Vargas destaca vínculos con Londres
A escasos metros de mi despacho en el ministerio de Relaciones Exteriores en Santo Domingo, República Dominicana, hay una calle que ejemplifica la larga data y fortaleza de los vínculos entre el Reino Unido y nuestro país. Esa calle, que adecuadamente nace en la avenida Independencia, se llama Robert Schomburg.
Enviado plenipotenciario y primer cónsul general británico, poco después de constituido nuestro Estado, Sir Robert intercambió las copias firmadas y ratificadas por nuestro Congreso Nacional y por el parlamento británico, del establecimiento de relaciones bilaterales diplomáticas y comerciales.
El Reino Unido fue el primer país en reconocer, la independencia dominicana. Además de inaugurar la diplomacia británica en una República Dominicana libre, Sir Robert dejó una huella profunda con sus informes detallados sobre nuestras muchas riquezas físicas y humanas, elaborando, como renombrado miembro de la Real Sociedad de Geografía, el mapa más preciso de los preparados durante el siglo XIX, y gracias al cual se pudieron eventualmente zanjar las discusiones que desde nuestra separación de Haití venían celebrándose entre ambos países.
Desde entonces, nuestras riquezas físicas y humanas continúan en aumento, y las relaciones entre el Reino Unido y la República Dominicana se han ampliado y fortalecido. Es un honor para mí trabajar de manera conjunta con Canning House, porque nadie como George Canning hizo más por las independencias de los países de América Latina.
Su apoyo a nuestros libertadores fue crucial en lo político, lo económico y sobre todo en lo militar. Señoras y señores,
De ser el país más pobre y despoblado de la isla de La Española, República Dominicana se ha convertido en la 1ra economía de Centroamérica y el Caribe y la 9na de América Latina, según el cálculo estimado realizado por el FMI en este mes octubre del 2018, del producto interno bruto per cápita medido en términos de paridad del poder adquisitivo en dólares estadounidenses. Desde 1991, registra el mayor crecimiento anual promedio de toda la región.
De exportar unos cuantos productos básicos, República Dominicana cuenta hoy con un perfil cada vez más diversificado, siendo líder en turismo, productos médicos, textiles y vestido, electrónicos y cigarros.
Nuestros productos básicos no dejan de ser altamente valorados. Muestra de ello es el éxito que tienen nuestros bananos orgánicos y de comercio justo en este mercado, destino fundamental de nuestras exportaciones a la Unión Europea.
Finas barras de chocolate elaboradas a partir de cacao dominicano ganan cada vez más premios internacionales. Una gran mina de oro, la Rosario, es operada desde 2012 por la empresa canadiense Barrick, cuya inversión de más de 4 mil millones de dólares estadounidenses es la mayor jamás recibida por mi país.
Para un país que envió al exterior mercancías por un valor de diez mil cien millones de dólares en 2017, es un logro incuestionable exportar mil setecientos millones de dólares en oro, sin duda nuestro principal renglón de exportación de bienes.
En productos médicos exportamos más de mil quinientos millones de dólares. En textiles y vestidos, más de mil cien millones. En productos electrónicos, 884 millones. Y en cigarros, 792 millones, siendo así mi país el principal exportador de puros de calidad al mercado mundial.
Como destino vacacional, República Dominicana acogió el año pasado en nuestras casi 80 mil habitaciones hoteleras a más de seis millones doscientos mil turistas. De éstos, 175 mil eran residentes británicos. Por ello, este sector generó siete mil doscientos millones de dólares, siendo con mucho la principal fuente de divisas de la economía dominicana.
Estas son sólo algunas de las cosas que hacen especial a la República Dominicana y que, espero, lleven a más empresas británicas a invertir y fabricar productos para la exportación en mi país. Damas y caballeros: Nada de lo descrito es casualidad. Es el resultado de años de políticas de desarrollo para incentivar la inversión. Hemos abrazado de manera decidida el proceso de globalización, ingresando a la OMC como miembro fundador, liberalizando el comercio con Centroamérica y el Caribe y negociando acuerdos de libre comercio con los EEUU y la Unión Europea. Sirvan estas referencias para reiterar lo mucho que valora República Dominicana estos acuerdos, por la seguridad jurídica que ofrecen a nuestro comercio y a las inversiones que recibimos y realizamos.
Esta seguridad jurídica deberá preservarse en lo bilateral, cuando a la entrada en vigor del Brexit comience a operar el nuevo acuerdo que negocian los Estados Miembros del CARIFORO y el Reino Unido.
Es gracias a esa seguridad jurídica que las relaciones comerciales dominico-británicas han evolucionado de manera impresionante desde la entrada en vigor del Acuerdo de Asociación Económica (EPA) a fines de 2008. Según las propias cifras europeas, las exportaciones británicas hacia nuestro país crecieron más de 40% entre 2009 y 2016, mientras que nuestras exportaciones aumentaron, más del 100% en el mismo periodo.
A pesar de esas impresionantes tasas de crecimiento, los volúmenes son todavía pequeños en proporción a nuestro comercio total. Hay espacio para estrechar aún más nuestras relaciones para beneficio de nuestras empresas, aprovechando las oportunidades favorables que ofrecemos en la región.
República Dominicana es el único estado independiente de América Latina y el Caribe que está a menos de 9 días por barco y a menos de 9 horas por avión del Reino Unido y del resto de la Unión Europea.
República Dominicana está a pocas horas de sus mercados circundantes en el Norte, Centro y Suramérica, así como en las islas del Caribe.
Pero no es sólo por logística ni por libre comercio que resultamos atractivos. La productividad laboral crece sin parar, al tiempo que la mano de obra se mantiene estable. Las empresas instaladas en nuestros parques de zona franca gozan de un régimen de incentivos fiscales que compara favorablemente con cualquier otro.
Y por si fuera poco, la República Dominicana cuenta con una densa infraestructura de telecomunicaciones y de transporte terrestre, junto a 5 puertos activos, 7 aeropuertos internacionales y la conexión internacional a las redes de información que hace posible la presencia en el país del Punto de Acceso a las Redes del Caribe. Señoras y Señores:
En esta capital financiera mundial vale mencionar que nada de lo logrado habría sido posible sin tantos años de crecimiento con estabilidad macroeconómica. Este año, en el que importantes economías emergentes han visto revertirse sus tasas de crecimiento y en el que América Latina y el Caribe apenas crecerá, la República Dominicana ya creció 6.7% durante el primer semestre. Proyectándose un crecimiento al término del año de un 6.8%.
Esto ha permitido a las autoridades financieras emitir bonos en pesos dominicanos en los mercados internacionales, fruto de la confianza que generan el alto crecimiento, la baja inflación y un déficit fiscal de apenas un punto porcentual del producto interno bruto. Por lo tanto, no sorprende que el país sea el mayor receptor de inversión extranjera directa en el Caribe. Damas y caballeros:
En este escenario, es de importancia mencionar nuestros esfuerzos, que llevan ya más de seis décadas, por preservar nuestros bosques, mediante lo que el renombrado autor Jared Diamond ha calificado como “la más extensa red de parques nacionales de país alguno”.
Gracias a ello hemos preservado más de siete mil especies endémicas, al tiempo que protegemos las cuencas de los ríos que alimentan nuestro sistema de presas hidroeléctricas, de las cuales se surten, a su vez, los canales de riego que hacen posible la agricultura en zonas áridas.
Esas zonas áridas son hoy las más exitosas en producir banano orgánico y de comercio justo para el Reino Unido, tabaco para el mundo, y productos frescos para el consumo nacional. Es por ello que antes de que la sostenibilidad estuviera de moda en el mundo, ya la República Dominicana llevaba varias décadas practicándola.
Este año es importante para la República Dominicana por muchas razones. Quizás la principal sea el haber merecido el voto unánime de los miembros de la Asamblea General que estuvieron presentes en la sesión del 8 de junio pasado, gracias al cual participaremos como Miembro No Permanente del Consejo de Seguridad por primera vez en nuestra historia. Gracias al Reino Unido y a los países aquí representados por su apoyo y voto de confianza.
Nuestra membresía en el Consejo será constructiva. Buscará promover y proteger el multilateralismo, pues la única arma de países pequeños como el mío, es el imperio del derecho internacional. Promoverá procedimientos de trabajo más transparentes y efectivos. Y procurará vincular la seguridad con la resiliencia que necesitan tener nuestros países frente a desastres naturales, choques económico-financieros y perturbaciones sociopolíticas.
Nuestros países se comprometieron en el 2015 con un enfoque común frente a los desastres naturales, el financiamiento al desarrollo, los objetivos de desarrollo sostenible y el cambio climático. Cada uno de esos compromisos tiene en la resiliencia uno de sus principios rectores. Parecería así haber un ambiente favorable para explorar el vínculo entre resiliencia y seguridad.
Nos preocupa, sin embargo, que cargamos con un pesado fardo económico en la lucha contra el narcotráfico, pese a que la demanda y los consumidores están abrumadoramente en otro lado.
Nos preocupa además, la ciberdelicuencia y el trasiego de armas pequeñas y ligeras, cuya prevalencia va en aumento y exacerba la violencia en nuestras comunidades.
Desde ya, República Dominicana está presta a trabajar en estas causas que son a la vez urgentes e importantes y que necesitan de una reconsideración de parte de la comunidad internacional.
El Reino Unido mantiene todavía una presencia en la región, en la forma de sus países y territorios de ultramar. He conversado esta semana con mis contrapartes del gobierno en las iniciativas que conjuntamente podemos asumir.
Una de ellas, pendiente desde 2011, es la instauración en la región de un centro regional de respuesta a los desastres naturales, a los fines de cumplir la Resolución de la Asamblea General adoptada al respecto por consenso, patrocinada originalmente por República Dominicana, Qatar y Turquía.
En los hechos, ya estamos trabajando como centro regional de respuesta en el Caribe. Prueba de ello fueron las acciones inmediatas que ha tomado el gobierno de mi país ante situaciones de terremotos y huracanes, incluyendo las mas recientes.
Ahora que estaremos juntos en el Consejo de Seguridad, quizás nos sea posible asumir el liderazgo en la respuesta regional a los desastres naturales y así evitar futuros retrasos en las labores de asistencia y rescate que tan elevados costos acarrea.
Otra tarea pendiente es la conclusión de la delimitación de nuestras fronteras marítimas. Con las islas Turcas y Caicos al norte de la República Dominicana, resulta sorprendente que este tema todavía esté irresuelto.
Ambos somos compromisarios de la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, y el presidente Danilo Medina acaba de constituir por decreto, una Comisión bajo mi presidencia para asumir y concluir las labores pendientes con el Reino Unido, los EEUU, los Países Bajos y la República de Haití.
Confío en que a partir de esta visita el tema será asumido con la atención que amerita, para beneficio de la seguridad jurídica que debe imperar siempre entre vecinos. Damas y caballeros:
La presencia constructiva de la República Dominicana en el Consejo de Seguridad no representa un acto aislado de política exterior. Es la expresión internacional de nuestra capacidad para recabar consensos y asumir el diálogo como la respuesta más acertada para la solución de los problemas. Ese rasgo nos ha permitido mediar en importantes conflictos regionales, dándonos un conocimiento de primera mano que será de gran utilidad en las discusiones del Consejo de Seguridad. Muchas gracias por su presencia y atención.