CAMBIO CLIMÁTICO
LAS CABAÑUELAS YA NO APLICAN, DICE MICHELA IZZO.
Galardonada con el premio “Mujeres que cambian el mundo 2018” (BHD León), la especialista en medio ambiente Michela Izzo llegó de Italia en 2006.
Es la directora ejecutiva de la fundación Guakía Ambiente, organización sin fines de lucro que trabaja en todo el territorio de República Dominicana y en la región fronteriza de Haití “contribuyendo a mejorar la calidad de vida de la población y promoviendo la sostenibilidad ambiental”.
Con esta fundación colabora con el Programa de Pequeños Subsidios del Fondo para el Medio Ambiente Mundial de las Naciones Unidas (PPSSGP/FMAM /PNUD).
En la segunda entrega de su participación en el Encuentro Verde de Listín Diario, coordinado por la bióloga Yvonne Arias, Izzo compartió sus impresiones sobre los verdaderos riesgos que enfrenta la isla ante el cambio climático y cómo la participación gubernamental y ciudadana determinarán el éxito de una oportuna adaptación.
Ante la vulnerabilidad ya conocida de la isla, ¿cuál es el riesgo real del cambio climático?
Ahora todo el mundo, aunque sea en palabra, está enfocado en el cam- bio climático. Y lo que siempre digo es que el cambio climático es una presión más que se va a sumar a presiones ya existentes. Tenemos que tomar en cuenta que tenemos un territorio degradado y ese territorio no está en condiciones de recibir “eventos extremos”, lo que va a hacer el cambio climático es que esos eventos extremos se vuelvan cada vez más frecuentes, que se vuelvan la normalidad.
El punto es cómo nosotros logramos reducir la degradación de nuestro territorio para que pueda enfrentar esos eventos de una forma apropiada. En términos de isla Española, nosotros ya sabemos que estamos expuestos y en el futuro vamos a estar expuestos a fenómenos de lluvias intensas, porque en el último siglo lo que se ha visto es que hubo una intensificación y concentración de la lluvia. Hay áreas del país donde en un año está lloviendo más que antes, pero la lluvia no está distribuida durante todo el año, sino que se concentra en pocos episodios muy fuertes e intensos.
Es suficiente ver lo que pasó por ejemplo en la cuenca del Duey, del alto Haina, con la tormenta Noel. Ahí se abrieron más de 500 frentes de deslizamiento y los puntos de partida eran casi todos desde áreas donde no había cobertura arbórea. Esos son los efectos que se pueden prever para eventos futuros.