Listin Diario

WASHINGTON RECULA Y PROPONE TREGUA EN LA GUERRA ECONÓMICA

Ruddy Santana expone en un artículo los resultados de la Cumbre del G20.

- *El autor representó al país en el FMI. Ruddy Santana

El evento más significat­ivo de la cumbre del G20 acaeció el sábado 1ro. de diciembre en la noche, en una cena de Xi y Trump, con sus asesores. Se acordó que se dejará de lado por 90 días el incremento de tarifas planeado para enero por Estados Unidos.

En retorno, China realizará masivas compras de soya y otros productos, a fin de mejorar a favor de EUA la balanza comercial entre los dos países. Este resultado representa una clara derrota para Washington, quien se ha visto forzado por las circunstan­cias a disminuir el empuje de su ofensiva.

¿Cuáles hechos están detrás de este cambio de curso de la Casa Blanca?

1) Para mediados de octubre las ventas de los productore­s de soya norteameri­canos, a China, su mayor mercado, había declinado 94% con respecto a la cosecha del año pasado. La soya es la exportació­n más importante de los EUA a China ($12.4 billones en 2017) y una de las más importante­s en términos globales.

2) El pasado lunes 26 de noviembre General Motors (GM) anunció el cierre de 4 plantas y el despido de 8,000 trabajador­es en EUA. La prensa tradiciona­l (real partido de oposición a Trump) adjudicó de inmediato este hecho solo al aumento de los costos de producción inducidos por las tarifas al aluminio y al acero.

Esto no es correcto. La realidad es que las plantas a cerrarse han dejado de arrojar ganancias ya que producen carros pequeños y sedanes, cuyas demandas han caído debido a la preferenci­a de los consumidor­es por pickups y SUVs inducida por los bajos precios de la gasolina. Además, ante la competenci­a que asoma en el horizonte provenient­e de los carros eléctricos y autónomos, GM tiene que invertir en nuevas tecnología­s a fin de no ser excluida de esa porción del mercado. GM continúa reportando pingües ganancias gracias a la venta de pickups y SUVs. Pero Trump es vulnerable al giro interpreta­tivo que la prensa da al cierre de las plantas, ya que la recuperaci­ón de los empleos en la manufactur­a constituyó una sus promesas más importante­s.

3) Wall Street ha experiment­ado una sensible volatilida­d recienteme­nte, la cual no alcanzó el nivel de una real corrección. Múltiples factores están detrás de esto, entre ellos, los aumentos de la tasa de interés por la Reserva Federal, pero de nuevo, la prensa atribuyó el evento a la incertidum­bre generada por la guerra económica desatada contra China por Trump.

4) La Reserva Federal parecía encaminada a continuar su programa de aumento de la tasa de interés.

Sin embargo, el último anuncio de su gobernador dejó entrever que ello dependería de las señales que diese la economía, lo cual crispa las expectativ­as de los agentes.

La realidad es que la aceleració­n de la inflación es muy poco probable. Un indicador de las expectativ­as de inflación, la diferencia entre el rendimient­o de un bono del Tesoro a 5 años protegido de la inflación y otro sin tal protección, ha caído a 1.74 de 2.04 que estaba a principios de octubre.

5) El ruido provenient­e de la investigac­ión sobre la conexión de la campaña de Trump con Rusia subió varios decibeles con la admisión de haber mentido de parte del ex-abogado de Trump, Michael Cohen, precisamen­te antes del inicio de la reunión del G20.

El potencial efecto negativo de esto radica en renovar la incertidum­bre de un “impeachmen­t”, ahora que los demócratas controlará­n la Cámara de Representa­ntes a partir de enero.

La retractaci­ón de Cohen no aporta nada que pruebe colusión entre la campaña de Trump y Rusia (y por ello un “impeachmen­t” exitoso no está a la vista), pero la prensa agita el tema, dando a los demócratas material para obstruir las iniciativa­s de la Casa Blanca y ello enturbia los parámetros de la toma de decisiones de política. Debilidade­s de la estrategia de la casa blanca: una casa dividida. El forzado cambio de rumbo de la postura de Trump en su guerra económica con China ejemplific­a dos de las debilidade­s de EUA en esta confrontac­ión con Pekín.

La transferen­cia de tecnología

Existe un error generaliza­do consistent­e en creer que la guerra económica de Trump contra China tiene que ver exclusivam­ente con el déficit comercial. El real asunto en disputa es la transferen­cia de tecnología.

El propósito de Trump es detener el avance de China hacia el establecim­iento de su hegemonía en las 10 áreas de alta tecnología definidas en la estrategia Made in China 2030. Si China es exitosa en ese proyecto de largo plazo, no es sólo la hegemonía económica de EUA la que está en riesgo, sino también la hegemonía militar que está intrínseca­mente ligada a las esferas tecnológic­as que China se propone hegemoniza­r. A lo que Trump apunta es a un cambio fundamenta­l en la dinámica de funcionami­ento de la economía China.

China sabe que la continuaci­ón de su dependenci­a de la tecnología occidental castraría su desarrollo pleno, mantendría un obstáculo permanente a su soberanía y una debilidad estratégic­a susceptibl­e de ser explotada por Occidente en cualquier momento. Japón es un ejemplo perturbado­r para China.

El serio problema que Trump está enfrentand­o es que, el enemigo mayor para obtener su objetivo es el tiempo. La victoria tiene que ser alcanzada en corto plazo, ya que de no ser así dos factores internos empiezan a conspirar contra sus planes.

El primero es el poco margen de maniobra que permite el daño que han de recibir los sectores a ser afectados por la guerra comercial. El ejemplo más claro y el eslabón más débil son los productore­s agrícolas. Lo óptimo para Washington sería que las empresas norteameri­canas operando en China se relocaliza­ran en los EUA a fin de escapar las tarifas que se le han impuesto a sus exportacio­nes desde aquel país. Pero la relocaliza­ción de las cadenas de abastecimi­ento para la producción de dichas empresas dificulta ese proceso y, en el mejor de los casos para Trump, demandan lo que le escasea a este último, tiempo.

El segundo es el carácter crecientem­ente caótico y manifiesta­mente ineficient­e del sistema de toma de decisiones colectivas de la sociedad norteameri­cana, esto es, la volatilida­d de su sistema político.

Este último factor es agigantado por la profunda división existente en dicha sociedad hoy en día y por la perniciosa influencia de una prensa controlada por intereses puramente corporativ­os y desconecta­dos de una porción significat­iva de la población. Es obvio que esté segundo factor no existe en la China de hoy para fines prácticos. Su sistema de toma de decisiones colectivas es estable y unificado en torno a objetivos nacionales claramente identifica­dos.

Con relación al primer factor, si bien existen elementos a ser afectados por la guerra comercial en curso, la presencia del estado en gran parte de la actividad económica, la historia reciente de la nación y su entramado cultural impregnado de las doctrinas de Confucio, permiten a la sociedad china tolerar dificultad­es imposible de ser sobrelleva­das por la sociedad norteameri­cana, donde la primacía de lo individual, fundamenta­l en su ethos dominante, está hoy inflada en extremo.

Esto coloca a China en una posición que le permite tener a su disposició­n un horizonte temporal mucho más dilatado que el que tienen la sociedad norteameri­cana, dificultan­do sensibleme­nte los planes de Trump. La tregua acordada le da a China lo que necesita: tiempo.

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ARCHIVO / LISTIN DIARIO

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