Listin Diario

Desde el 2007 viven como damnificad­os

DICEN QUE JAMÁS HAN VUELTO A TENER PAZ, YA QUE ANTE CUALQUIER ALERTA POR LLUVIAS DEBEN REFUGIARSE EN ZONAS MÁS SEGURAS

- +14A LA REPÚBLICA

Venciendo el miedo, la desesperan­za y la miseria, habitan en esta comunidad unas 15 familias, las cuales aun no han podido reponerse de la desgracia que causó el río Haina, cuando en el año 2007 arrasó con el poblado La Cueva del Duey y dejó a la localidad en vilo.

Sus casas permanecen a 10 y 20 metros del cauce del acuífero y, según dijeron, no tienen medios para mudarse a una zona segura.

“Nosotros esperábamo­s que se nos tomara en cuenta en el proyecto habitacion­al que construyó el gobierno en Villa Altagracia para los damnificad­os de El Duey, porque aunque no parezca, nosotros somos damnificad­os permanente­s”, dijo el señor Roberto Paula. Y es que estas personas habitan junto al río, y cuando aumenta su caudal a causa de las lluvias, tienen que salir huyendo y refugiarse a lugares más seguros, venciendo las inundacion­es repentinas que se generan.

“Jamás hemos vuelto a tener paz. Vivimos en un continuo sobresalto, pero nos tienen aquí esperando más muertes. Estamos todos nerviosos y a veces esto se pone que no encontramo­s para donde coger, y tenemos que bravear con las inundacion­es para no ahogarnos”, contó.

Esta comunidad se ubica en el municipio Villa Altagracia de esta provincia y colinda con la desapareci­da La Cueva del Duey, la cual en noviembre del 2007 fue arrasada por una riada que mató a decenas de personas.

“¿Tú crees que queremos vivir en la playa del río?, pero como no tenemos posibilida­d, no nos queda de otra que habitar en medio del peligro. Nosotros siempre estamos preocupado­s porque sabemos el peligro en el que estamos metidos, pero nos han dejado abandonado­s aquí”, dijo Paula.

Refirió que allí no hay paz, porque viven en un continuo “juidero” y con los “nervios de punta”, porque aunque el río ahora mismo solo tiene un cauce de piedras, cuando llueve, en cuestión de minutos aumenta su caudal.

El señor Antonio Castillo narró que han enfrentado numerosos momentos de emergencia, en los cuales el río ha penetrado con fuerza a los patios y al interior de las viviendas y, junto a una cañada, bloquearon las vías de escape de la comunidad y solo pudieron esperar un milagro. “Han sido momentos en los que solo nos ha costado esperar en Dios que no se repita la historia de La Cueva de El Duey. Si no hacen una obra con nosotros, nos van a perder a todos un día de estos”, advirtió. Algunos pobladores, como el señor Cristóbal Edmundo Romero, desde que el Centro de Operacione­s de Emergencia (COE) dan a conocer los niveles de alerta para la provincia, cierran su casa y se refugian en la escuela.

Asimismo, Daniel Castillo dijo que desde que el acuífero empieza a coger agua “cierro mi casa y me embalo para la zona segura”. Refirió que en las últimas inundacion­es repentinas que tuvieron lugar en la zona, los militares que instaló Medio Ambiente a la entrada de El Duey, a unos cuatro metros del río, bajaron despavorid­os a las 3:00 de la mañana y despertaro­n a todos los vecinos para que salieran a zonas seguras, pero ya estaban atrapados.

“Los guardias decían, ‘¡vámonos, vámonos, vámonos, hay que salir ya señores, vámonos, despierten todos!’, y nosotros salimos como balas a pelear con las aguas que ya habían entrado al poblado, pero ya estábamos atrapados y solo esperamos que Dios nos amparara”, narró Castillo.

Estas familias expresaron que, sumado a ese panorama, enfrentan la dificultad de carecer de los medios económicos para subsistir, pues apenas les quedaron los patios de las casas y algunos espacios en El Duey, donde siembran yautía, batata, plátano y guineo, en pequenas cantidades.

“Solo la prensa nos puede ayudar. Parece que nos tienen bloqueados para que el Presidente (Danilo Medina) no sepa nuestra situación y no nos ayude. Esperamos que el Gobierno nos tome en cuenta y nos ayude, ya que estamos muy mal”, declaró Castillo.

Estas familias tienen más de 65 anos radicadas en el lugar, pero manifestar­on que están en la disposició­n de salir, si las autoridade­s les facilitan tierras para trabajar y un techo seguro.

Dijeron que pasan hambre y padecen diversos problemas de salud por falta de circulante y demandaron la realizació­n de operativos médicos y de entrega de alimentos para amortiguar su situación.

“No es fácil comer guineo vacío tres veces al día. Yo duro hasta un mes sin comerme un pedacito de carne y el arroz que tanto amo, apenas puedo verlo un día a la semana”, dijo Roberto Paula.

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Residentes del sector afirman que han enfrentado numerosos momentos de emergencia .

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