¡Secuestro!

La sociedad conmocionada vió y escuchó el aterrador relato del secuestro sufrido por dos sobresalientes miembros de la clase médica. Una turba de haitianos les salió al paso, en una carretera de nuestro país, les arrebataron sus motocicletas y los retuvieron, amenazantes, en presencia de guardias dominicanos. Todo esto atestiguado por las propias víctimas, liberadas, afortunadamente, sin daños, un tiempo después. La experiencia traumática de los distinguidos galenos, ha puesto de relieve hasta qué punto los nacionales del país vecino, pueden llegar en su descarada invasión de nuestro territorio. Se trata de gente depauperada, desesperada, sin nada que perder. Una tormenta perfecta, en resumidas cuentas que se está desatando sobre nosotros. La situación crítica por demás del infeliz pueblo haitiano, tiene y debe resolverse en su territorio. Los modernos negreros que se lucran con la miseria de estos infelices y que están enquistados en los estamentos gubernamentales o bien relacionados con estos, tendrían que ser desenmascarados. La sociedad se encuentra indignada. Hay propuestas muy sensatas de políticos preocupados por la situación invasiva que vivimos. El secuestro fue una clarinada, la violencia de seres primitivos, sin nada que los detenga, no se va a hacer esperar. Emma está aterrada y yo también…