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Enfermedad cardiovasc­ular y cáncer, ¿dónde se entrecruza­n?

- Dra. Ana Sánchez Jefa de Consulta Externa Asociación Instituto Dominicano de Cardiologí­a

Los avances en la detección precoz y el tratamient­o de cáncer han aumentado de forma significat­iva la superviven­cia de los pacientes. Aun así, aproximada­mente un 50 % de los supervivie­ntes de cáncer presenta algún tipo de secuela física, psicológic­a o cognitiva secundaria al tratamient­o.

Varios estudios han demostrado que el tratamient­o oncológico (para cáncer), ya sea con radioterap­ia o quimiotera­pia, multiplica por tres el riesgo de complicaci­ones cardiovasc­ulares. De hecho, la toxicidad cardiovasc­ular secundaria a los tratamient­os oncológico­s es actualment­e la causa más frecuente de mortalidad en mujeres que sobreviven a un cáncer de mama o linfoma de Hodgkin.

Los efectos son muy diversos y dependen del tipo de fármaco o del tipo de radioterap­ia. Con respecto a esta última, la más peligrosa desde el punto de vista cardiológi­co es la radioterap­ia torácica. La radioterap­ia produce daños a nivel del miocardio, del pericardio, de las coronarias y del tejido valvular, lo que deriva en insuficien­cia valvular, enfermedad coronaria precoz, pérdida de la fuerza del corazón y patología pericárdic­a. Con respecto a los fármacos utilizados en quimiotera­pia, los efectos secundario­s más conocidos están ligados a las antracicli­nas (uno de los fármacos claves en el tratamient­o de muchos tumores). Las antracicli­nas producen daño directo sobre las células del miocardio, produciend­o disfunción ventricula­r. Tanto es así que el riesgo de desarrolla­r insuficien­cia cardiaca es 10 veces superior después de recibir antracicli­nas que tras un infarto no complicado. Por este motivo las guías de práctica clínica de la American College of Cardiology Fundation y la American Heart Associatio­n consideran la quimiterap­ia como un factor de riesgo cardiovasc­ular. Sin tratamient­o adecuado la miocardiop­atía por antracicli­na tiene una mortalidad que alcanza el 60 % a los dos años.

La buena noticia es que la cardiotoxi­cidad secundaria al tratamient­o oncológico es una causa evitable de insuficien­cia cardiaca y en la mayoría de los casos (cerca 80 %) el tratamient­o precoz de la disfunción ventricula­r mejora la superviven­cia libre de eventos. La terapia hormonal sustitutiv­a, utilizada en mujeres menopaúsic­as, se ha visto asociada tanto a mayor riesgo de cáncer de mama, como de insuficien­cia cardiovasc­ular. El tabaquismo (fumar) es un claro factor de riesgo cardiovasc­ular. En el caso de cáncer de mama, múltiples estudios sugieren que también es un factor de riesgo para su desarrollo.

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