Falcón: mucho ruido y pocas nueces
Uno de los efectos de estos tiempos de la comunicación democratizada, es la fabricación de escándalos cimentados en mentiras y exageraciones de cuestiones menores. Es el caso de la llegada al país del narcotraficante cubano Augusto “Willie” Falcón, quien lideraba junto a su socio Salvador “Sal” Magluta una organización criminal que introdujo a los Estados Unidos decenas de tonelada de cocaína entre finales de los años setenta e inicios de los noventa del siglo pasado, tiempos en que eran conocidos en el sur de la Florida como “Los Vaqueros de la Cocaína”.
Cumplida su condena correspondía extraditarlo hacia Cuba, pues no es ciudadano estadounidense. Sin embargo sus abogados acudieron a las cortes para detener su deportación bajo el alegato de que Falcón podría sufrir represalias en su país natal, como consecuencia de su supuesta participación en intentos de asesinar al dictador cubano Fidel Castro, de la mano de la Agencia Central de Inteligencia (CIA).
Esa petición fue denegada, pero en lugar de ser deportado a su Cuba natal el exconvicto vino a parar a República Dominicana, por medio de diligencias realizadas a través del Departamento Nacional de Investigaciones (DNI). Lo que evidencia que Falcón fue protegido por la inteligencia estadounidense, que acudió a un país amigo para que le resolviera un problema.
Y como fue una solicitud de la CIA, se justifica que la honorable embajadora Robin Bernstein no conociera de este caso. Pues la inteligencia norteamericana maneja directamente sus relaciones con agencias similares de países amigos, y no siempre la interacción se realiza a través del Departamento de Estado ni sus misiones diplomáticas.
Misma razón por la que Cancillería dominicana no tuvo protagonismo en este asunto, y sólo se involucró al Embajador dominicano en Washington por la necesidad de una carta de ruta que permitiera a este señor ingresar al país junto a un grupo de deportados dominicanos.
Se trata de un hombre que se encuentra bajo control del DNI, en alguna casa de seguridad vigilado las 24 horas del día los 7 días de la semana. Y que está aquí porque el Gobierno dominicano tomó la decisión –no necesariamente simpática– de colaborar con el Gobierno de los Estados Unidos, para ayudar a salir de un dilema a una agencia de seguridad importantísima de su principal socio comercial y aliado estratégico en materia de seguridad y de lucha contra el crimen organizado… La CIA no quería que Falcón fuera a Cuba, y de momento la Justicia le niega el asilo en territorio estadounidense.
Pero algo tan elemental y fácil de explicar ha terminado en un quilombo que el Gobierno ha manejado con extrema torpeza. Los agarraron fuera de base cuando un periodista de CBS en Miami superó la discreción que norma las tratativas entre agencias de inteligencia e informó sobre el paradero de Falcón. La noticia rebotó en medios locales y el Gobierno respondió a contrapié, víctima del “declaracionismo” tan característico del funcionariado dominicano que uno detrás de otro fueron ofreciendo declaraciones que por dispersas e incongruentes enredaron más la madeja.
Eventualmente, mediante un comunicado conjunto, el Ministerio de Interior, la Policía Nacional y la Procuraduría General de la República aclararon que la llegada de Falcón se produjo accediendo a una solicitud de una agencia de seguridad del Gobierno de los Estados Unidos y que su estancia sería temporal.
Y nada pecaminoso hay en hacerle ese favor a la CIA y al Gobierno de los Estados Unidos… Por el contrario, siempre resultará conveniente darle la mano a un amigo tan importante, y más en momentos cuando el establecimiento de relaciones con China Popular ha provocado más de un resquemor en Washington…
Pero además este individuo no representa ningún peligro para la sociedad. Llega “marcado”, y por tanto se supone que resultará relativamente sencillo monitorearle y prevenir que incurra en actividades ilícitas. Como también se supone que ya con sesenta y pico de años –los últimos veinte recluidos en una prisión de máxima seguridad–, Falcón debe saber que reincidir le conduciría indefectiblemente a los tribunales cubanos que tanto teme.
Una diferencia importante con otro perfil de capo –como Figueroa Agosto y Arturo del Tiempo–, que llegan al país camuflados como empresarios, penetran los estratos sociales más diversos y se codean con la crema y nata de la sociedad, al tiempo que trafican toneladas de drogas… Esos son verdaderamente peligrosos… Y circulan actualmente por nuestras calles.
Por tanto, esto de Falcón no es más que otro ejercicio de hipocresía y simulación por parte de gente que pretende aprovechar la ignorancia y el morbo de un segmento de la sociedad para atacar al Gobierno y al presidente Medina… Mucho ruido y pocas nueces.
Y las amenazas que enfrenta República Dominicana en materia de seguridad y de lucha contra el crimen organizado son demasiado graves para alharacas ante a este tipo de nimiedad.