Listin Diario

La dilatada carrera de Mendy

- Juan Saint Hilaire Santiago

Más adelante, Monchín Pichardo le ofreció trabajar béisbol de invierno para Tigres del Licey, pero esa idea no cuajó. Como resultado de ese fallido intento, Félix Mario Aguiar lo contrató con Leones del Escogido. Al año siguiente fue a Nicaragua, allí duró una temporada y en 1981 llegó a las Águilas Cibaeñas para narrar en la cadena de televisión.

López destaca que de inmediato Freddy Mondesí fue una mano amiga que le ayudó bastante cuando llegó por primera vez al equipo cibaeño.

“Tienes que repetir cosas como “fly de foul por tercera base, el antesalist­a va detrás de la pelota, pero se le terminó el camino”, López cita lo anterior como un consejo que le dio Mondesí.

Su estancia con los aguiluchos perduró por cinco temporadas.

“Yo soy un cuentista literario frustrado y además un poeta frustrado. No me sentía cómodo diciendo “rodado por el campocorto” cuando yo sé que la gente lo estaba mirando y no me motivaba describir algo que estaban viendo. Lilín Díaz era la estrella del equipo y yo sabía que ahí no iba a penetrar, por eso me fui”, revela.

En ese orden, relata que Eddy Antún le preguntó cómo se sentiría narrando para las Estrellas de Oriente, y ahí comenzó una permanenci­a de cuatro estaciones con los verdes.

Pero cuatro años más tarde, Tito Hernández, a la sazón presidente de los amarillos, acordó con la directiva de las Estrellas y volvió a buscar a Mendy, desde entonces ha sido la voz oficial en radio de los cibaeños.

FORMACIÓN PARA DESCRIBIR DEL JUEGO

Yo escuchaba narradores decir: “Elevado al centerfiel­d, le parte el jardinero central y la captura”, entonces yo no entendía si le partió hacia adelante, atrás, a la izquierda o a la derecha. Por esas razones, yo comencé a decir “se movió rápido hacia adelante o va hacia atrás”, en definitiva son cosas que le recrean el verdadero escenario al oyente”, enfatiza Mendy.

“En vez de decir “batazo” yo dije “palo”, en vez de “largo” dije “grande”, explica el pimentelen­se que radica en Santiago desde 1989.

Por “batazo largo que se va de jonrón”, Mendy narra: ¡Ahí va un palo grande, grande, graaaande... la bola va pa- sando!... dando a la última de esas palabras el tono más alto que puede producir su voz y cuyo sonido hace que la emoción se apodere de los receptores que a la misma vez son transporta­dos imaginaria­mente al estadio donde se origina la jugada contada magistralm­ente por López.

Esa destreza forma parte de una actuación y despliegue que a juicio de Mendy fluye de manera natural, puesto que siempre se ha preocupado por hacer énfasis en poder describir fielmente lo que ocurre y contar lo que el oyente no está viendo, razón que le lleva a detallar cada cosa que ocurra dentro y fuera de la líneas de cal.

“Siempre quise “no parecerme a nadie”, y con el tiempo desarrollé la forma actual de contar. Eso no fue que me enfoqué en marcar un estilo propio, sino, buscaba simplement­e no parecerme a los demás que en ese momento eran los monstruos de la narración como fueron los casos de Billy Berroa, Lilín Díaz, Félix Acosta Núñez, el cubano Felo Ramírez y el argentino Buck Canel”, asegura.

Al ser cuestionad­o con relación a su estilo y forma de contar, López nos manifestó que el “maestro de la palabra”, Yaqui Núñez del Risco, una vez le dijo: “Mendy, tú no has creado un estilo, lo que has hecho es crear un código de narración que perdurará en el tiempo y el que no se agarre de él, está preso”.

Conforme le llega ese recuerdo, Mendy asevera: “Yo no sabía que había creado nada, ni fue mi intención, yo solo quería no parecerme a nadie más”.

Cuenta que le produjo una gran satisfacci­ón cuando conoció a su colega Ramírez en 1976 y este le dijo que al escucharlo pensó que era extranjero porque no se parecía a nadie. SU RUTINA

Con más de 40 años en el ejercicio de la narración, Mendy nos cuenta que su rutina de preparació­n incluye llegar muy temprano al campo de juego para poder presenciar las prácticas de bateo, de esa manera, como no quiere fallar en sus labores, ensaya narrando en su mente cada batazo conectado.

“Ellos (los jugadores) practican abajo y yo practico en la cabina, porque no descuido mi trabajo. Me exijo mucho, tengo que contar para que el público lo sienta. Eso me da una importante base de coordinaci­ón para poder realizar mi labor... es como un calentamie­nto, por eso desde que se escucha el canto de “play ball” ya estoy listo para el primer pitcheo”, puntualiza. ACEPTACIÓN Amparado por una trayectori­a diga de admiración a Mendy todos le quieren, respetan y profesan cariño.

En ese sentido, manifiesta esas son algunas de las cosas que le proporcion­an mayor plenitud, sin embargo, nota que el cariño es lo más importante para él.

“Si tuviera que escoger una de esa tres manifestac­iones, preferiría que me todos den cariño... sin eso no tendría ánimos de continuar”, declara López, visiblemen­te emocionado.

Cuando fanáticos le solici- tan tomarse una foto con ellos y lo ven un sueño convertido en realidad provoca en Mendy una gran satisfacci­ón.

En relación con esto, revela que le paso algo extraordin­ario cuando laboró en Monterey, México.

“Cuatro personas llegaron con una bandera dominicana y el vocero me dijo: “somos dominicano­s, yo estudié aquí que te venimos a decir que estamos contigo... yo te escuché narrar cuando estabas con los Arroceros del Nordeste en 1975. Ahí me puse a llorar de felicidad. esa emoción fue tan grande al ver mi bandera. Eso fue inolvidabl­e”, expone. SU VICIO ES EL BÉISBOL Yo no me concibo vivir sin saber de béisbol, qué pasó?, quién ganó o quién perdió? Esto es un vicio. Cuando me quedo en casa por motivo de enfermedad o indisposic­ión y las Águilas están jugando en el Estadio Cibao, yo no quiero ver, ni oir el juego, porque me siento peor, por no poder estar ahí”, dice.

SE SIENTE EN PLENITUD CON SU AMBIENTE LABORAL

“Tengo la suerte de quererlo a ustedes que son como mi familia”, sostiene al referirse a sus compañeros de transmisió­n Andrés García, Kevin Cabral, Santana Martínez, Roling Fermín, Danilo Basilio, Raquel Infante, Víctor Marte, Ernesto Rosario y Rolando Eduardo Fermín.

“Cuando me inicié no era igual. Cuando yo surgí era una época de estrellas, yo no recibí tan bonita acogida, sin embargo, un día llegué llorando a mi casa, y me prometí que yo iba a ser un narrador de verdad y el joven que pusieran a mi lado nunca se iba a sentir mal”, explica.

En ese sentido añade: “Si puedo darte un consejo bueno te lo doy, pero nunca iré a una oficina a decir, quítenme ese muchacho de ahí, porque yo soy una estrella. Dios me libre .... porque yo fui víctima de eso precisamen­te. Dios me ha librado de no ser así”, asiente.

Señala que ha tenido grandes amigos en la crónica deportiva, como son Mickey Mena, Nova Ramírez, Jorge Bournigal, Juan Báez, José Bejarán, Radhamés González, entre muchos más. SU SALUD

“Me siento muy contento y puedo dar más, pero no voy a vacilar cuando me falte la voz o la vista. Yo seguiré hasta que Dios quiera, y si me da la salud, llegaré hasta que mi cuerpo aguante, sentenció Mendy.

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ONELIO DOMÍNGUEZ/LISTÍN DIARIO Méritos. Mendy López junto a varios trofeos y placas que testimonia­n su exitosa carrera como narrador deportivo.
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Testimonio. Mendy López exhibe un reportaje que destaca su dilatada carrera como narrador de béisbol.

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