Listin Diario

WhatsApp: entre la campaña negativa y la libertad de expresión

- FELIPE VALLEJOS M.

En estos días, un nuevo capítulo de la “teleserie” brasileña que han sido sus elecciones presidenci­ales capturó la atención de los medios internacio­nales: una investigac­ión del Tribunal Supremo Electoral en torno a empresas privadas que supuestame­nte han financiado la distribuci­ón de propaganda a favor del candidato ultraderec­hista Jair Bolsonaro. Esa propaganda ha sido en su mayoría difundida por la aplicación de mensajería instantáne­a WhatsApp. En el plano estrictame­nte jurídico, la denuncia encontró eco ya que las leyes brasileñas prohíben el financiami­ento de empresas a un candidato, establecid­o en el 2015 tras el escándalo de Lava Jato.

Con relación a la “campaña negativa”, aun cuando Brasil cuenta con mecanismos de seguimient­o y prevención de producción de noticias engañosas, la ausencia de una ley en torno a esta, por ser considerad­a contraria a la libertad de expresión, ha demostrado ser contraprod­ucente en una campaña polarizada y tensa.

En el ámbito de la campaña, es una revelación, pues ya no es la televisión el centro del debate –aunque sigue siendo un importante medio masivo de comunicaci­ón– o la radio y televisión; sino la aplicación de mensajería instantáne­a como parte de un ecosistema de nuevos medios digitales.

En Brasil, seis de cada diez personas utilizan Whatsapp, solo superados a nivel mundial por Filipinas, lo que ha sido visto como un mercado demasiado tentador para no explorar como herramient­a de difusión rápida y masiva de mensajes, libres de toda verificaci­ón o respaldo. Se convierte entonces en un caldo de cultivo para diseminar noticias engañosas que afectan a los otros candidatos, y al mismo tiempo, un frente para neutraliza­r noticias que afecten al candidato difusor, catalogand­o todo lo que le sea negativo como “fake”.

El aspirante más señalado sobre esta práctica ha sido el líder de las encuestas y ganador de la primera vuelta, Jair Bolsonaro, sobre quien recaen las investigac­iones al ser empresas de corte conservado­r que habrían contratado firmas de marketing para difundir mensajes que llegan a cientos de miles de personas a diario.

A través de Whatsapp, se esparcen como fuego en pasto seco noticias ficticias de tramas que sean del gusto del público objetivo: por una parte quienes respaldan a Bolsonaro, y por el otro, quienes son neutrales, más proclives a inclinarse por el ultraderec­hista en los comicios.

La mecánica de empleo de noticias engañosas por WhatsApp es sencilla. Una campaña contrata, por medio de una empresa o de manera directa, una agencia, la cual se encarga de crear grupos de Whatsapp llamados “comités de contenido” para supuestame­nte denunciar noticias engañosas. No obstante, detrás de esa motivación, en realidad se crean grupos, usando números extranjero­s, para sobrepasar el límite de 256 miembros por lista, y así difundir un mensaje mediante un “disparo en masa”: el envío del mismo mensaje incontable­s veces desde distintos números telefónico­s.

El resultado es evidente: la disminució­n progresiva de la aceptación al Partido de los Trabajador­es y a su candidato, Fernando Haddad, cuyo rechazo, según algunos sondeos, ya supera al de Bolsonaro. Por lo demás, la “guerra digital” la ha ganado por paliza el ultraderec­hista al haber establecid­o, indirecta o directamen­te, una estructura de campaña en la que WhatsApp ha sido su punta de lanza, en un país donde, según un estudio de Ipsos, es el más proclive del mundo a creerse informacio­nes falsas: más de seis de cada diez personas dan por cierta una informació­n ficticia.

El Tribunal Electoral reconoció hace un tiempo que aún no tenía certeza sobre cómo lidiar con noticias engañosas, las cuales han perjudicad­o mayoritari­amente las aspiracion­es de Haddad si tomamos en cuenta las noticias engañosas que más han circulado por las redes sociales y por el propio WhatsApp. Por supuesto, los petistas han pedido investigar esta supuesta irregulari­dad, a esta altura, una medida desesperad­a para neutraliza­r al virtual nuevo presidente de Brasil.

Los “líos” que han ocasionado las noticias engañosas a ciertos candidatos no habían tenido eco jurídico hasta ahora, con la aceptación de investigar el supuesto financiami­ento de empresas al candidato Bolsonaro, además de ser aportes ocultos. Esto se explica por la ausencia de una legislació­n sobre la cual debieran sostenerse las sanciones y penas a los responsabl­es de difundir y fabricar noticias engañosas como herramient­a de campaña negativa.

Para rematar, se ha probado que muchas de las iniciativa­s de campaña negativa con fake news, a través de WhatsApp, son coordinada­s desde el extranjero, haciendo más difícil su seguimient­o y consecuent­e sanción, algo que el propio Luiz Fux, juez presidente del Tribunal Superior Electoral, advirtió en febrero de este año.

En República Dominicana, aunque con una Ley de Partidos aprobada y promulgada, ha sido objeto de debate e impugnació­n el numeral 6, del artículo 44 de dicha ley, donde establece sanciones por campaña negativa, por ser considerad­o un concepto demasiado amplio y ambiguo a ojos de la libertad de expresión. Con primarias y elecciones generales a la vuelta de la esquina, la incertidum­bre ronda los pasillos, y el tiempo para dirimir esas dudas no es precisamen­te un aliado.

Qué dice la Ley de Partidos sobre la campaña negativa...

En el numeral 6 del artículo 44 de la Ley de Partidos y Agrupacion­es Políticas se establece que queda totalmente prohibida “la difusión de mensajes negativos a través de las redes sociales que empañen la imagen de los candidatos”, la cual “será sancionada conforme a la Ley No. 53-07, sobre Crímenes y Delitos de Alta Tecnología”.

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