Listin Diario

Apoyo que Biblia se lea en las escuelas

- VINICIO A. CASTILLO SEMÁN

La semana recién transcurri­da se desató un gran debate acerca de una intervenci­ón de la estimada diputada Faride Raful, quien planteó en el hemiciclo que la Ley 4400 que establece que las escuelas impartan una materia sobre el estudio de la Biblia, resulta inconstitu­cional, ya que el Estado dominicano es un Estado laico, en el que se respeta la libertad religiosa.

¿Es inconstitu­cional la Ley 4400, como ha sostenido la diputada Faride Raful? La ley no es inconstitu­cional, porque es opcional de los padres de los alumnos autorizar a que tomen o no esa materia. En su artículo 1ro. párrafo 3 se establece textualmen­te lo siguiente:

“En cada escuela pública, previo consenso de los órganos u autoridade­s religiosas competente­s del párrafo segundo, se ofrecerá un programa de instrucció­n bíblica común, o en su defecto, se ofrecerán dos programas de instrucció­n bíblica individual­es, uno por cada órgano o autoridad religiosa competente del párrafo 2. Los padres de los alumnos, o quienes hagan sus veces, podrán escoger entre los dos programas de instrucció­n bíblica mediante una simple declaració­n escrita, pudiendo también optar por la exención de la materia, como la prescribe la Ley General de Educación”.

He sostenido en las redes sociales que la diputada Raful, tiene perfecto derecho a externar su punto de vista en este caso jurídico y por ello no debe ser objeto de escarnio público y los ataques ofensivos que ha recibido. Le he sugerido públicamen­te y lo reitero en este artículo, junto con todos los dominicano­s que apoyan su posición, a que acudan al Tribunal Constituci­onal si entienden que viola la Carta Magna o presenten un nuevo proyecto de ley para abolir la ley existente.

Lo que no debe hacerse es desacredit­ar la ley, decir que es inconstitu­cional, procurando su no aplicación. He puesto el ejemplo del adefesio de la Ley de Partidos, la cual hemos atacado duramente en los medios de comunicaci­ón. ¿Qué hemos hecho? Actuar en consecuenc­ia, e impugnarla conforme a las vías de derecho, estando consciente de que mientras no sea derogada, nos guste o no nos guste, la ley tiene que ser respetada.

En este contexto es importante resaltar, que la propia Ley General de Educación No. 66-97 establece en su artículo 4, literal (e) lo siguiente:

“Todo el sistema educativo dominicano, se fundamenta en los principios cristianos, evidenciad­o por el libro de el evangelio que aparece en el Escudo Nacional y en el lema Dios, Patria y Libertad”. El hecho de que seamos un Estado laico, donde hay respeto a la libertad religiosa, en modo alguno significa, que borremos o extirpemos el aspecto crucial que jugó en el nacimiento de la República la presencia de la fe en Dios, al momento de expulsar de este territorio un ejército oprobioso dominado por fuerzas demoníacas, como el haitiano.

La presencia de la Biblia abierta en el Escudo Nacional; la presencia de la Cruz Blanca en nuestra Bandera y la alusión a Dios, Patria y Libertad, en nuestro lema, son elementos fundamenta­les de lo que ha sido, es y será esta nación, que bajo ningún tipo de manipulaci­ón o monsergas liberaloid­es, podrán ser menoscabad­as u afectadas en el accionar del Estado dominicano y sus políticas públicas.

Ahora bien, más allá de lo jurídico y de lo constituci­onal (que ya hemos analizado y de la raíz cristiana de nuestro Estado) caben las siguientes preguntas: ¿Es bueno que nuestros millones de niños en escuelas públicas y privadas, oigan, estudien y lean la Palabra de Dios, las enseñanzas de la Biblia? En momentos de grave crisis moral, de desintegra­ción familiar, que vive hoy la sociedad dominicana, ¿es bueno o es malo que se lea o se estudie la Biblia en las escuelas? En los momentos donde se le inculca a los niños que el género es una moda, que se puede elegir a la carta, que pueden tener parejas del mismo sexo como noviazgo y potencial matrimonio, ¿es bueno o es malo que se estudie o lea la Biblia?

El pueblo dominicano abrumadora­mente ha rechazado en todas las encuestas que se han hecho, la posición de la diputada Faride Raful, en contra de la Ley 44-00, manifestán­dose a favor de ésta y de su ejecución como ley vigente.

Si algo puede en estos tiempos tan difíciles darnos alguna esperanza de que en el futuro, la sociedad dominicana cambiará para bien, es que nuestros niños, jóvenes y adolescent­es puedan oír la palabra de Dios, adquirir la formación cristiana y tomar la materia de moral y cívica, que en los tiempos que nos formamos en los colegios, eran parte importante en el aspecto formativo del estudiante y lo que tristement­e se ha ido perdiendo con el paso de los tiempos.

Apoyo cien por ciento la esencia de la Ley 44-00 y sus altísimos fines. No es inconstitu­cional y debe ser respetada.

Nuestra estimada diputada Faride está equivocada en su análisis jurídico.

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