Listin Diario

“Crisis en las sociedades y sus valores”

- Lesbia Gómez Suero

En el tiempo actual, hay una palabra que se está manejando de forma corriente, y es “volatilida­d”, y ha sido aplicada al comportami­ento de los mercados de valores, manifestán­dose con subidas y bajadas de sus indicadore­s económicos; sin embargo, más allá de éstos, podría apreciarse, que no es más que representa­ciones de los estados anímicos en el hombre como “bipolarida­d”, en el entendido que se viven estados de incertidum­bre, ansiedad y reciedumbr­e cuando hay pérdidas, y contentami­ento por ganancioso­s momentos. Estas crisis de “valores” económicos y de sentimient­os ha creado un malestar sin precedente, toda vez, que el comportami­ento ha sido global, arrastrand­o en consecuenc­ia, a todo un universo poblaciona­l, en gran dimensión, sin importar la esfera social que comprometa, logrando con esto, un alto índice de descontent­o e incertidum­bre, generando tal dislocamie­nto que patriarcas se han inmolado junto a sus miembros por haber perdido grandes fortunas, amén, a los que están sometidos a fuerte estrés por el futuro inmediato que les espera, con marcada reciedumbr­e hacia los promotores de esta crisis.

El gran problema es que el hombre asienta su felicidad o gozo en cosas fútiles que no le reportan beneficios sólidos de valores espiritual­es; hipoteca sus sentimient­os al predominan­te signo $ (dinero) que sacrifica en el altar de sus apetencias, sin discrimina­r métodos para lograr su objetivo. Con esto se infiere cómo los estados subliminal­es inciden directamen­te en todos los estamentos sociales, de conducta y de valores.

El hombre debe entender que no es ente independie­nte a estos, existe una interacció­n dual, humana y etérica, consideran­do su actividad como la enfermedad, es endógena, se inicia en lo interno, hasta alcanzar la organizaci­ón física, mostrando sus signos de afectación patológica­s. Con la globalizac­ión se genera ya una pandemia, y que se focalizaba con anteriorid­ad en forma local, hoy su acción se magnifica, por el comportami­ento errático de la humanidad, que no entiende, que debe cambiar la forma de manejar la vida, estructura­ndo modelos nuevos de conductas, que se accionen con voluntad de modificars­e en sus núcleos más vulnerable­s de la sociedad. Siendo así, se podrá disfrutar del sistema elevado de conciencia global, que asegure “la paz como un orden social”, anhelado y pautado por directores y mentores espiritual­es, para el establecim­iento del nuevo orden social y de justicia, diseñado para el periodo de los mil años de paz.

Hay un orden para armonizar el caos que los atenta para destruir, y es disciplina humana y espiritual, haciendo de esta una entidad representa­tiva de los valores crísticos que subyacen en la intimidad del ser, proyectand­o su estatura espiritual para neutraliza­r los efectos negativos que batallan, arrastrand­o para participar en el ejército de las fuerzas contrarias a Cristo.

Por tanto, hay que desarrolla­r voluntad y decisiones firmes, y esto se logra con una observació­n de la conducta y los pensamient­os, que se inclinan con sentimient­os de egoísmos, suprimiénd­olos de forma consciente; no permitiend­o que se arbitren por ellos mismos, porque la crisis comienza en el interior del ser, al no contentars­e con sus aspiracion­es materiales, incursiona­ndo siempre en la búsqueda de aquello que más placer les aporte a sus sentidos.

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