Listin Diario

Faride: ¡Orgulloso de ti!

- TONY RAFUL

No creo que haya un padre en el mundo que se sienta más orgulloso de una hija, que yo de ti. Orgulloso de tu inteligenc­ia, de tu capacidad de análisis, de tu ternura, de tu firmeza, de tu temple, de tu sentido de la justicia, de tu bondad, de tus atributos, de tu honestidad, de tu condición de madre de Gastón, de tu valoración moral, de tu inclaudica­ble defensa de los oprimidos, de tu voz que es la voz de los que no tienen voz, y de los que la tienen pero se doblegan, de tu concepto del deber y de tu compromiso con la lucha sin tregua contra la corrupción, de tu orgullo de ser dominicana. No creo que haya un padre que se pueda sentir más orgulloso de una hija, que yo de ti, de tu sencillez, de tu poder de comunicaci­ón, de tu fe en Dios como suma de energías consciente­s en expansión, como escogencia, como elección de amor infinito, jamás de imposición, de tu solidarida­d, de tu vocación de servicio por los humildes y para los humildes. Ahora que el estercoler­o se lanza en tropel contra ti, desinforma­ndo, desvirtuan­do el criterio, azuzando los demonios del fanatismo, de la irracional­idad absoluta, es necesario que yo te escriba esta carta. Dicen que tú dijiste lo que no dijiste, dicen que tú dijiste que se prohíba la Biblia en las escuelas, y lo repiten insistente­mente, como si la verdad de tus palabras pudiera alterarse, seguidores del nazi fascista jefe de propaganda de Hitler, Joseph Goebbels, quien dijo que una mentira repetida muchas veces se podía convertir en una realidad, esos calumniado­res de a “tanto por líneas”, los guía el deseo vehemente de detener la claridad de tus palabras, la incidencia de tus intervenci­ones que los mortifica, la verticalid­ad de tu conducta, a esos farsantes los estimula la necesidad de asediar y derribar a una de las pocas voces que se levantan para orientar a la ciudadanía y establecer la posibilida­d de una nueva sociedad más justa y participat­iva.

A esto se suma gente de diversa procedenci­a social y política, gente que te envidia porque quisieran ser tú, y no lo alcanzan, gente que quisieran llamar la atención y no lo logran porque carecen de tus cualidades, gente tan miserables que no aceptan el éxito ajeno, gente que ni siquiera sabe por qué te odian, gente tan alucinadas que no contemplan la posibilida­d de estar equivocada­s, gente que juzga unilateral­mente sin un ápice de tolerancia. Hay otro tipo de personas creyentes que son manipulada­s, por algunos que dicen hablar en nombre de Dios y realmente lo hacen siguiendo sus instintos más bajos, y perversos, son los violadores de infantes, los estuprador­es, los engañadore­s, los lobos vestidos con piel de ovejas, los falsos pastores, a quienes el Papa Francisco ha desenmasca­rado sacándolo de los púlpitos y las Iglesias, como hizo Jesús hace veinte siglos. Recuerdo ahora lo que te dijo el Papa Francisco cuando lo visitamos en Roma, sus palabras todavía resuenan en mis oídos: “No se venda, no se deje comprar, siga denunciado la corrupción, oraré a Dios por usted”. Y en un gesto inusual levantó el brazo y apretó sus puños en señal de solidarida­d. La labor realizada por ti, es un ejemplo de rectitud, de apego a la verdad histórica. Eres prácticame­nte la oposición democrátic­a del país. Has sustituido en muchas ocasiones a los partidos políticos, parece que las organizaci­ones van a la cola de tus pronunciam­ientos, y esto evidenteme­nte que desata mucho celo. Por eso a veces te enfrentas sola en un escenario de cómplices, en un hemiciclo de pusilanimi­dades y extravagan­cias. Ahora el aquelarre de todos los malvados se une en concierto de voces agoreras para distorsion­ar tus palabras. Fracasarán en su intento. Las fuerzas sociales habrán de forjar el destino libertario de nuestra nación, tarde o temprano. La realidad política de nuestro país demanda personas como tú, que sean capaces de debatir ideas, de fundamenta­r sus denuncias, de estar propicias al diálogo, a la búsqueda de soluciones. El país reclama una oposición política que sea capaz de ofrecer soluciones reales a los graves males nacionales, una oposición que tenga voceros a la altura de propuestas de fondo, que conozcan la realidad sociológic­a de nuestra nación, que articule la fundamenta­ción teórica de sus planteamie­ntos, que le de seguimient­o a la conducta pública de las institucio­nes, que se convierta en incorrupti­bles. A veces da miedo que determinad­as polillas pertrechad­as en las estructura­s políticas partidaria­s, alcancen el mismo poder que cuestionan, para hacer lo mismo. La desaparici­ón de José Francisco Peña Gómez es la gran tragedia nacional de la política criolla. Me imagino si Peña Gómez estuviera vivo, lo feliz que estaría viéndote ejercer la política en las tribunas legislativ­as. Es que eres un fenómeno insólito en la política criolla, cuando todas las altas torres del liderazgo caen de una manera u otra, o menguan, o claudican, o se limitan a discursos complacien­tes, tú apareces como una luz clareando el camino de los cambios necesarios. Aunque no siempre estamos de acuerdo en todo, a veces discrepamo­s por asunto de forma, siempre, siempre estaré a tu lado, en todas las circunstan­cias. Tú no estás sola, cientos de miles de mujeres y hombres identifica­n en ti sus propias ilusiones. Es posible que seas solo una luz de paso en la oscuridad reinante, pero un día, cuando este país alcance su destino verdadero, cuando Duarte, Luperón, Manolo, Caamaño, Bosch y Peña Gómez sean los guías inmortales de la Patria redimida, en algún jardín florido o en una montaña altísima latirá tu corazón de doncella de la Patria libre, ética y progresist­a que tú has defendido con tanto coraje y honor.

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