Si Danilo no va
Si Danilo Medina dijera ahora o en marzo que no va a buscar un nuevo período presidencial, inmediatamente pasaría a condición de un nuevo padre de la patria. Sería el gran salvador de todo, y su gobierno uno de los mejores de la historia nacional.
La reelección del presidente es la obsesión de una oposición sin nada que ofrecer, que no prende, que tiene graves problemas internos y que ha gobernado y su paso por el poder es de triste recordación para todos, pero principalmente para los menos favorecidos por la suerte que vieron convertirse la famosa sonrisa del triunfo en una dolorosa mueca de dolor.
Se quiera que no, los gobiernos del PLD han sido positivos, de progreso, y el de Danilo Medina es el que más logros ha tenido que han tocado al pueblo pobre, bastan las visitas sorpresa, la Revolución educativa y la salud para entender el respaldo real, sin encuestas ni lambonismos que uno puede oír y sentir en los barrios y en las calles del país.
Hay que saber cómo lo sabemos los que andamos a pie y a veces en motores lo que piensa en realidad un país sobre una obra de gobierno, pero la oposición de aire acondicionado y de sueños, esa que parece nació enferma con alcanzar el poder político porque ya no puede vivir sin hacer más dinero en el poder económico, no lo ve o no lo acepta y quizás juega a ver si se saca el premio sencillamente.
Aquí hay una clase pobre, el campo para más ver, y una clase media, unida a sectores poderosos económicamente hablando que saben muy bien lo que pueden poner en riesgo, como en el pasado, si se aventuran a buscar en una oposición que no se sabe bien que quiere hacer con el poder.
Los pobres saben que un rico sin sensibilidad social dirigiendo los destinos nacionales es una apuesta al hambre y la carestía de todo que se vivió en el pasado no muy lejano.
No es que Danilo Medina y el PLD deben ser eternos en el ejercicio del poder, pero la realidad nos dice que hay que ser cautos e inteligentes y hay una obra inconclusa que el país no se puede perder por el simple placer de desterrar del poder a quien lo está haciendo muy bien.
Danilo Medina tiene en su obra de gobierno la cruz que lo obliga por el bien de los dominicanos a cargar con ella y seguir con el voto de las mayorías trillando el camino del progreso.
Por mi parte, ante de los insultos que vienen, les recuerdo que soy bocina gratis, pero sobre todo danilomasoquista. Amén.