¡Háblele al país, señor Presidente!
En la semana recién transcurrida, la República Dominicana conoció una noticia estremecedora e insólita: El gobierno dominicano trajo al país, de manera sigilosa y en total transgresión de todo nuestro ordenamiento jurídico, al poderoso y peligroso narcotraficante cubano, Willie Falcón, quien sembró de terror el Estado de la Florida en los años ’80 y ’90, a través de su poderosa organización denominada “Los Cowboys de la Cocaína”.
El pueblo dominicano ha tenido conocimiento de este gravísimo hecho gracias a una publicación de una importante cadena de televisión norteamericana y el periódico Miami Herald. Sin que esas publicaciones se hubieran producido, hoy estuviéramos a este “huésped del gobierno” entre nosotros muy posiblemente con un nombre y apellido falsos, como ya igual que él, debemos tener muchos, que ni sospechamos que están haciendo vida normal en la República Dominicana.
La publicación de la prensa norteamericana y la rapidez con que las redes sociales divulgaron la noticia impidió al gobierno organizar una respuesta creíble de lo ocurrido. Nuestro amigo, el canciller Miguel Vargas fue evidentemente sorprendido y planteó lo que se le dijo desde arriba: Que había sido un acuerdo de gobierno a gobierno con los Estados Unidos y un tema de seguridad nacional. La embajadora norteamericana desmintió implícitamente lo dicho por nuestro apreciado Canciller, cuando explicó que se había enterado de esa noticia en la mañana de ese día.
Nuestro amigo, el general Sigfrido Pared Pérez, igualmente dio unas declaraciones, en principio, explicando que el poderoso capo estaría libre en el país y que era de interés del DNI indagar sobre actividades ilícitas del mismo en la época de los ‘90. Horas después, un comunicado conjunto del mismo DNI con la Procuraduría y el Ministerio de Interior y Policía, informaron que el capo estaría “bajo custodia”, sin especificar si era arresto domiciliario o qué tipo legal le podía permitir tener a este capo bajo custodia.
El Director de Migración dijo que no sabía nada, ni hay nada registrado. Al peligroso capo lo trajeron al país violando todas las leyes, como si fuéramos una tribu. ¿Quién podía hacerlo? Lo que ocurrió no podía hacerse sin una orden expresa del presidente Danilo Medina.
La pregunta que se hace el pueblo dominicano hoy: ¿Por qué el Presidente de la República autorizó que alguien que pone en serio peligro al país, jefe de un imperio de terror y de droga, cuyo hermano acaba igualmente de caer en Miami hace poco tiempo, pudiera ser un “huésped” de su gobierno?
Después del desmentido implícito de la Embajadora norteamericana de que se tratara de un acuerdo de gobierno a gobierno, el país se ha llenado de especulaciones sobre los supuestos motivos, de ninguna de las cuales me voy a hacer eco en este artículo. De lo que sí puede estar seguro el país es que no hay ninguna excusa válida que pueda justificar lo ocurrido. El presidente Danilo Medina, consciente o inconscientemente, no midió al parecer el alcance de su acción. Cada día y cada minuto que ese poderoso capo pase en la República Dominicana será responsabilidad personal de él. Todo lo que ocurra alrededor y en relación con ese señor aquí, será responsabilidad directa del presidente Danilo Medina, incluyendo acciones ilícitas o violentas que puedan ocurrir en el porvenir. Es importante que sepa que es el riesgo que está tomando por tenerlo aquí. Pero, más allá de lo anterior, lo más grave es la señal, el mensaje que reciben todos los hombres y mujeres que durante las últimas décadas han arriesgado sus vidas y la de sus familiares en la lucha contra el crimen organizado y la lucha contra las drogas. ¿Cuál es el mensaje a los oficiales de la DNCD, de las Fuerzas Armadas, de la Policía, a los miembros del Ministerio Público y a los jueces? ¿Vale la pena jugársela por el país contra este crimen de lesa humanidad?
La acción del gobierno al traer al narcotraficante cubano Willie Falcón en las condiciones en que esto ha ocurrido, es un derrumbe moral en la necesaria mística que implica una lucha tan delicada como es la que se hay que librar contra las drogas y el crimen organizado.
El crimen organizado y el tráfico de drogas en RD están de fiesta con lo ocurrido y les sobran razones para ello. Una ominosa señal de disolución contra nuestro país. Felicito a la prensa responsable, que no ha guardado silencio cómplice o temeroso ante lo ocurrido y que está informando y orientando al país de la magnitud del daño que ésto ha implicado, y puede seguir implicando, si el capo Willie Falcón, a pesar de todo el rechazo de la sociedad dominicana, se queda viviendo en la República Dominicana.
Lo menos que le puedo pedir al presidente de la República, Danilo Medina Sánchez, es que le hable claro a este país, acerca de qué es lo que ha ocurrido. Su silencio sobre este delicado tema sólo servirá para apuntar el índice acusador sobre su persona.
¡Háblele al país, señor Presidente!