Las muñecas
La exposición de las muñecas Lime en la calle el Conde, ha hecho reverdecer los días de Gloria de la emblemática calle capitalina. El Conde fue durante muchos años el eje de la vida en la ciudad hasta pasada la Guerra Civil del 65, cuando el comercio y la banca se desplazaron hacia el oeste y los tradicionales habitantes, hicieron lo mismo, buscando ambientes de tranquilidad, lejos de la estela de zozobra dejada por la guerra. La calle el Conde permaneció semiabandonada, como una pobre viuda, despojada de su glamur y de la efervescente vida ciudadana.
Luego llegaron los años de las restauraciones y remodelaciones y la calle se convirtió en vía peatonal. Sin embargo, el Conde siguió sin recobrar su antiguo lustre. Con el último esfuerzo gubernamental, destinado a volver a convertir la antigua ciudad en la joya de la corona, como primada de América, la vía empezó a recobrar su brillo.
Las muñecas sin rostro, han tenido la virtud de arropar de vida y glamur de nuevo, la calle más querida por los capitaleños que peinamos canas. Ema y yo recorrimos la vía de extremo a extremo, admirando las damas de barro, el ambiente y la alegría de vivir que se respira otra vez allí. Los bancos para sentarse, las farolas y ese particular aire de otros tiempos, de nuestra ciudad amurallada, nos permitió por un rato alejarnos del atropello del caos urbano y del afán enloquecedor que vivimos día a día.