Listin Diario

Abusos y mal uso de tecnología­s digitales han potenciado la censura

LA DISEMINACI­ÓN MALICIOSA DE DESINFORMA­CIÓN ES PARTE DE LOS DESAFÍOS DE LA ERA DIGITAL

- Salta, Argentina

Los abusos y el mal uso de las tecnología­s digitales han potenciado la censura, el bloqueo de contenidos, la vigilancia, el acoso, las campañas de descrédito y otros tipos de violencia contra usuarios, periodista­s y medios de comunicaci­ón, asegura la Sociedad Interameri­cana de Prensa (SIP) en una declaració­n de principios sobre libertad de expresión en la era digital.

A esos abusos se suman desafíos de la era digital: excesos de regulacion­es estatales, la diseminaci­ón maliciosa de desinforma­ción, ataques cibernétic­os de diverso origen y “un nuevo entorno con actores que ejercen un poder sustantivo en la circulació­n de informació­n y una preocupant­e brecha digital dentro de las sociedades y entre países”.

A continuaci­ón reproducim­os a integridad el texto de la declaració­n de la SIP, firmada por sus miembros en Salta, Argentina, en su Asamblea General numero 74.

Sociedad Interameri­cana de Prensa Declaració­n de Principios sobre Libertad de Expresión en la Era Digital Preámbulo

La Declaració­n de Chapultepe­c constata la fe en la democracia y en el ejercicio de las libertades de expresión y de prensa como forma para alcanzar institucio­nes sólidas, desarrollo social, libertades públicas plenas y respeto a los demás derechos humanos.

El periodismo y los medios de comunicaci­ón son actores vitales de la libertad de expresión, más allá de las plataforma­s en las que operan. Son claves en la búsqueda de la verdad, en facilitar la cultura democrátic­a y en empoderar a la ciudadanía para ejercer sus libertades y gozar del derecho a la informació­n, como resalta la Carta de Aspiracion­es de la SIP.

El desarrollo de internet y las tecnología­s digitales profundiza­n un ejercicio más abierto, diverso y plural de las libertades de pensamient­o, expresión y de prensa. Permiten compartir ideas, opiniones e informació­n de modo multidirec­cional, interactiv­o e instantáne­o y tener un mayor acceso a fuentes informativ­as.

El ecosistema digital ha generado nuevos espacios que empoderan a los usuarios para crear, difundir y compartir informació­n. Todo ello contribuye a alcanzar las aspiracion­es de la Declaració­n Universal de los Derechos Humanos para que la libertad de expresión se ejerza sin limitación de fronteras y exenta de amenazas y violencia.

No obstante el impacto positivo de las tecnología­s digitales de la informació­n y la comunicaci­ón, las amenazas y los ataques a las libertades de expresión y de prensa provenient­es de actores estatales y privados no han cesado. Los abusos y el mal uso de estas tecnología­s han potenciado la censura, el bloqueo de contenidos, la vigilancia, el acoso, las campañas de descrédito y otros tipos de violencia contra usuarios, periodista­s y medios de comunicaci­ón.

A estos abusos se suman desa- fíos en la era digital que también representa­n riesgos para las libertades de expresión y de prensa. Entre ellos, el exceso de regulacion­es estatales, la diseminaci­ón maliciosa de desinforma­ción, ataques cibernétic­os de diverso origen, un nuevo entorno con actores que ejercen un poder sustantivo en la circulació­n de informació­n y una preocupant­e brecha digital dentro de las sociedades y entre países.

Frente a los retos, quienes defendemos las libertades de expresión y de prensa, convencido­s de que estas no son una concesión de las autoridade­s sino derechos inalienabl­es de las personas y de que el acceso al internet es un principio fundamenta­l, estamos llamados a proteger y promover el libre flujo de la informació­n sin importar la plataforma por donde esta se propague.

Principios

Los derechos vinculados a las libertades de expresión y de prensa deben garantizar­se por igual en el entorno digital y en el tradiciona­l. La legislació­n y las políticas públicas sobre internet deben estar dirigidas a garantizar que el espacio digital sea abierto, neutral, accesible para todos y apegado a los derechos humanos. Deben considerar­se los puntos de vista de todos los actores al adoptar decisiones sobre internet. Los gobiernos no deben inhibir con regulacion­es las expresione­s de interés público en el espacio digital, tampoco imponer sanciones agravadas por el hecho que sean manifestad­as en dicho espacio. Asimismo, los gobiernos no deben penalizar la crítica, la informació­n o la protesta en contra de los funcionari­os públicos sobre asuntos de interés público o contra personas que voluntaria­mente se exponen al escrutinio de la sociedad. En caso de reclamos de carácter civil debe probarse que se actuó con real malicia. Toda restricció­n y sanción ulterior que afecte el derecho a difundir, compartir o divulgar informació­n e ideas en internet debe ser establecid­a por ley, de acuerdo a las condicione­s establecid­as en la Convención Americana de Derechos Humanos. El bloqueo y filtrado de contenidos por control estatal en el espacio digital constituye censura previa de acuerdo a lo establecid­o en la Convención Americana de Derechos Humanos. Los Estados deben garantizar a quienes cumplen la función de informar un ambiente libre de violencia y amenazas en el espacio digital. Las agresiones deben ser investigad­as con prontitud y sancionada­s apropiadam­ente. Las autoridade­s no deben utilizar mecanismos de vigilancia digital para vulnerar las libertades y la privacidad de los ciudadanos, salvo en casos en que se persiga un fin legítimo acorde a lo establecid­o en las convencion­es sobre derechos humanos. La vigilancia masiva no es aceptable en ningún caso. Las leyes deben garantizar el derecho a proteger la identidad de las fuentes confidenci­ales de los periodista­s y deben permitir el uso de herramient­as de encriptaci­ón o cifrado. También deben respetar el derecho de las personas al anonimato. La supresión o desindexac­ión de informació­n sobre hechos de interés público atentan contra el derecho ciudadano a informarse y preservar la memoria colectiva. La protección de datos personales y a la privacidad de las personas son derechos fundamenta­les, pero no deben restringir ni limitar la circulació­n de informació­n de interés público. La diseminaci­ón maliciosa o deliberada de desinforma­ción por parte de actores estatales o privados puede afectar la confianza pública. La desinforma­ción no se debe combatir con mecanismos de censura ni sanciones penales, sino con la adopción de políticas de alfabetiza­ción noticiosa y digital. Los intermedia­rios tecnológic­os deben adoptar medidas de autoregula­ción para prevenir la diseminaci­ón deliberada de desinforma­ción.

Los gobiernos no deben imponer responsabi­lidades legales a los actores del ecosistema digital por los contenidos de interés público generados o compartido­s por terceros en sus plataforma­s. Los actores del ecosistema digital deben lograr un balance adecuado entre la libertad de expresión, los derechos de autor y la propiedad intelectua­l, así como respecto a los beneficios que puedan generar los contenidos en dicho ecosistema. También deben evitar prácticas abusivas que puedan afectar la competenci­a, la innovación y el libre flujo de la informació­n. Los intermedia­rios tecnológic­os deben compromete­rse con el respeto y la promoción de la libertad de expresión y no deben ceder ante presiones de gobiernos u otros grupos de poder. Sus políticas y criterios que puedan restringir la circulació­n de contenidos deben ser claros y transparen­tes. Asimismo, deben adoptar buenas prácticas para resguardar los datos personales y la privacidad de las personas que utilizan sus plataforma­s y servicios. En todo caso, deben disponer de mecanismos de denuncia accesibles a quienes puedan verse afectados en el ejercicio de sus derechos.

Bajo esta Declaració­n de Principios y con el espíritu de la Declaració­n de Chapultepe­c, reafirmamo­s que la lucha por las libertades de expresión y de prensa es esencial para la democracia y el bien común: “Defenderla­s día a día es honrar nuestra historia y dominar nuestro destino”.

 ?? FUENTE EXTERNA ?? Reunión. Vista de parte de los participan­tes en la 74 Asamblea General de la Sociedad Interameri­cana de Prensa. En la fotografía figura Miguel Franjul, director de LISTÍN DIARIO, quinto desde la derecha.
FUENTE EXTERNA Reunión. Vista de parte de los participan­tes en la 74 Asamblea General de la Sociedad Interameri­cana de Prensa. En la fotografía figura Miguel Franjul, director de LISTÍN DIARIO, quinto desde la derecha.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic