La ventanilla de China
UNO: LOS DINEROS CHINOS.- El establecimiento político dominicano saludó las relaciones entre las repúblicas Popular China y Dominicana. Un logro evidente del gobierno y de Danilo Medina. Con el viaje al continente asiático, sin embargo, vinieron los periquitos. Un legislador pidió transparencia en los acuerdos, un exdiputado demandó que fueran publicados y los economistas advirtieron sobre préstamos. De transparencia nada que no fuera ambos mandatarios -’panas full’, al parecer– hablando como amigos de años, de las excelencias del ron y tabaco. Los acuerdos fueron muchos, creo que 18, pero todavía no se conoce nada en detalle. Y de los posibles préstamos tampoco, pues la actual administración no tiene apuros en esa área. Cada puerta de banco que toca se abre hasta con alfombra roja. Aunque se sabe que los chinos tienen dinero a patada, y no es verdad que cuando el prestamista de la esquina se niegue, el gobierno dominicano no va a acudir a su ventanilla. Los chinos siempre están en la mira, y habría que preguntarse para qué amistad con un rico, si no resuelve. Leonel Fernández pensó en el inicio de su segundo mandato en los dineros chinos, pero de los chinos la provincia sublevada…
DOS: CAMBIANDO DE TEMAS, DE PAPELES.-
El tiempo político dominicano nunca va rápido, pero sí da vueltas, y tantas, que vuelve permanente a sus inicios, como si nunca hubiera arrancado. Lo de China queda para después, o tal vez se vuelva a hablar cuando las plantas de Punta Catalina empiecen a operar y se considere el negocio más en firme. El gobierno se salva de los acosos sin hacer nada, o por el solo cambio de humor de la oposición. Ahora no se le persigue ni por corrupción. El tema en el tapete, y al que todos tiran como si fuera piñata, es al Pacto Migratorio de la ONU. Se le reclama que no lo firme, y se le pone de ejemplo a los Estados Unidos, de Donald Trump. Estados Unidos no es el mejor modelo, pues se resiste a todo ordenamiento y concibe el mundo como una sola pieza, y que sea suya. Y Trump en ese punto se lleva la partida. No solo no suscribe lo pendiente, sino que reconsidera los compromisos. Lo del Pacto Migratorio se asume con una vehemencia que se asemeja a la histeria, y podría estar sucediendo lo mismo que con la enseñanza de la Biblia en las escuelas: mucha espuma y poco chocolate. No se habla del tema, y cada sector aparentemente depuso las armas, y aunque el propósito se mantiene, será otro el momento. Nadie sabe qué harán finalmente las autoridades, muy entregadas o integradas a los asuntos de la ONU…
TRES: COMISIÓN SUERO DE MIEL.-
La comisión que estudia la Ley Electoral no debió ser la misma que se ocupó de la Ley de Partidos. El trabajo dejó mucho que desear, primero, por la lentitud; segundo, por las subordinaciones; tercero, por los conciliábulos; cuarto, por el penoso resultado. Una legislación que dependa de lo que decida un tribunal, aunque sea Alta Corte, es un problema a resolver. Si la pieza hubiera sido conocida y aprobada con mayor entereza, las fallas que se advierten y dan pie a los intransigentes, no fueran preocupación. La manera de ahora se parece mucho a la de antes. Displicencia, parsimonia, como si el cometido no tuviera fecha. Olvidan que después que el proyecto sea sancionado, habrá que hacer el reglamento, y que no puede procederse a lo segundo si no se supera lo primero. El reglamento de la Ley de Partidos todavía, y si por consenso fuera, es la de nunca acabar. Solo basta esperar que no se repita la experiencia anterior de declararse impotente, quitarse del medio y dejar que el liderazgo mayor resolviera por trasmano. Hasta ahora no se conoce incidente, pero no sorprendería que llevado a manos de Leonel Fernández y Danilo Medina, estos creen un escenario de disputas. Las consabidas discrepancias. Como ocurrió con las primarias abiertas que ahora se aplauden como salvación y antes se denunciaron como gabela aviesa…
CUATRO: EL VOTO ELECTRÓNICO.-
El voto electrónico todavía no se sabe lo que es, pero se aplicó en las elecciones de la Hermandad de Veteranos y el resultado se obtuvo en minutos. La Junta Central Electoral celebra la ocurrencia y algunos políticos o potenciales candidatos se dejan contagiar del organismo. Conviene, sin embargo, que haya mayor cuidado, y de parte y parte. Que los políticos no digan que si, sin estar verdaderamente convencidos y que la Junta --por igual--, no se crea que tiene a Dios agarrado por una mano por el rápido respaldo de los partidos. Hay que cuidarse y cubrirse de que no suceda lo de los escáneres, que eran y son otra cosa, pero se tuvo en principio como una maravilla del mundo electoral y después como una desgracia virtual. Roberto Rosario implementó porque creyó tener todo a su favor, y en ese todo estuvo el apoyo de boca de dirigentes importantes de partidos. Dieron conformidad cuando estaban en buenas con el entonces presidente de la JCE, pero a la hora del none, al darse cuenta de que eran causa perdida, se olvidaron del consentimiento previo y usaron los escáneres como armas de destrucción masiva. Una especie de bumerán contra Rosario. Julio César Castaños debe aprender en experiencia ajena. Hacer lo que tenga que hacer, sin confiarse en el respaldo ocasional de los partidos o de los políticos amigos…