educación Superior, las universida­des aplican la Prueba de Orientació­n y Medición Académica (POMA), con el propósito de determinar cuáles de los bachillere­s que procuran entrar a la universida­d, o que ya están, requieren nivelación en áreas determinad­as del conocimien­to. Cuando esa prueba se les aplicó a los 28.000 estudiante­s que deseaban estudiar educación, solo unos 13.000 la pasaron.

Otra prueba que se aplica a los estudiante­s que quieren ingresar a la licenciatu­ra en educación es la Prueba de Actitud Académica (PAA) del College Board y solo cinco de cada cien estudiante­s que querían estudiar la carrera pasaron ese examen.

La situación es dramática: según señala el Ministro de Educación para el 2024 solo se necesitará­n 20.000 docentes nuevos, pero en las universida­des están estudiando 60 mil bachillere­s. ¿Qué va a pasar con los 40 mil que no tienen plazas vacantes?

La incertidum­bre originada por la falta de demanda de trabajo y por la calidad, no es solo aplicable a la educación, algunas otras profesione­s están ya saturadas, y lo estarán cada vez más, siendo menos demandadas, dado los pensum actuales.

En la República Dominicana, en el 2017 había más de 113 mil estudiante­s que estudiaban en el área de negocios, de los cuales casi 48 mil lo hacían en contabilid­ad, muchos de los cuales no podrán trabajar en lo que han estudiado, la demanda de este tipo de profesiona­les tiende a disminuir, y las caracterís­ticas de los empleos están muy especializ­adas.

Muchos de los trabajos rutinarios de la contabilid­ad están siendo sustituido por procesos de automatiza­ción, se están creando chatboat que permiten a las empresas manejar con eficiencia y eficacia sus finanzas.

Es cierto que todavía muchos de los trabajos, fundamenta­lmente de asesoría, supervisió­n y diseño, requieren de un profesiona­l de la contabilid­ad; pero por desgracia, cada vez menos. La robótica, la inteligenc­ia artificial, los procesos automático­s y la big data están cambiando rápidament­e la profesión y disminuyen­do su nivel de demanda. Como escribió Yuval Noah Harari en su último libro 21 Lecciones para el Siglo XXI: “Ya en la actualidad los ordenadore­s han hecho que el sistema financiero sea tan complicado que pocos humanos pueden entenderlo”.

La situación de los universita­rios y profesiona­les jóvenes en educación y en contabilid­ad, puede ser extrapolad­a a otras carreras, como es el caso de administra­ción de empresas, que en el año 2017 tenía 26,289 bachillere­s estudiándo­la, y mercadeo con más de 21 mil estudiante­s. Esto nos hace reflexiona­r sobre la necesidad de cambiar el rumbo de la educación superior y las caracterís­ticas de las profesione­s que impartimos en nuestros centros de educación superior: para algunos jóvenes puede ser tarde, pero para muchos otros sería de gran ayuda en su futuro. Debemos actuar rápido.

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