Por qué se hartó el padre Linero
El sacerdote más famoso de Colombia colgó los hábitos hace menos de dos meses, tras 25 años de ministerio. Al justificar su decisión, Alberto Linero dijo en un programa de radio, literalmente, “Me mamé”, lo que en el estilo coloquial de su país equivale a “me harté”. Mientras lo escuchaba hablar, su declaración está en Internet, sentí compasión por ese hombre que de pastor pasó a convertirse en un producto mediático rentable, lo que evidencia la gran necesidad que tiene la gente de que le hablen de Dios.
La cuenta de twitter del antiguo sacerdote llegó a superar el millón de seguidores, lo que la colocó entre las 25 más seguidas de su país, por encima de medios reconocidos como el periódico El Espectador, W Radio, Canal RCN y la revista Semana. Y su éxito alcanzó el área editorial. La revista “El Man está vivo” vendía cerca de 260.000 ejemplares al mes. También, incursionó como presentador del programa “Día a día”, del Canal Caracol, y su figura fue clave para la emisora “El Minuto de Dios”.
Con todas estas responsabilidades, viajaba dos veces al mes fuera del país para impartir charlas en distintas partes del mundo. Pero, contrario a lo que podría esperarse, Linero no se cansó de ese trajín, sino de ser cura. Yo me preguntaba por qué y quise escuchar una de sus conferencias para ver si descubría algún indicio de su transformación. Escogí una sobre cómo sanar las heridas emocionales.
De una manera magistral, Linero explicó las claves para sobreponerse a experiencias dolorosas, con recomendaciones sencillas y directas. Ahí dejó claro por qué es un monstruo mediático, se trata de un gran comunicador. Pero también pude detectar las fisuras que evidenciaron cómo se agrietaba su fe. Cuando se refiere a los pecadores, nunca habla en primera persona, se excluye como si fuera un asunto de los otros. Sin embargo, utiliza su relación con Dios como referente. Además, muestra poca misericordia al hablar, con ironía, de mujeres abusadas que toleran golpizas. Reconoce que les ha sugerido, a algunas, que disfruten los golpes, y comete un desliz revelador. El editor de la revista “El Man está vivo”, que quiere decir “Cristo está vivo”, habló del hijo de Dios en pasado. Dijo que “Jesús era...”, aunque, luego, rectifica y dice “Jesús es...”
En fin, tuve la impresión de que en el interior de Linero quedaba ya poco de Dios. Se convirtió en una estrella, como le llamó su entrevistador mientras anunciaba en radio que colgaba los hábitos. Y las estrellas buscan más ser adoradas que adorar.