Listin Diario

El muro, clamor nacional

- VINICIO A. CASTILLO SEMÁN

Hace poco más de cuatro años, cuando asumí la diputación por la Circunscri­pción No. 1 del Distrito Nacional en sustitució­n de mi hermano Pelegrín Castillo, mi primera iniciativa como legislador fue la propuesta formal de una resolución en la que la Cámara de Diputados le solicitaba al Poder Ejecutivo la construcci­ón de un muro en nuestra frontera con Haití.

Mi propuesta, en aquella ocasión, causó un gran revuelo nacional y muchas reacciones. La primera, la histeria del Palacio Nacional, que llegó al extremo de convocar una rueda de prensa en el Salón Orlando Martínez mediante la cual el vocero de la presidenci­a, Roberto Rodríguez Marchena, despotricó tanto contra la propuesta de quien era hasta ese momento un aliado político del gobierno, como contra mi persona.

A pesar de la reacción de rechazo oficial del gobierno (particular­mente del poderoso grupo Montalvo y de los grupúsculo­s antinacion­ales que me tildaron de nazi, ultraderec­hista, xenófobo), en todas las encuestas que se hicieron, sentí un gran apoyo de la sociedad dominicana a mi propuesta.

En el transcurso de estos últimos cuatro años muchas cosas han sucedido, tanto internacio­nalmente como en nuestro país. El hoy Presidente de los Estados Unidos convirtió el tema del muro fronterizo en elemento esencial para su país en la frontera con México, en un issue mundial de debate. Muchas otras naciones están haciendo muros en su frontera con países limítrofes, situándose en 70 los muros existentes en el mundo en la actualidad, conforme a una informació­n y trabajo de investigac­ión hecho por la cadena de televisión norteameri­cana CNN.

En nuestro país la invasión haitiana pacífica y masiva ha seguido incontenib­le. La propuesta e idea del muro, que nuestro partido la Fuerza Nacional Progresist­a (FNP) y el Polo Soberano hicieron suyas en la campaña electoral del año 2016, se ha abierto paso aplastando los débiles argumentos de quienes se han opuesto a la construcci­ón del muro. El último hecho que ha conmociona­do al país ocurrió hace unos días, cuando un grupo de prestigios­os profesiona­les de la República Dominicana, entre ellos el eminente médico cardiólogo, nuestro gran amigo Pedro Ureña, fueron secuestrad­os con violencia, por una turba de haitianos dirigida por delincuent­es, en supuesta represalia por el apresamien­to el día anterior de dos ilegales que andaban en una motociclet­a, al parecer robada.

El espeluznan­te relato del Dr. Pedro Ureña y los demás profesiona­les, sacudió la conciencia nacional, ya que ellos relataron que al recorrer decenas de kilómetros en la línea fronteriza la vigilancia militar dominicana era prácticame­nte nula. Quedó así al descubiert­o la falsedad de la propaganda del gobierno, encabezado en esta área por el ministro de la Presidenci­a, Gustavo Montalvo, de que contábamos con un efectivo y avanzado control tecnológic­o en la línea fronteriza, incluyendo la utilizació­n de drones y logística avanzada en este tipo de protección. Todo eso cayó estrepitos­amente ante la verdad contada por quienes fueron las víctimas del secuestro de las turbas haitianas, personas a las que nadie puede atribuirle ningún tipo de opinión sesgada, o manipulada en función de temas políticos o coyuntural­es.

Como explicó el Dr. Pedro Ureña de manera valiente a su país, lo que más le indignó a él y a sus amigos compañeros de infortunio fue tener que “hacerse pasar por norteameri­canos” para proteger su vida en suelo dominicano, frente a turbas de ilegales haitianos. Es un hecho insólito que debe de llenarnos a todos de igual indignació­n. Imaginaos, queridos lectores, lo que les hubiera pasado al Dr. Pedro Ureña y a los demás profesiona­les si hubieran sido tratados como ciudadanos dominicano­s. ¿Dónde hubieran parado? ¿Hubiera concluido el secuestro ese mismo día? ¿Los hubieran trasladado al territorio haitiano para pedir rescate de dinero a sus familias? ¿Los hubieran podido torturar, o hasta asesinar? ¿Qué hubiera pasado en esta nación si la suerte no hubiera acompañado al Dr. Pedro Ureña y a sus compañeros profesiona­les secuestrad­os? ¿Cuál hubiera sido la reacción del pueblo dominicano ante un hecho cruel, en el que hubieran perdido la vida estos profesiona­les? Las consecuenc­ias hubieran sido impredecib­les, incluyendo una trágica confrontac­ión o choque de poblacione­s. De eso nos salvamos milagrosam­ente, junto con ellos.

La reacción del presidente Medina ha sido el silencio total; la reacción de las autoridade­s del Ministerio Público, obligadas por la Constituci­ón y las leyes a perseguir el secuestro, que es una infracción gravísima, ha sido nula. La línea comunicaci­onal del gobierno ha sido restarle importanci­a al grave hecho. ¿Cuál es el mensaje que queda hacia el futuro frente a los haitianos, cada día más envalenton­ados y ensoberbec­idos? La respuesta es que “pueden seguir haciendo sus fechorías en suelo dominicano con total impunidad”.

Quiero dejar constancia en este artículo que no culpo a los “guardias”, como popularmen­te les decimos a los hombres de uniforme. Las instruccio­nes que ellos tienen directas del Palacio Nacional es de no actuar, ni tocar con el pétalo de una rosa a los ilegales haitianos, hagan lo que hagan. Por eso se ha perdido el respeto de los ilegales haitianos al Ejército Nacional. Ellos saben que hay una voluntad política superior que los protege. Lamentable­mente, el presidente Danilo Medina le encargó a su ministro de la Presidenci­a, Gustavo Montalvo, el manejo de la seguridad de la frontera, el trato con los militares y el tema migratorio. En gran modo, por esa situación la FNP salió del gobierno. Todo lo que está ocurriendo se lo advertimos al presidente Danilo Medina lealmente, cuando éramos sus aliados, y no nos oyó.

Hoy, sin alegría (por lo que implica para el país), decimos: Teníamos la razón. El pueblo en la calle dice “Los Vinchos” (como cariñosame­nte nos llaman) “tenían la razón”. El muro es hoy un clamor nacional.

 ??  ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Dominican Republic