Los universitarios: una preocupación
Hace muy poco tiempo sostuve una interesante conversación con un empresario amigo sobre la situación de la República Dominicana: el futuro, sus retos y sus peligros. Hablándome de los peligros y temores, me dijo que una de sus grandes preocupaciones es lo que vamos a hacer con los estudiantes universitarios y con los que se están graduando.
La situación de los universitarios es una combinación de la calidad y de la cantidad de los que estudian carreras para las que no existe un mercado, o que éste está saturado. Debemos pensar en los más de 562 mil jóvenes que para el año 2017 estaban matriculados en los diferentes centros universitarios de todo el país.
Esta conversación me vino a la memoria después de haber leído unas declaraciones del ministro de Educación Andrés Navarro en la que daba unos datos impresionantes y que llenan de preocupación a cualquiera.
Promovida por los ministerios de Educación y de Educación Superior, las universidades aplican la Prueba de Orientación y Medición Académica (POMA), con el propósito de determinar cuáles de los bachilleres que procuran entrar a la universidad, o que ya están, requieren nivelación en áreas determinadas del conocimiento. Cuando esa prueba se les aplicó a los 28.000 estudiantes que deseaban estudiar educación, solo unos 13.000 la pasaron.
Otra prueba que se aplica a los estudiantes que quieren ingresar a la licenciatura en educación es la Prueba de Actitud Académica (PAA) del College Board y solo cinco de cada cien estudiantes que querían estudiar la carrera pasaron ese examen.
La situación es dramática: según señala el Ministro de Educación para el 2024 solo se necesitarán 20.000 docentes nuevos, pero en las universidades están estudiando 60 mil bachilleres. ¿Qué va a pasar con los 40 mil que no tienen plazas vacantes?
La incertidumbre originada por la falta de demanda de trabajo y por la calidad, no es solo aplicable a la educación, algunas otras profesiones están ya saturadas, y lo estarán cada vez más, siendo menos demandadas, dado los pensum actuales.
En la República Dominicana, en el 2017 había más de 113 mil estudiantes que estudiaban en el área de negocios, de los cuales casi 48 mil lo hacían en contabilidad, muchos de los cuales no podrán trabajar en lo que han estudiado, la demanda de este tipo de profesionales tiende a disminuir, y las características de los empleos están muy especializadas.
Muchos de los trabajos rutinarios de la contabilidad están siendo sustituido por procesos de automatización, se están creando chatboat que permiten a las empresas manejar con eficiencia y eficacia sus finanzas.
Es cierto que todavía muchos de los trabajos, fundamentalmente de asesoría, supervisión y diseño, requieren de un profesional de la contabilidad; pero por desgracia, cada vez menos. La robótica, la inteligencia artificial, los procesos automáticos y la big data están cambiando rápidamente la profesión y disminuyendo su nivel de demanda. Como escribió Yuval Noah Harari en su último libro 21 Lecciones para el Siglo XXI: “Ya en la actualidad los ordenadores han hecho que el sistema financiero sea tan complicado que pocos humanos pueden entenderlo”.
La situación de los universitarios y profesionales jóvenes en educación y en contabilidad, puede ser extrapolada a otras carreras, como es el caso de administración de empresas, que en el año 2017 tenía 26,289 bachilleres estudiándola, y mercadeo con más de 21 mil estudiantes. Esto nos hace reflexionar sobre la necesidad de cambiar el rumbo de la educación superior y las características de las profesiones que impartimos en nuestros centros de educación superior: para algunos jóvenes puede ser tarde, pero para muchos otros sería de gran ayuda en su futuro. Debemos actuar rápido.