_Valores
Puede que haya surgido en alguna ocasión la pregunta, ¿qué me ha enseñado la vida? Se suele pasar una valiosa parte estudiando en la escuela, en el bachillerato, en la universidad, clases extracurriculares... sin embargo, muchos coinciden en que el conocerse profundamente a sí mismo es lo más importante.
Cuestionarse sobre qué ha enseñado la vida abre una puerta a la reflexión sobre lo vivido y lo aprendido; a realizar cambios, a modificar el rumbo, a buscar soluciones, a nuevas herramientas y, en ocasiones, a dejar las excusas atrás.
Las pruebas vocaciones y psicológicas aparantemente parecen ser insuficientes en estos tiempos donde el autoconocimiento, perdonar, desarrollar habilidades y potenciales, se hace acorde a los intereses individuales, y no sobre las normas rígidas que imponen las familias y la sociedad, así lo consideran algunos profesionales del área, quienes se desenvuelven en medio de esta realidad.
Según Raquel Mera, asesora personal, la vida le ha enseñado a valorar el autoconocimiento.
“Tener la voluntad de conocernos es la base para lograr nuestros sueños, nos hace autónomos y permite la autogestión emocional. Con frecuencia, no saber ciertamente cuál es nuestro propósito nos limita”, asegura.
Eleonora Fondeur, consteladora familiar y biodescodificadora, considera que la educación dominicana pudiera incluir el diseño humano, (la lectura de nuestro ADN), como herramienta que permite que cada persona pueda tener un conocimiento más detallado y profundo de sus fortalezas y caminos de aprendizajes para poder llevar una vida acorde consigo mismo.
“Esto evitaría dramas y deseos de ser como el otro, no hay nadie como tú; estos instrumentos ayudan a que seas mejor empleado, mejor ser humano, padre, hermano; a ser y dar lo mejor de ti. Sin competencias ni deslealtades”, afirma.
En este sentido, manifiesta que si en su etapa de crecimiento hubiese contado con esos instrumentos, no habría pérdido tanto tiempo, tenido sentimientos encontrados dentro de sí misma y, muy especialmente, de querer tener y ser alguien que no podía ser.
Ericacarol Carlo, facilitadora certificada de Mindfulness, testimonia que luego de los 40 años de edad es cuando comenzó a vivir experiencias significativas a través del sufrimiento que la ha sacudido y que le ha despertado el deseo de superarse.
“Cuando comencé a prepararme para ser y no para hacer; mi vida cambió. Empecé a ser agradecida, a llevar un estilo de vida con el que me siento conectada con el bienestar, resiliencia, aceptación, a no juzgarme tanto a mí misma como a los demás”, explica.
Desde su vivencia, Carlo considera que la agenda escolar y universitaria debe formar en las áreas de Mindfulness, que es una filosofía de vida la cual incluye la práctica de meditación; esta es incluida en países como España y Estados Unidos.
“Mis mayores conocimientos más útiles vienen de terapias no convencionales, de lecturas o películas, intercambio con mentores o simplemente de ‘meter la pata’. La universidad no me enseñó sobre educación vial, manejar mis finanzas o tarjetas de crédito, gestión de mis emociones, redactar mi currículo, espiritualidad, toma de decisiones o emprendimiento”, comparte.
Mera resalta que se debe conectar con los valores propios, no solo enunciarlos, para así poder realizar cambios, darle significado a la vida, y concretar conductas. Añade que caer es avanzar si se aprenden las lecciones de cada caída, y que la incoherencia en los valores es el inicio de todo malestar.